
Cómo Revertir el Fracaso Escolar: No es Tarde!
La mayoría de las veces los padres se sienten incompetentes o indecisos en el momento de tomar medidas cuando sus hijos no van bien en el colegio y tienden a cometer una serie de errores como el castigo. Descubrir el origen del problema es el primer paso para superar este obstáculo que se soluciona por medio del trabajo común de progenitores y educadores.
Por qué ocurre
Los alumnos que pasan apuros en su educación no son “vagos”, “conflictivos” o “tontos”, como se cree habitualmente, ni su falta de éxito en los estudios se debe exclusivamente a problemas de conducta, como se apresura a afirmar mucha gente.
Tampoco es realista el extremo de que el que haya escolares con dificultades para superar con éxito las exigencias escolares, sólo obedece a los desatinos del sistema educativo, o a factores sociales y culturales, contra los que poco se puede hacer. Los padres pueden y deben hacer mucho para ayudar a sus hijos.
Pero ¿en qué consiste y a qué se debe este problema que se presenta en mayor o menor medida en la mayoría de los hogares, y cuáles son sus principales causas?.
En general, se habla de fracaso escolar cuando el alumno no consigue los objetivos propuestos para su nivel y edad y existe un desaprovechamiento real de sus recursos intelectuales.
A veces surgen problemas debido al desajuste entre la edad cronológica y la intelectual, y porque el niño tiene un bajo nivel de lectura comprensiva, asociada a una falta de vocabulario y a la falta de hábitos de lectura.
En otro casos existe una falta de motivación hacia el aprendizaje, que puede obedecer a la falta de correlación entre los contenidos impartidos en el aula y las necesidades reales de la sociedad actual, o a la falta de estímulos positivos como el reconocimiento de los seres queridos o profesores.
Detrás de algunos casos de fracaso, se oculta la falta de esfuerzo, una dedicación de menor tiempo del necesario al estudio o un trabajo escolar de escasa intensidad, con baja concentración, comprensión y memorización de lo estudiado.
La falta de técnicas y hábitos de estudio, y la programación inadecuada de los estudios en el colegio también sabotean el éxito escolar .
En otros casos se debe a los problemas emocionales que surgen en los niños con carencias afectivas o, por el contrario, por ser sobreprotegidos. También puede haber un problema de hiperactividad, o por inseguridad, o por un exceso de fantasía, que causan reacciones negativas hacia el profesor y compañeros y dificultades de integración en el aula.
También puede haber en el origen problemas orgánicos, como las deficiencias visuales, que provocan cierto grado de absentismo escolar o enfermedades que genera cierto grado de cansancio en el niño, las cuales dificultan su avance.
La televisión, los videojuegos, juegos de ordenador y videoconsolas también tienen una influencia negativa en el rendimiento escolar cuando se utilizan en exceso, restando tiempo y dedicación a los estudios.
Ante los problemas de fracaso escolar la mayoría de los padres cometen una serie de errores clásicos: castigan a su hijo cuando le trae su libreta de notas aunque no se hayan preocupado por él durante el curso escolar, buscan de inmediata un profesor particular, los humillan con frases como “no vas a ser nada en la vida” ó “eres un inútil”, y no hacen nada después de los grandes gritos, volviendo a abandonar al chico a su suerte.
Según los expertos en educación las medidas para recuperar la senda del éxito escolar son otras, las que siguen:.
Explique sus objetivos. En vez de asediar a su hijo con la idea de que tiene que estudiar, expóngale cuales son los objetivos que quiere conseguir y qué se espera de él.
Comuníquese. Antes de tomar cualquier decisión dialogue con el niño para saber cuál son sus problemas y ver que tipo de ayuda puede ofrecerle usted, como padre.
Motívelos. Para aumentar la motivación por los estudios inculque a su hijos responsabilidad y disciplina, por ejemplo haciéndole responsable de algunas tareas de la casa. Los niños deben estudiar más por medio de la persuasión y la estimulación, que por amenazas o castigos.
Predique con el ejemplo. Enseñe a sus hijos a estudiar o facilítele los recursos para que lo haga: si un pequeño observa que en su casa se lee y se comparten conocimientos con él es más fácil que desee aprender.
Acepte que su hijo tiene dificultades. Analice el problema, localice dónde falla el proceso educativo y ponga los medios necesarios para superarlo.
Mantenga el contacto con el colegio. El niño debe sentir que sus estudios son un asunto que interesa. No sólo importan sus notas, sino también su relación con los compañeros y profesores.
Participe en las actividades escolares que impliquen a los padres.
Ayúdele con moderación.
Atienda las necesidades de su hijo y preguntas en casa, pero no le haga el trabajo.
Explíquele que usted no conoce la respuesta a todas las preguntas y propóngale buscar juntos las que desconoce.
Refuerce su autoestima.
Demuestre a su hijo que le quiere no por sus éxitos, sino a él como persona.
Potencie en él niño la confianza en sí mismo, celebrando sus éxitos, por mínimos que sean y enseñándole a no desanimarse, a ser tenaz y buscar alternativas.
Jamás le compare con sus hermanos o amigos, ni le haga sentirse inútil o culpable.
Aumente la calidad de su ocio. En lugar de que solo vea televisión o disfrute de los videojuegos, enséñele programas adecuados, llévele a museos, cuéntele historias y mantenga su contacto con la Naturaleza.