Cruza Minusválido indocumentado a EU en busca de auxilio médico!

Salió el mes pasado de La Teresa, Acambay, en el Estado de México, para llegar a Houston, Texas,

Dallas.- Un indocumentado mexicano minusválido cruzó la frontera en silla de ruedas para buscar en Estados Unidos a un médico que pueda volverlo hacer caminar y con la esperanza de encontrar justicia por el accidente de trabajo que lo dejó inválido.

Everardo Pérez, de 23 años, salió el mes pasado de la comunidad de La Teresa, Acambay, en el Estado de México, para llegar a Houston, Texas, donde ocho años atrás un accidente de trabajo lo dejó parapléjico sin que la empresa en la que laboraba lo apoyara.

La travesía le tomó 12 días y Everardo pudo llegar a su destino gracias a la ayuda de múltiples samaritanos que lo auxiliaron en el camino, especialmente cuatro compasivos coyotes (traficantes) que decidieron cruzarlo. Su desesperación por un alivio lo impulsó a superar sus limitaciones físicas y a rebasar todas las barreras tecnológicas que han sido colocadas en la línea internacional para impedir el paso de inmigrantes indocumentados.

Everardo cruzó la frontera por el área de Reynosa en el estado mexicano de Tamaulipas, flotando a través del Río Bravo sobre una cámara de llanta, con su silla de ruedas a un lado.

Logró librar la margen norte del río arrastrado por los coyotes que le amarraron una piola a su cuerpo para poderlo jalar y continuó su marcha por el desierto del sur de Texas sentado sobre la silla de ruedas, salvando los cercos de púas con la ayuda de sus guías.

Así prosiguió hasta llegar al lugar donde se logra evadir el punto de revisión carretera de la Patrulla Fronteriza y donde los coyotes “dan el raite” hacia el interior del territorio estadunidense.

De esta forma, una madrugada de principios de octubre, Everardo tocó la puerta del apartamento del noroeste de Houston donde se asiste su padre, quien había llegado a esa ciudad dos meses antes.

La misma desesperación lo había motivado a él dos meses antes a dejar su comunidad y a su familia para buscar un empleo en Estados Unidos y enviar dinero a su esposa y a sus ocho hijos, incluido Everardo.

“Se nos acabó el dinero”, relató Pérez, un hombre de 50 años de edad que se vio obligado a vender la milpa donde sembraba maíz y la casa de la familia, para poder pagar la atención médica y las necesidades básicas que requiere Everardo, como pañales y catéteres.

Pérez dijo que la desfortuna de su familia comenzó en 1998 cuando varios amigos exhortaron a su hijo Everardo a que se fuera a Estados Unidos cuando apenas tenía 15 años.

Everardo llegó a Houston y comenzó a trabajar en una compañía de podar árboles llamada “Trees of Texas” y no había cumplido más de dos meses en el empleo cuando se cayó de un árbol desde una altura de siete metros.

Había comenzado a trabajar primero recogiendo las hojas y ramas y estaba apenas aprendiendo a subir a los árboles para hacer las podas cuando ocurrió el accidente.

Everardo pasó tres meses internado en el Hospital Público Ben Taub de Houston, antes de ser dado de alta sin que se le restableciera la sensibilidad y el movimiento de la cintura para abajo.

Everardo regresó a su hogar en México después del accidente con la ayuda del consulado de México en Houston que le otorgó un boleto de avión. Los médicos en Houston “nos dijeron que esperáramos, que con el tiempo se recuperaría pero no ha sido así”, dijo Pérez. Un doctor en México le informó que tal vez pudiera volver a caminar si recibía el tratamiento adecuado.

Con esa esperanza y luego de haber agotado los recursos económicos de la familia, la desesperación se apoderó de Everardo y de su padre y ocho años después de la tragedia, ambos se encuentran en Houston decididos a buscar el auxilio médico.

Pérez abrió una cuenta de banco en el Laredo National Bank, para solicitar donaciones con ese fin. El número de cuenta es el 103203844.

Padre e hijo han comenzado también a dar a conocer su caso a través de los medios de comunicación con la esperanza de encontrar un médico que le interese el caso, a pesar del riesgo de que la publicidad pudiera provocar que los deporten.

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