
Deportaciones Masivas ‘serían una locura’: Clinton
El ex presidente Bill Clinton dijo que el plan de reforma migratoria de la Cámara de Representantes, HR 4437, que propone deportaciones masivas de indocumentados en Estados Unidos “es una locura” y favoreció la aprobación de una ley que incluya la legalización.
Trabajan y pagan impuestos: Hablando en una entrevista conducida por el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, el ex mandatario dijo que la inmigración permite a Estados Unidos mantener su posición económica en un mundo cada vez más dependiente.
“Prácticamente el 100 por ciento de los inmigrantes que han venido a Estados Unidos, legal o ilegalmente, están trabajando”, lo que significa que no sólo están satisfaciendo sus propias necesidades sino también pagando impuestos y enviando dinero a sus familiares, detalló.
Clinton asistió a la entrevista invitado por Moreno como participante especial en una conferencia de dos días en la sede del BID, en Washington, que permitió a varios expositores plantear ideas sobre cómo crear oportunidades para un 70 por ciento de la población en el Hemisferio Occidental que vive con 300 dólares o menos al mes.
El ex presidente no tuvo una exposición central en el evento, sino que fue interrogado por Moreno acerca de tópicos que fueron, desde la globalización al comercio y la estabilidad mundial actual, comparados con el periodo de su mandato en la década pasada (1993-2001).
Temor a la criminalización: Clinton -cuya esposa Hillary Rodham Clinton, senadora por el estado de Nueva York es una potencial candidata presidencial demócrata en las elecciones del 2008- dijo que los republicanos de la Cámara Baja del Congreso estaban tratando de sacar adelante un proyecto que “declara delincuentes” a los indocumentados y empresarios que les den trabajo.
El proyecto mencionado por Clinton, HR 4437, fue aprobado en diciembre y se encuentra en fase de armonización con una versión de reforma migratoria que aprobó en mayo el Senado, proyecto que también propone la deportación, pero sólo de aquellos indocumentados que llevan menos de dos años en Estados Unidos.
El HR 4437, además de criminalizar la estadía ilegal y acelerar las deportaciones, cancela el sorteo de la lotería de visas, ordena construir un nuevo muro en la frontera sur y autoriza la construcción de nuevos centros penales para el encierro de indocumentados.
La versión de reforma migratoria de la Cámara Alta segmenta la población indocumentada en tres grupos y a cada uno de ellos lo trata de manera distinta.
El primer grupo lo integran indocumentados que llevan cinco años o más en el país. Ellos accederían a una residencia temporal de seis años y luego a la residencia permanente. Once años más tarde podrían solicitar la ciudadanía.
El segundo grupo lo integran indocumentados que llevan más de dos años y menos de cinco en el país. Ellos deberían registrarse en un puesto fronterizo y calificarían para un permiso temporal de trabajo hasta que cumplan cinco años de estadía.
El tercer grupo lo componen indocumentados que llevan menos de dos años en Estados Unidos, quienes no calificarían paran ningún tipo de beneficio y deberían irse del país.
Muro y nuevos agentes: Ambas versiones de reforma, sin embargo, incrementan la vigilancia en la frontera, autorizan la construcción de muros o vallas en la frontera con México y amplían la contratación de agentes para la Patrulla Fronteriza.
Clinton no habló sobre las vallas, pero dijo que en el caso de la deportación de indocumentados “no sólo era un recurso desesperado sino una locura” ante la falta de capacidad para crear formas de control fronterizo e inmigración. “No hay una solución perfecta…”, indicó. “Pero la ley que salga del Comité de Conferencia debe ser realista y humana”.
Un estudio reciente divulgado por el Pew Hispanic Center, grupo de Washington que estudia los movimientos migratorios, reveló que el número de indocumentados roza los 12 millones y que la mayoría es de origen mexicano.
El Comité de Conferencia no tiene fecha determinada para reunirse y redactar la versión final de la reforma migratoria, la que debe ser enviada a ambas cámaras para su aprobación final y luego al presidente George W. Bush para que la firme o la vete.