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Desde Madrid a Pompeya: Bueno, Bonito y Barato!

...Ciudades que tienen Imán porque su Historia nunca termina!

Cuando Sonia Trigal cierra los ojos y los vuelve a abrir instantes después, coqueta, es porque está recordando. Ella es una verdadera computadora humana, alberga en su mente miles de descripciones, nombres, fechas y demás; conoce muy cerca a la perfección la historia de casi cada país europeo. Sonia tiene 33 años y desde muy joven es guía turística internacional. Guiados por su sabiduría y experiencia recorrimos en autobús un pedazo de Europa, desde Madrid hasta Pompeya y la isla de Capri en el sur de Italia, recorriendo toda la Costa Azul francesa.

Más de 10 ciudades en dos semanas

“Es quizás la mejor manera de hacer turismo sin tener que preocuparse de nada, de idiomas, buscar restaurantes para cenar, mirar mapas para llegar hasta sitios turísticos, leer la historia de cada lugar visitado y demás”, dice Sonia quien ante cada viajero de su grupo es la cara de Cóndor Vacaciones, una empresa con una infraestructura enorme, especializada en tours por toda Europa y con sede en España, pero con oficinas en varias ciudades del continente.

Para algunos viajeros resulta incómodo el depender de horarios estrictos, de movimientos en grupo, madrugadas, a veces largas y molestas explicaciones de guías, en fin.

“Pero el sacrificio es pequeño comparado con los beneficios que se reciben. Es un turismo muy barato. El turista llega directamente a los sitios claves para conocer con un guía que le explica claramente cada detalle. Tenemos paquetes diferentes para cada gusto que incluyen muchas veces todos los alimentos, hoteles, seguros, transporte terrestre y en ocasiones aéreo, y más”, anota Jorge Martin, director comercial de Special Tours, una empresa española dedicada exclusivamente a comercializar tours en idioma español con clientes en Estados Unidos, toda América Latina, el Caribe y España.

En dos semanas conocimos más de medio millar de sitios turísticos en 16 ciudades. Comenzando en Toledo, muy cerca de Madrid, una ciudad que parece pintada por Dios para recrear la vista humana. Fue capital de España en alguna época por lo que reviste un gran valor histórico y aparte de sus calles, templos, casas antiguas y belleza arquitectónica alberga una de las obras geniales de El Greco, “El entierro del señor del conde de Orgaz” que junto a la explicación de cada detalle dada por los guías, admira a quien se le pone en frente.

Para ir hasta Toledo se recorre parte de La Mancha, donde los molinos de viento y muchos otros detalles le ponen a la imaginación puntos estratégicos para las andanzas de Don Quijote y Sancho Panza.

Madrid, Zaragoza y Barcelona tienen imán, en ellas la historia nunca se acaba. Sus plazas, catedrales, fuentes, construcciones antiguas y modernas como el Palacio Real, La Puerta del Sol, Catedral de la Almudena, Plaza Mayor en Madrid; la catedral de la Virgen del Pilar, patrona de Hispanoamérica , a orillas del imponente río Ebro en Zaragoza; El templo de la Sagrada Familia y otras creaciones de Antonio Gaudí, el puerto con su Colón imponente, y más en Barcelona, comienzan a elevar el espíritu del viajero en este recorrido maravilloso.

Para visitar la Costa Azul francesa hay que mantenerse muy despierto. De un costado el Mar Mediterráneo con decenas de puertos, castillos llenos de historia, sembrados de viñedos. Y del otro Los Montes Pirineos, el singular monte Monserrat, las canteras de mármol de Carrara, el lugar de donde provienen los perfumes más famosos del mundo cuya fabricación corresponde a una verdadera obra de arte que se origina en los invernaderos cercanos a Niza. Para fabricar un litro de esencia de perfume se necesita una tonelada de pétalos.

Tras llegar a Niza y darse una ducha, el viajero se dispone a disfrutar de una noche de fantasía en el principado de Mónaco. Montecarlo es tan pequeño que se recorre caminando. Tiene apenas 27.000 habitantes, todos millonarios. Frente a su monumental casino se estacionan los vehículos más sofisticados del mundo. Si usted no es millonario, en Montecarlo tendrá la oportunidad de sentirse como tal.

Después de un breve descanso, comienza entonces la conquista turística de Italia por el Norte. Rodando por un hermoso valle, casi bordeando Los Alpes Apeninos, llegamos hasta Milán, con su extraordinaria catedral y a la famosa Escala de Milán.

Verona, entre otros atractivos singulares, tiene el lugar donde imaginariamente William Shakespeare ubicó las escenas de “Romeo y Julieta”.

Millones de personas se han fotografiado con la estatua en bronce de Julieta con su seno derecho gastado porque la tradición es que el fotografiado debe poner allí la mano jocosamente. También está el balcón descrito en la novela y una puerta donde se pueden leer millares de mensajes de amor escritos en recortes de papel pegados a la pared con goma de mascar.

Y desde allí se viaja hasta Venecia donde la fascinación se apodera del viajero. Con su catedral y su plaza de San Marcos, llenas de historia; centenares de tiendas y las fábricas de cristal de murano; con sus canales milenarios donde el romance navega en góndola. Es la ciudad del encanto a la que todos quisieran regresar.

“Florencia es una ciudad con un encanto especial. Al llegar a esta ciudad cuna de la apoteosis artística, la primera contemplación es el Duomo de Santa María dei Fiore, el Baptisterio con la puerta del Paraíso. De allí en adelante, hasta donde el tiempo permita observar tanta maravilla.

Por supuesto, el atractivo máximo es el famoso David de Miguel Angel, la obra perfecta esculpida en un gigantesco trozo de mármol que tiene un imán poderoso para quien se le pone en frente pues embeleza de tal manera que se siente nostalgia al dejarle. El turista tampoco puede dejar de visitar la plaza de la Signoria y el Mercado de la Paja.

Después de recorrer la Umbría con sus valles y pueblos únicos en el mundo, y de visitar Asís, el pueblito de San Francisco de Asís, llegamos a Roma, “La Ciudad Eterna”, la de los monumentos tan espectaculares como su historia, el Coliseo Romano, el Arco de Constantino, la casa de Nerón, la fuente de Trevi, la Plaza España, la catedral San Juan de Letrán, la colina del Palatino, en fin. Y claro, aunque sea la primera vez que se visite la capital italiana y no se conozca muy bien, hay que aventurarse a dar un paseo por Trastévere, un barrio con inimaginables novedades y atractivos, además de buenos restaurantes.

Después, El Vaticano, con sus museos extraordinarios e interminables para llegar hasta la capilla Sixtina, otra de las maravillas donde Miguel Angel le robó un pergamino a la historia de la humanidad con sus frescos en el techo y su “Juicio Final”. Y claro, allí no termina la visita, también están las imponentes Basílica y Plaza de San Pedro.

“Venir a Italia y no visitar Pompeya es no darse el gusto de pisar los mismos terrenos de los antepasados”, comenta José “Pepe” Ortiz, un militar español que hizo parte del grupo de turistas junto a su esposa Lola..

“Ante nuestros ojos se asoman las ruinas más conservadas en Italia y la muestra más clara de cómo se vivía hace miles de años”, agrega Pepe. Esos habitantes vivían frente a la amenaza natural del volcán Vesubio que bañaba la ciudad en lava. Se observa también el lujo de las residencias de la época y el confort de sus habitantes que disponían de magníficos teatros, salas de concierto, restaurantes, plazas, piscinas públicas y hasta prostíbulos.

En años Antes de Cristo, Pompeya era una ciudad de 25.000 habitantes y hoy, curiosamente, tiene la misma cifra de pobladores.

Y después de visitar Pompeya y Nápoles se va en barco hasta la isla de Capri, con un puerto lleno de contrastes, con embarcaciones pequeñas de los pescadores del lugar y los lujos yates de los visitantes que vienen a descansar, a recrear su vista y su paladar.

La invitación al romance, las bellas grutas azul y blanca, los farallones, las construcciones enclavadas en montañas de roca, su funicular, el comercio y el limoncello, un licor único del lugar, hacen de Capri una delicia.

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