
¿El pago de tu casa te acaba?
Los consumidores dedican un porcentaje cada vez mayor de sus ingresos al pago de la hipoteca, sobrepasando en muchos casos lo recomendable para mantener saludables las finanzas personales.
El costo real de ser propietario de vivienda, que implica pago de hipoteca y otros conceptos relacionados, como seguros e impuestos, se ha incrementado 5 por ciento como promedio en la nación entre el año 2000 y 2005, según indican nuevos datos del Censo.
Durante el mismo período, el ingreso medio familiar en términos reales ha disminuido 2.8 por ciento, haciendo proporcionalmente mayor el esfuerzo económico necesario para ser propietario de una casa.
En muchas ciudades del país, los núcleos familiares están pagando porcentajes cercanos o superiores al 30 por ciento de todos los ingresos que reciben.
“Cualquiera que sea propietario de una casa o que haya estado buscando en el mercado para comprar en los en los últimos años, sabe de primera mano como ha crecido el valor de la vivienda desde 2000 a 2005”, indicó Louis Kincannon, director de la Oficina del Censo.
Con todo esto, el mercado de viviendas ha experimentado una gran actividad de compra-venta en el mismo período.
Impulsados por las bajas tasas de interés de los años recientes, más consumidores se han convertido en nuevos propietarios, con frecuencia asumiendo costos que ponen en peligro su capacidad real de pago.
Los hispanos han participado en éste “boom” de bienes raíces, incrementando el porcentaje de propietarios entre esta población a 50 por ciento, según datos de finales de 2005 del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano.
Al mismo tiempo, éste grupo poblacional está, junto con los afroamericanos, entre los que presentan mayores riesgos de ejecución hipotecaria (expropiación de la propiedad por el prestamista por incumplimiento de pago), de acuerdo con estudio publicado por el diario “The New York Times” en febrero de este año.
La proporción de los ingresos que se dedica al pago de los costos de propiedad es un aspecto fundamental a tener en cuenta, para saber qué se puede comprar y evitar exponerse al riesgo de ejecución hipotecaria.
Generalmente, muchos prestamistas consideran que la proporción que se destina a los costos de propiedad no debe exceder el 28 por ciento de los ingresos de que se disponen.
El consumidor es quien realmente debe estar seguro de hasta donde puede “presionar” su presupuesto para adquirir una casa, y ante la duda es preferible guiarse por los porcentajes más bajos.
Por ejemplo, una familia con ingresos inestables, o con un solo miembro proveedor y sin ahorros, debe considerar porcentajes más bajos de lo que se puede destinar a la compra de casa.
Por otro lado, una familia que no tiene deudas, con ahorros y entradas estables a largo plazo, puede tomar mayor riesgo en la proporción que dedica a la propiedad.
En cualquier caso, no es conveniente comprometerse con pagos de mensualidades que el consumidor siente que le quedan “apretadas” a su presupuesto.