
El Poder de los Inmigrantes YA NO se Puede Ocultar
Estados Unidos – Desde los campos de California hasta Nueva York, más de un millón de inmigrantes abandonaron el lunes sus empleos o escuelas, boicotearon los negocios y se unieron a manifestaciones multitudinarias para exigir una reforma migratoria integral en EEUU.
En el llamado “Día sin inmigrantes”, estas personas y los grupos que simpatizan con su causa en EEUU tomaron las calles de Dallas, Los Angeles, San Francisco, Nueva York, Chicago, Denver, Milwaukee, Houston o Washington, para denunciar la “criminalización” de los indocumentados y exigir su “legalización total”. Aunque es difícil cuantificar el impacto de la jornada de protestas, que coincidieron con el Día de los Trabajadores en el resto del mundo, informes preliminares dieron cuenta de un gran ausentismo laboral tanto en el sector agrícola como en restaurantes, hoteles, obras de construcción y algunos centros médicos.
En nuestra ciudad los inmigrantes, se manifestaron en varios puntos estratégicos de la ciudad como lo fueron el City Hall, Pike Park y Kiest Park donde miles y miles de personas pacíficamente dieron excelentes clases de civismo al vivier momentos históricos que se esperan fructifiquen en poco tiempo.En otras partes del país, ciudades como Nueva Jersey, Rhode Island, Oregón y Pensilvania, los activistas llegaron a las oficinas de funcionarios locales para recabar más apoyo a su causa.
Según cifras de la alcaldía de Los Angeles (California), dos manifestaciones congregaron a unas 400.000 personas, un número similar al registrado en Chicago, según dijo la policía.
Decenas de miles marcharon en Nueva York, 75.000 en Denver (Colorado), 15.000 en Houston (Texas), 50.000 en San José (California) y más de 30.000 en la Florida.
Fuentes oficiales señalaron que en total el número de manifestantes en todo el país superó el millón.
El objetivo fue mostrar a la opinión pública que los inmigrantes, lejos de ser una carga pública, contribuyen al desarrollo económico del país.
Los extranjeros son el 15 por ciento de la fuerza laboral de EEUU, pero conforman el 24 por ciento del sector agrícola y, en otros sectores, son la principal fuente de mano de obra barata.
Por un lado, la convocatoria estuvo marcada por el cierre de negocios, aulas vacías y marchas incluso en las comunidades fronterizas con México y, por otro, por las voces de escepticismo sobre si el boicot era o no la estrategia de presión más acertada.
En Los Angeles, la mayor parte de los negocios hispanos cerró sus puertas desde el domingo, en solidaridad con los inmigrantes.
Esta movilización “sin precedentes” se produce en momentos en que el Congreso, dominado por los republicanos, estudia iniciativas para efectuar una reforma migratoria, la primera desde 1986, entre ellas las de sectores conservadores que exigen mano dura contra la inmigración ilegal.
En respuesta, los grupos pro-inmigrantes levantaron su voz para condenar proyectos de ley como el del republicano James Sensenbrenner, que convierte en delincuentes a los inmigrantes clandestinos y penaliza a quienes los contraten o les ofrezcan ayuda.
Cualquier medida que apruebe el Senado, posiblemente a finales de mes, tiene que ser homologada con la de Sensenbrenner, que fue aprobada en la Cámara de Representantes, antes de convertirse en ley. “El activismo y las manifestaciones reflejan la determinación de los inmigrantes de exigir igualdad de derechos y demostrar que el país los necesita”.
“Estas marchas le han puesto un rostro al problema de la inmigración ilegal, porque los indocumentados son indispensables en muchos sectores de la economía. Tanto el Congreso como el presidente (George W.) Bush creemos que harían bien en mostrar un mayor liderazgo” respecto a este asunto.
En señal de solidaridad, compañías de alimentos como Goya, Tyson Foods, Perdue Farms y Cargill Inc decidieron cerrar algunas de sus plantas o dar el día libre a sus trabajadores para que participasen en las movilizaciones, que dieron seguimiento a las protestas efectuadas en marzo y abril pasados, asimismo una gran cantidad de negocios grandes, medianos y pequeños también cerraron sus puertas para apoyar la lucha de sus empleados inmigrantes.