<!--:es-->‘Gracias por dejarla en México’!<!--:-->

‘Gracias por dejarla en México’!

Cd. de México.-Con miles de aplausos, como los que recibió en vida, fue recibida una parte de las cenizas de Rocío Dúrcal en la Basílica de Guadalupe, lugar que desde ayer se convirtió en su última morada.

Los corazones de sus admiradores mexicanos se unieron con los corazones españoles de la familia de la cantante para ofrecerle un homenaje que inició a las 17:00 horas en la explanada de La Villa.

“Queremos a tu mamá, gracias por dejárnosla aquí”, le gritó una señora a Shaila, una de las hijas de la intérprete que falleció el 25 de marzo a consecuencia de cáncer pulmonar.

Tanto Shaila como sus hermanos Antonio y Carmen, y su papá, Antonio Morales “Junior”, derramaron lágrimas al escuchar todas las porras, vivas y aplausos que la gente le ofrecía a su ídolo. “Estoy encantado del recibimiento que nos habéis dado, y ese cariño que mi madre ha arrastrado y que vosotros han demostrado de vuelta. Las demostraciones de cariño por parte del pueblo mexicano han sido siempre amplias”, dijo Antonio, hijo de la intérprete.

El dolor se veía reflejado en el rostro de todos los familiares de Rocío, pero éste se mitigó un poco cuando se dejaron abrazar por algunos admiradores de la cantante, quienes les daban el pésame también llorando.

Para terminar el homenaje, los grupos de mariachis Sonidos de América, Premier y De la Ciudad de México, que alguna vez tocaron en el País junto a la intérprete, entonaron “Amor Eterno”, “Costumbres” y “Me Nace del Corazón”.

A las 18:00 horas, Monseñor Diego Monroy salió para bendecir las cenizas, y abriendo camino con un incensario, escoltaron éstas hasta dentro de la iglesia.

Ahí, en primera fila, la familia de Rocío y algunas figuras como José José y Maxine Woodside escucharon atentos la misa que ofició el Cardenal Norberto Rivera.

“Mi mamá quería volver a México y se quedó con esa espinita. Ella se quería quedar aquí, así que les dejamos un pedacito de ella para que la cuiden y le traigan flores. Muchas gracias por acompañarnos”, fueron las palabras que Carmen ofreció casi al término de la eucaristía.

Al final, los monaguillos empezaron a tararear “Amor Eterno”, sonido que siguieron los mariachis, al tiempo que el cura bendecía las cenizas de Rocío y le deseaba descanso eterno.

Una vez más, una fuerte ovación acompañó a los familiares, quienes cargando las cenizas de Rocío se dirigieron a las criptas del lugar para darle el último adiós.

Share