<!--:es-->La casa de las mil habitaciones
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La casa de las mil habitaciones …50 años tardó su construcción

Los Wang eran una familia china unida históricamente a la agricultura y a la industria del tofu durante la dinastía Qing (1644-1911). Gracias a su trabajo y esfuerzo comenzaron a prosperar, lo que les permitió construir una macro residencia de 1,118 habitaciones que tardaron casi 50 años en finalizar.

Años de historia

Esta enorme mansión, que en la actualidad está abierta al público, está situada en la ciudad de Jingsheng, a 22 millas de Pingyao en la provincia oriental de Shanxi, cerca de otra residencia tal vez más conocida pero más pequeña, la de la familia Qiao, en la que el director chino Zhang Yimou grabó La linterna roja.

El ambiente que recreó en los aposentos de los Qiao en esta película, en la que la actriz Gong Li da vida a una joven de 20 años que se convierte en la cuarta esposa de un rico patriarca, poco tiene que ver con el que se respiró en la realidad en ninguna de las dos residencias mencionadas.

Sin embargo, sí que sirve para hacerse una idea del diseño de la mansión, la decoración de la época, de las linternas rojas que alumbran por la noche en los aposentos, aunque en realidad no tantas como las que usó Zhang Yimou o imaginar que estás paseando entre tejados.

La construcción de la residencia de los Wang comenzó tras el traslado de la familia desde Taiyuan, la capital de Shanxi, donde habían vivido las primeras generaciones, hasta Jingsheng, decisión que tomó Wang Shi, buscando un futuro más próspero que si encontró.

El cambio resultó acertado y los negocios comenzaron a reportar beneficios con los que comenzaron a hacer una lujosa residencia para todos los Wang en 1762.

Este tipo de vivienda está formada por varias casas individuales alrededor de un cuadro, cada una pertenece a un miembro de la familia diferente, creándose otras adicionales para acomodar a los nuevos miembros que lleguen.

Además goza de amplios y múltiples patios y jardines interiores que dan a sus residentes tranquilidad e intimidad; los más interiores son los reservados para los miembros de la familia y los amigos más íntimos, mientras que los situados más en el exterior eran para recibir a los visitantes y a los extranjeros.

Alejada de la montaña y cercana al río, el turista de hoy se puede llegar a sentir perdido dentro de la residencia por la cantidad de pequeños pasillos, patios y construcciones similares que tiene.

Tampoco deben olvidar fijarse en las tallas esculpidas sobre diferentes materiales como madera, ladrillo y piedra, con motivos florales, cabezas de animales, figuras taoÌstas, dragones y tambores, entre otros.

En algunas de las habitaciones están expuestos hoy en día los muebles y accesorios tal y como estaban cuando los miembros de la familia Wang vivían en ellas, mientras que en otras salas hay pinturas y obras de caligrafía.

Y para descansar de los grandes pasillos que llegan a ser un gran laberinto, nada mejor que subir a la fortificación que rodea la residencia, desde la que se contemplan los tejados grises, localizados en diferentes niveles que parecen solaparse y formar una estructura unida.

La prosperidad familiar en los negocios también les permitió construir otras casas, templos, graneros, puentes y carreteras, además de conseguir que 12 miembros de la familia fuesen destacados oficiales del gobierno.

Sin embargo, la popularidad de los Wang empezó a disminuir en el siglo XVIII cuando las nuevas generaciones abandonaron los valores o actividades familiares y optaron por otros trabajos y vivir de las rentas de sus antepasados.

Al final, la historia de 27 generaciones de prosperidad y 680 años de negocios de éxito terminó y los últimos miembros emigraron de nuevo. Su residencia fue abierta al público en agosto de 1997 y presenta un buen estado de conservación, además de incluir un museo sobre la familia en el interior de la misma.

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