
La educacion sexual y el aborto!
Muchas veces, se le llama “educación sexual” a la información que se imparte sobre los anticonceptivos, especialmente a la juventud. La “educación sexual” debe distinguirse de la educación sobre el amor, la castidad y la sexualidad que los padres de familia, como los primeros y principales educadores de sus hijos, les dan a éstos de forma respetuosa y promoviendo los valores morales. Pero los que promueven la “educación sexual” no buscan fomentar la castidad, sino que pretenden (falsamente) impedir el aumento del aborto, de los embarazos fuera del matrimonio y de las enfermedades de transmisión sexual. En este capítulo mostraremos la falsedad de este razonamiento, utilizando los datos de países con una larga experiencia en la implementación de la “educación sexual”, sobre todo los Estados Unidos.
La “educación sexual” y el aumento de la promiscuidad
Desde 1970, se han implementado programas de “educación sexual” en las escuelas públicas de los Estados Unidos que proporcionan información sobre los métodos de “planificación familiar” (anticonceptivos). Estos programas tienen el objetivo de impedir los embarazos fuera del matrimonio, los abortos y las enfermedades de transmisión sexual. Sin embargo, como se verá más adelante, todos estos problemas han aumentado precisamente desde que comenzaron estos programas1.
El aumento de todos estos problemas se debe a un aumento de la promiscuidad debido a estos programas de “educación sexual”:
La Federación de Planificación de la Familia de los Estados Unidos o PPFA (Planned Parenthood Federation of America), la agencia privada que más promueve la “educación sexual” en ese país2, admitió en 1986 que la tasa de promiscuidad entre los adolescentes que reciben dicha educación sexual es 50% más alta que la de los que no la reciben.
Dado el drástico aumento de la promiscuidad juvenil, no debe sorprendernos, como ya vimos en el capítulo sobre la anticoncepción y el aborto, que también los embarazos no deseados hayan aumentado. En el caso de las adolescentes en los Estados Unidos, los embarazos han aumentado más precisamente en los estados que han implementado la “educación sexual”. Sólo damos dos ejemplos:
Según los Centros para el Control de las Enfermedades (CDC), el Estado de Kansas, cuyas escuelas públicas tienen programas de “educación sexual”, tuvo la tasa más alta de embarazos de adolescentes de toda la nación en 1992: el 8,7%, con 87 embarazos por cada 1.0006.
Sin embargo, según también los CDC, el Estado de Wyoming, que no exige la “educación sexual”, tuvo la tasa más baja de embarazos entre las adolescentes en 1992: 53,7 por cada 1,000, un descenso del 9,5% con respecto al año anterior7.
A nivel nacional, los embarazos fuera del matrimonio en los Estados Unidos han aumentado en un 103% entre 1970 y 19858.
La “educación sexual” y el aumento de los abortos y de las enfermedades de transmisión sexual
Una vez que la promiscuidad y los embarazos aumentan no es raro que los abortos y los casos de enfermedades de transmisión sexual aumenten también. De hecho, entre 1970 y 1985 en los Estados Unidos, los abortos entre las adolescentes aumentaron en un 333% y las enfermedades sexualmente transmitidas en un 245%9. Hoy en día hay más de 20 enfermedades venéreas haciendo estragos entre la juventud, incluyendo el SIDA10.
En el capítulo sobre la anticoncepción y el aborto, mencionamos que el preservativo puede fallar en prevenir un embarazo hasta más del 15% de las veces en general, y hasta más del 30% de las veces en el caso de las adolescentes de grupos minoritarios. Mucho más tiene que fallar entonces el preservativo cuando se trata de impedir el SIDA, cuyo virus es 450 veces más pequeño que el espermatozoide, y de 50 a 500 veces más pequeño que los poros que pueden encontrarse en el material látex, del cual están hechos los “mejores” preservativos11.
Los Estados Unidos no es el único país donde la “educación sexual” ha experimentado este monumental fracaso. Los países europeos también han sufrido el mismo revés. Por ejemplo, en Dinamarca se instituyó la “educación sexual” en 1970. Sin embargo, para 1985 los embarazos fuera del matrimonio, las enfermedades venéreas y los abortos se duplicaron, a pesar de la amplia disponibilidad de los preservativos y otros anticonceptivos, los cuales se vendían en las tiendas de alimentos12.
¿Por qué ha fracasado la “educación sexual”?
Una de las razones por las cuales la “educación sexual” ha fracasado, sobre todo en la juventud, se debe al fallo de los anticonceptivos y al aumento de dicho fracaso con el correr del tiempo. La tasa de fallo es más elevada aún entre los jóvenes, debido a su impulsividad, a su falta de experiencia y a lo casual de sus encuentros sexuales. La siguiente tabla muestra las tasas de fracaso de los anticonceptivos más usados entre la población joven sexualmente activa de los Estados Unidos13 Anticonceptivo Un año de uso Cinco años de uso
Píldora 11% 44%
DIU 10,5% 42%
Preservativo 14% 53%
Diafragma 16% 58%
Espermicida 34% 87%
La otra razón por la cual la “educación sexual” ha fracasado es porque la información y la disponibilidad de los anticonceptivos crea un ambiente de permisividad sexual, sobre todo entre los jóvenes:
Así lo confiesa el Dr. Kirstner de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard y pionero en el desarrollo de la píldora anticonceptiva: “Durante años pensé que la píldora no fomentaría la promiscuidad, pero he cambiado de opinión. Ahora pienso que probablemente sí la ha fomentado”14.
El Instituto Alan Guttmacher, que está relacionado con la PPFA, la misma organización que promueve programas de “educación sexual”, ha admitido lo siguiente: “En 1982, se llevó a cabo una encuesta entre 1.888 mujeres (de 15 a 19 años de edad). Los investigadores descubrieron que la educación sexual tiene una relación muy significativa con la iniciación de la actividad sexual entre las edades de 15 y 16 años”15.
En 1986, el Instituto Alan Guttmacher volvió a admitir el fracaso de la “educación sexual” por parte de la mayoría de sus promotores: “Es importante señalar desde el comienzo que la mayoría de los investigadores están de acuerdo con que la educación sexual no disminuye la tasa de embarazos entre las adolescentes, ni tampoco la de la actividad sexual”16.
¿Por qué la ppfa, la ippf y otras instituciones siguen promoviendo la “educación sexual”?
Si la “educación sexual”, promovida por la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF), sus aliados y su filial en los Estados Unidos, la PPFA, ha fracaso tanto, ¿por qué la siguen promoviendo? Quizás los siguientes datos nos den la respuesta:
“De 1971 a 1981 hubo un aumento del 306% en los gastos federales [del gobierno de los Estados Unidos] en la planificación familiar…Sin embargo, los estados que gastaron más en anticonceptivos…mostraron el mayor aumento en los abortos…entre 1970 y 1979”17.
La PPFA recibe del gobierno de los Estados Unidos más de 100 millones de dólares al año, además de los que gana vendiendo anticonceptivos y practicando abortos. En otros países, incluyendo los que están en vías de desarrollo, las asociaciones miembros de la IPPF también ganan mucho dinero promoviendo la “planificación familiar” a través de la “educación sexual”.
En 1973, el Dr. Alan Guttmacher, dirigente de la PPFA, predijo lo siguiente: “El único camino que tienen la Federación Internacional de Planificación de la Familia y sus aliados, para ganar la batalla del aborto a petición es la educación sexual”18.
Las organizaciones que promueven la “educación sexual” en la América Latina, además de las filiales de la IPPF, son el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP) y el Comité Regional de Educación Sexual en América Latina y el Caribe (CRESALC), que es la rama latinoamericana de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
La conclusión lógica de todos estos datos es que la razón por la cual estas organizaciones promueven la “educación sexual” es porque saben que dicha “educación” traerá un aumento en la promiscuidad y consiguentemente del uso de los anticonceptivos y de los abortos, con la venta de los cuales ganan mucho dinero.