
La FDA protege la salud de los viajeros
Los principios del Programa de Viaje Interestatal (ITP, por sus siglas en inglés) de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) se remontan a mucho antes de la existencia de esta dependencia, hasta la presidencia de John Adams.
Originalmente como parte del Servicio de Salud Pública, el programa antaño se enfocaba en la salud de quienes viajaban en los barcos de la Marina Mercante y era considerado como fundamental para hacer más segura a nuestra joven nación.
Conforme la participación de los Estados Unidos en el mundo fue aumentando, así también lo hizo la necesidad de prestar más atención a la seguridad de los viajeros que usaban tanto los sistemas de transporte subsidiados por el gobierno como los privados.
“Durante la Primera y la Segunda Guerras Mundiales, no había nada peor que enviar a 3,000 soldados en un navío, y que 400 de ellos se llegaran sanos y los otros 2,600 estuvieran enfermos”, rememora Matt Albright, oficila de seguridad del consumidor de la FDA.
Durante el siglo de 1800, el programa fue ampliándose conforme los brotes de fiebre amarilla y viruela azotaban a los trenes que atravesaban los Estados Unidos. A principios de 1900, los autobuses se sumaron a las filas del transporte interestatal, y el programa empezó a regir los vuelos en los años de 1920.
En los últimos 45 años, el programa ha estado bajo la administración de la FDA, la cual se ha esforzado diligentemente por mantener la salud de los viajeros.
Desde la concepción hasta la implementación
El Programa de Viaje Interestatal es responsable de inspeccionar los sistemas de alimentos, agua y eliminación de desechos de todo vehículo de transporte comercial que viaje de un estado a otro. Sin embargo, su intervención comienza mucho antes de subir la comida y el agua a bordo.
Durante la etapa de planificación de un tren, un autobús, un barco o un avión, el Programa de Viaje Interestatal interviene desde el comienzo del proceso de ingeniería, ofreciendo incluso recomendaciones sobre los planos y los diseños.
Con 20 años llevando a cabo inspecciones de campo, y otros 10 en la sede de la FDA en College Park, Maryland, el director del programa, Bruce Kummer, sabe que las enfermedades y las infecciones ciertamente pueden esconderse en los pormenores.
“Uno no quiere descargar las aguas negras enfrente del agua para tomar”, explica Kummer, describiendo un error de diseño elemental. El equipo inspecciona en busca de pormenores, los cuales incluyen cerciorarse de que el tamaño de los acoplamientos sea diferente para los desechos y para el agua, de modo que un obrero no pueda conectar accidentalmente la manguera para las aguas negras a la toma de agua potable. Salvaguardas como ésta, cuando se implementan durante la construcción, reducen la posibilidad de cometer errores que puedan poner en peligro la salud de los pasajeros.
Otro aspecto importante del proceso de verificación de la construcción es el de limitar el número de zonas de acceso y refugio para plagas como ratas, ratones o cucarachas.
“Una vez que entra en servicio, uno no puede corregir las deficiencias y la integridad estructural de un medio de transporte si fue mal construido¨, explica Albright. “Tienes que construirlo como es debido desde el principio”.
Las inspecciones continúan desde hace años
Para asegurar que un medio de transporte para pasajeros sea diseñado y construido con apego a las normas que establece la FDA, el equipo del ITP inspecciona el prototipo y resuelve los problemas antes de que inicie su producción en serie.
Kummer señala que la FDA puede retener el Certificado de Construcción Sanitaria de un astillero o de otro constructor de vehículos de transporte si existen defectos de construcción sanitaria significativos.
Durante la construcción de un vehículo de transporte y en los años subsiguientes, la FDA lleva a cabo verificaciones e inspecciones sin previo aviso, según sea necesario. Las empresas más grandes, como Boeing, aprovechan un programa de autocertificación en el que la FDA recibe informes detallados sobre el cumplimiento de su normatividad. La FDA puede —y lo ha hecho en el pasado— ingresar a las instalaciones para llevar a cabo auditorías a fin de asegurar que las empresas acaten las pautas de construcción.
Por lo general, la FDA emite cartas de advertencia cuando descubre deficiencias para darle a la empresa un poco de tiempo para corregir los problemas mientras su vehículo aún está en servicio. De no corregirse, pueden tomarse otras medidas de fiscalización y retirarse el vehículo de transporte del servicio.
Los administradores de servicios de abasto de alimentos, cafeterías, centros de abastecimiento de agua y zonas de servicio pueden recibir cartas “provisionales” en caso de observarse deficiencias sanitarias importantes, ofreciéndoles un corto plazo para corregirlas, o correr el riesgo de perder su reconocimiento como centro aprobado por la FDA. En conformidad con las normas de la FDA, las empresas de transporte sólo pueden usar instalaciones aprobadas, lo cual presiona más a las empresas de servicio para que depuren las deficiencias, de modo que no se arriesguen a perder su reconocimiento de aprobación.
“Estoy muy orgulloso de participar en esta labor de mantener seguros a los viajeros, ya sea que viajen por tierra, mar o aire”, dice Kummer.