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La reforma migratoria será difícil pero Obama debe afrontarla de una vez

Washington.- El presidente Barack Obama asegura que no aspiró a la Casa Blanca para postergar los temas más acuciantes de EEUU, por tanto, en su mensaje de mañana sobre el «Estado de la Unión» debe dejar en claro que su compromiso con la reforma migratoria en 2010 no es simple retórica populista.

La comunidad latina estará atenta al primer mensaje que emitirá Obama durante una sesión conjunta del Congreso -el del 24 de febrero de 2009 fue una especie de presentación ante la Nación-, sobre todo porque la recuperación económica y la reforma migratoria siguen siendo promesas incumplidas.

Grupos como el Consejo Nacional de La Raza (NCLR) esperan que la reforma migratoria esté incluida en el discurso anual ante el Congreso, si bien reconocen que ésta afronta un clima inhóspito para su aprobación este año.

La presidencia, como ha sugerido Obama, no es para débiles, y esa reforma le ofrece una gran oportunidad de demostrar liderazgo frente a un tema tan complejo como volátil.

En juego está el destino de doce millones de indocumentados que, pese a ser tratados como ciudadanos de segunda clase, contribuyen al crecimiento económico del país, según estudios recientes.

«Quiero ver que el presidente está comprometido con la reforma; es algo que prometió como candidato, y la gente votó por él por un cambio. El ha dicho que no le teme a las decisiones difíciles, y ésta será una de ellas», dijo a Efe John Amaya, director de asuntos migratorios de NCLR.

Hoy mismo, en una entrevista transmitida por la cadena televisiva ABC, Obama dijo que prefiere ser «un presidente de un solo mandato pero muy bueno, que uno mediocre de dos».

«Hay una tendencia en Washington de creer que nuestra tarea como funcionarios electos es reelegirse… pero nuestro trabajo es resolver los problemas y ayudar a la gente», argumentó.

En un discurso de claro tinte populista en Ohio el viernes pasado, Obama dijo que no aspiró a la presidencia para pasarle a otros los retos más difíciles sino «para confrontarlos de una vez por todas».

Es lo que espera la comunidad hispana, cuyo voto fue decisivo para su triunfo electoral en noviembre de 2008.

«Continuamos trabajando de cerca con miembros de ambos partidos sobre este importante tema para forjar una propuesta que pueda lograr apoyo amplio» bipartidista, dijo a Efe Luis Miranda, portavoz hispano de la Casa Blanca.

Según fuentes demócratas, el discurso sobre el «Estado de la Unión» estará repleto de referencias a la reforma de salud, la creación de empleos, el déficit fiscal, y abordará también asuntos como las reformas financiera y energética, la educación y la inmigración.

No sería la primera vez que Obama vincule esos temas -que fueron cuentas de su rosario de promesas electorales- a la revitalización económica de EEUU, donde la tasa de desempleo es del 10 por ciento y afecta con especial dureza a las minorías negra e hispana.

«Es urgente entender que arreglar el maltrecho sistema de inmigración es importante tanto para la economía como para la seguridad» del país, dijo a Efe una fuente demócrata que pidió el anonimato por la sensibilidad del asunto.

Agregó que el presidente «continuará luchando por darle voz a la gente común y corriente, y confrontando a los intereses que dominan Washington con sus ejércitos de cabilderos».

Obama ha dejado en claro que no abandonará la reforma de salud, y muy pocos creen que la victoria del republicano Scott Brown en Massachusetts vaya a descarrilar su agenda política.

Brown ganó el escaño que dejó vacante el senador demócrata Ted Kennedy y ha dicho que, junto a los republicanos, frenará el plan reformista en el Senado.

Al menos en público, a los asesores de Obama eso no les preocupa mucho: aún sin tener los 60 votos a prueba de tácticas dilatorias de la oposición, los demócratas aprobaron a principios de 2009 leyes para la equidad salarial, la expansión de cobertura médica de niños pobres, más restricciones a la propaganda de la industria tabacalera, y un multimillonario plan de estímulo económico.

La Casa Blanca asegura que el discurso de Obama será, ante todo, su narrativa sobre el rumbo futuro del país.

Ese futuro debe incluir la reforma migratoria y es algo que, en hoy en protestas y vigilias en varias ciudades del país, los activistas le recordarán a Obama.

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