
Los niños estudian mejor cuando están rodeados de la familia!
La reiterada recomendación de que los alumnos hispanos busquen un “lugar tranquilo” para estudiar (incluso reformando el sótano de la casa) resulta casi imposible de poner en práctica y hasta contraproducente para el rendimiento académico de los estudiantes latinos, sostuvo Stan Perea, consultor educativo de Colorado.
Diferencias culturales
“Cada vez que empieza el ciclo escolar, y sobre todo cuando los estudiantes comienzan a llevar tarea a casa, los maestros les dicen que encuentren un ‘lugar tranquilo’ para hacerla. En la mayoría de los hogares latinos, ese ‘lugar tranquilo’ no existe”, comentó Perea. “Las diferencias culturales impulsan esta manera de pensar sobre el ‘lugar tranquilo’”, agregó.
Perea, quien se desempeña como consultor en varios distritos escolares de la zona metropolitana de Denver y del sur de Colorado, respondió así a la repetición de la citada recomendación, tanto por parte de organismos oficiales como de empresas privadas, al finalizar el primer trimestre de clases del ciclo escolar 2006-2007 en Estados Unidos.
Perea reconoció que importantes grupos educativos, como el Departamento de Educación de Estados Unidos y la Asociación Nacional de Educación (NEA), favorecen esa propuesta, pero destacó que “las familias hispanas son distintas”.
“Los hogares latinos son por lo general más bulliciosos que los de los anglosajones. Nosotros mantenemos varias conversaciones a la vez y lo hacemos mientras escuchamos música y la televisión está encendida”, dijo Perea.
Esa “situación cultural” impide que las familias hispanas pongan en práctica las recomendaciones que, por ejemplo, NEA incluye en su “Guía para Padres sobre los Exámenes Escolares de sus Hijos”.
En esa guía, la cuarta recomendación para ayudar a los alumnos a obtener buenas calificaciones en los exámenes es “Proporcione un lugar tranquilo en la casa para que su hijo haga las tareas asignadas”.
Según NEA, el lugar donde se hacen los deberes escolares, además de ser tranquilo, tiene que estar bien iluminado, sin distracciones (como el teléfono), sin presencia de otras personas, y con un buen surtido de útiles escolares a mano.
Sugerencias similares se hacen en el folleto “Ayudando a sus Hijos con los Deberes”, que el Departamento de Educación de Estados Unidos publicó en el 2002.
Otras organizaciones, como la Administración de Servicios de Abuso de Sustancias y Salud Mental (SAMHSA) y el Instituto Nacional para el Desarrollo y Educación de la Primera Infancia (NIECDE) también recomiendan “lugares tranquilos”.
Y la empresa Owens Corning recientemente lanzó una campaña publicitaria bilingüe en que ofrece un nuevo servicio, el de reformar el sótano de las casas para crear “lugares de estudios tranquilos” para los niños.
Para Perea, es “ilusorio” pensar que esas sugerencias podrían o deberían aplicarse en la mayoría de los hogares hispanos. “Generalmente los latinos hacemos las cosas con música a nuestro alrededor, y con ruido y movimiento en cada actividad de nuestra vida diaria. Además, en nuestros hogares tenemos más personas que en los hogares anglosajones, por lo que no todos tienen su propia habitación”, comentó.
Por su parte, en un comunicado, Frank Palmeri, gerente de negocios de Owens Corning, aseveró que “nuestros clientes descubren que un lugar tranquilo y acogedor en el sótano de la casa es el sitio perfecto para que los niños puedan estudiar sin distracciones”.
Palmeri opinó que el proceso de remodelar el sótano para transformarlo en un lugar de estudio tiene otras ventajas, como crear un área de recreación familiar, y hasta aumentar el valor de la propiedad.
El elemento clave de esta reforma, dijo Palmeri, es la instalación de paredes con un nuevo material de aislamiento que absorbe hasta un 95 por ciento del ruido, creando así un “ambiente de privacidad” para el alumno dedicado al estudio.
“Pero es precisamente lo que nosotros no queremos”, manifestó Perea. “Cuando nosotros reformamos el sótano, nos gusta ampliar las habitaciones para que haya más lugar para nuestrosfamiliares y amigos”.
Según Perea, este mismo problema del “lugar tranquilo” reaparece en otros ámbitos, como en los hogares de ancianos y los hospitales.
“Los latinos de todas las edades se sienten más cómodos si tienen gente a su alrededor. Nuestros ancianos se quejan de que los hogares de ancianos no tienen suficiente lugar en la sala de visitas. Y los hospitales tienen dificultades cada vez que una familia hispana va a visitar a un latino hospitalizado”, indicó.
“Nuestras familias, debido a la interconexión que nos caracteriza, funcionan mejor cuando hay varias personas presentes. Sin embargo, las escuelas siguen insistiendo que los alumnos latinos ‘guarden silencio’ y que busquen un ‘lugar tranquilo’ para estudiar”, agregó.
“No nos va bien en las escuelas porque las escuelas operan pensando en el alumno anglosajón sumamente individualista. Ese alumno es quien necesita un lugar tranquilo para estudiar”, concluyó.