
Muere Silverio Pérez: El Faraón de Texcoco
Ciudad de México.- El decano de los toreros en el mundo, Silverio Pérez, falleció la madrugada del pasado sábado, a la edad de 91 años.
Desde las primera horas, Silverio Pérez tuvo una recaída considerable de su salud, debido a las complicaciones renales e intestinales que se suscitaron tras la neumonía que padeció después de la operación por fractura de fémur a la que fue sometido hace exactamente un mes.
Acompañado de su familia, encabezada por sus hijos Silverio, Silvia, Marcelo, Consuelo y Ana Laura; por su yernos, nueras y la mayoría de sus casi 20 nietos, recibió los Santos Óleos.
En ese momento, tuvo un poco de lucidez y el amor que por sus hijos siempre profesó le hizo poder, ayudado por el Padre Salvador Navarro, darle la bendición a todos sus familiares.
Ése fue el último acto consciente que realizó el “Compadre”, quien horas más tarde dejó de existir.
Silverio Pérez fue velado en su casa de Pentecostés, en el Municipio de Texcoco, y su cuerpo fue incinerado.
Vuelve Silverio a la México
Ciudad de México.- La urna con las cenizas de Silverio Pérez, fallecido la víspera, fue llevada a la Plaza México poco después de las 13:00 horas, donde esperaban cientos de aficionados para rendir el primero de los dos homenajes taurino programados para el pasasdo domingo.
La misa en el ruedo, oficiada por el capellán de la Plaza México y amenizada por el mariachi Continental y los cantantes del restaurante Arroyo, tuvo duración de una hora.
Muy pocos taurinos estaban presentes, como el único matador de toros de la vieja guardia, Jesús Córdoba; alguno que otro novillero, el ganadero José Chafik, y Jesús y José Arroyo, además de Tala Espinosa, cuñada del Maestro Fermín Espinosa “Armillita”.
Esto no evitó que la ceremonia, a la que acudieron todos sus familiares, fuera muy emocionante, recordando las facetas del “Faraón de Texcoco”.
Una de sus cinco hijos, Silvia, fue la encargada de entrar con la urna al ruedo de La Monumental; en tanto, todos sus nietos la depositaron, al final de la misa, en la capilla de la Plaza México.
Las cenizas permanecieron allí hasta que después del paseillo del domingo, a las 16:30 horas, diera su única y última vuelta al ruedo, después de aquella que a principios de los 90 diera por su propio pie el “Monarca del Trincherazo”.