Pide Niño a Bush abogar por su madre!

Washington DC, Estados Unidos.- Saúl Arellano, un niño estadounidense de siete años, acudió hoy a la Casa Blanca para entregar una carta al Presidente George W. Bush, en la que le pide impedir que su madre mexicana, refugiada desde agosto en una iglesia de Chicago, sea expulsada del país.

“Yo, Saúl Arellano, de siete años, ciudadano estadounidense, solicito formalmente una entrevista con usted”, escribió el niño en una carta que entregó personalmente a un funcionario de la Casa Blanca, en compañía del congresista de Illinois (norte), el demócrata Luis Gutiérrez.

“Quiero decirle por qué creo que mi madre debería ser autorizada a quedarse conmigo en mi país”, añadió Saúl en una carta que él mismo escribió durante dos días y redactó a mano para solicitar la intervención del propio Presidente y evitar la separación con su madre.

La mexicana Elvira Arellano, una destacada militante de la comunidad hispana de Chicago, se refugió en una iglesia de Chicago hace casi tres meses, después de recibir la orden de abandonar el territorio estadounidense y después de haber participado activamente en las multitudinarias manifestaciones hispanas de abril y mayo. Vestido de blanco, con corbata del mismo color y zapatos negros, el niño participó en una rueda de prensa antes de caminar hasta la Casa Blanca, en la que adelantó que iba a pedir a Bush el cese de las redadas policiales y de las deportaciones contra los indocumentados.

En su carta, recordó al Mandatario que “tres millones de niños” viven en Estados Unidos en una situación similar, lejos de sus padres deportados o con la amenaza de ser separados de ellos por una orden de expulsión, como en el caso de su madre.

Los niños nacidos en Estados Unidos, incluso de padres indocumentados, reciben automáticamente la nacionalidad estadounidense y sólo pueden pedir la residencia para sus propios padres cuando alcanza la mayoría de edad a os 18 años.

Por su parte, el congresista Gutiérrez pidió una suspensión de las expulsiones de los indocumentados, mientras el Congreso no apruebe una reforma migratoria que abra el camino a la regularización de muchos de los 12 mill nes de personas que viven ilegalmente en Estados Unidos actualmente. En declaraciones tras refugiarse en una iglesia metodista de Chicago, Arellano, de 31 años, había afirmado que no quería abandonar el país porque no quería dejar a su hijo en Estados Unidos.

“Lo que quiero es defender los derechos civiles de un ciudadano estadounidense”, explicó la inmigrante, que lleva nueve años en el país. “Si a mí me deportan, es como obligar a mi hijo, un ciudadano estadounidense, a ser deportado también, algo contrario a sus derechos constitucionales”, subrayó.

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