Política Global: México Bicéfalo!
El 16 de septiembre Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fue declarado presidente constitucional. La decisión fue tomada en un masivo mítin en la plaza central de la capital, la cual, según sus organizadores, sobrepasó el millón de ‘delegados’.
Sin embargo, para el Tribunal Electoral, los actuales tres poderes, las FFAA y el grueso de los países que tienen embajadas en México, el presidente constitucional es Felipe Calderón, quien jura a su cargo este primero de diciembre.
Esto hace que el país hispano más poblado sea la única republicana americana con dos presidentes. Si bien es cierto que Calderón manejará el presupuesto nacional y contará con el apoyo del grueso de las instituciones, AMLO querrá dominar las calles, sobre todo de la capital y del sur (sus bastiones), y boicotear al nuevo gobierno a fin de forzar a una nueva elección.
AMLO no cuenta con el apoyo de una potencia (algo que podría conducir a una guerra fría dentro de México), aunque Chávez (quien dirige un bloque continental) no quiere reconocer a Calderón. El anuncio de AMLO se da en medio de la XIV Cumbre de los No Alineados en Cuba, donde busca generar simpatías.
Un Estado con dos presidentes no puede durar mucho tiempo. En todas las experiencias pasadas una dualidad de poderes debe resolverse en favor de uno u otro campo. Calderón debe estar buscando eliminar el poder alterno mediante una política que quiera desmoralizar y dividir a sus contrincantes y eventualmente preparando una mano dura contra éstos. Por el momento hay voces, como las de Cárdenas (fundador del Partido de la Revolución Democrática de AMLO), quien abiertamente rechaza la formación de un poder paralelo.
AMLO plantea una desobediencia civil y resistencia pacífica a lo Gandhi y rechaza cualquier posible insurgencia, aunque si él realmente quisiese ser presidente alterno debería buscar ganar el apoyo de varios cuarteles y armar a sus propias milicias. Su estrategia, no obstante, es, por ahora, la de organizar protestas y boicots. A la postre si él quiere imponerse deberá tomar el camino de la violencia.
Por el momento ambos bandos han eludido la confrontación violenta esperando que el otro se desgaste. Sin embargo, esa ‘paz’ podrá abrir un choque donde haya derramamiento de sangre, lo cual encenderá la hoguera.
El propio AMLO sabe que está jugando con fuego. Las fuerzas que hoy moviliza contra el ‘fraude’ pueden acabar desbordándolo. Esto haría una situación más explosiva que la de Chiapas, el cual fue un foco rebelde rural en una zona alejada. Esta vez hay la posibilidad que sectores urbanos pudiesen radicalizarse generando organismos como fueron las asambleas populares de Bolivia.
Calderón debe buscar manejar la situación con delicadeza. Por el momento le conviene ir aislando a AMLO tratando de conseguir el apoyo del resto de partidos y de sectores que han estado ligados al PRD. Es posible que él inicialmente lance algunas reformas en ese sentido.
Si la protestas crecen es posible que el propio Calderón podría verse forzado a convocar a nuevas elecciones e incluso pudiese él jugar a querer ganarlas tras previamente haber hecho alguna serie de medidas populares, logrado ampliar su coalición o haber plasmado un frente con el PRI.
Al margen de cual sea la evolución del panorama mexicano es muy probable que nos encontremos en medio de un importante cambio en la historia de ese país y de su región.
México fue el país más estable de Iberoamérica. Desde 1934 cada seis anhos tuvo un presidente que empezaba y terminaba en la misma fecha, que nunca fue remplazado ni se quiso re-elegir. Hoy ese sistema se ha resquebrajado.
La garantía de tal modelo era un partido único nacionalista (PRI). Sin embargo, ello se ha quebrado. Primero el PRI abandonó su regimen de proteccionismo social y económico, y luego quedó desafasado a su derecha por el PAN y a su izquierda por el PRD. México ha querido pasar del unipartidismo nacionalista al liberalismo multipartidario.
Sin embargo, su constitución electoral no se ha adecuado a los cambios y el nuevo modelo de libre comercio ha generado diversos cuestionamientos (desde levantamientos como el de Chiapas y olas huelguísticas hasta la irrupción el nuevo poder paralelo).
Si Suramérica está fraccionada en dos campos: el que quiere hacer libre comercio con EEUU y seguir una economía más monetarizada (como pasa con el grueso de la Comunidad Andina) y el que opta por un mercado proteccionista regional (Mercosur), México apunta a sufrir en carne propio y en un mismo país el tener dos gobiernos que luchen por empujar a su república en uno de esos dos modelos.
La situación mexicana puede convertirse en la más importante para América Latina y también repercutir mucho en EEUU. México no es solo su vecino sino también el lugar del cual proviene al menos un 10% de su población.
(*) Isaac Bigio enseñó política mexicana y latinoamericana en la London School of Economics
Un lustro no ilustre
LONDRES. Hace cinco años casi todos los países del mundo se unieron a EEUU en su dolor y para apoyarlo en atacar Afganistán. Si hace un lustro el fundamentalismo islámico era visto como el enemigo común por casi toda la humanidad, hoy el nacionalismo musulmán se ha revitalizado.
Las invasiones a Afganistán, Iraq y Líbano han desgastado a EEUU y a sus aliados. Mientras es el Papa quien hoy debe pedir perdón al Islam por haber producido la ira de sus nacionalistas, Bush debe contemplar cómo en el quinto aniversario del 11-S el único vecino enemigo suyo (Cuba) se convertía en el anfitrión del mayor bloque de países dentro de las Naciones Unidas: los No Alineados.
La XIV Cumbre, además, ha aprobado su solidaridad con Cuba, Bolivia y Venezuela (los dolores de cabeza de Bush en su “patio trasero”), así como con Irán, y el derecho de las naciones a dotarse de plantas atómicas para “uso pacífico”. Mientras Castro presidirá a los No Al hasta el 2009, Chávez habría asegurado su sitial en el Consejo de Seguridad 2007-2008.
Mientras Blair prepara maletas, los neoconservadores en EEUU apuntan a ser derrotados en las elecciones congresales. A un lustro del 11-S, Bush tiene una perspectiva nada ilustre.