DESDE MI PUNTO DE VISTA por Hugo Fernando DURAN

Ya estamos hartos de este juego de palabras

Es posible que Tom Leppert, Alcalde de la Ciudad de Dallas, piense que los hispanos no merecen respeto ni consideración alguna, “porque no nos cumple”. Desde que trataba de ser Mayor, les prometió a los votantes latinos que en el primer año de su admi-nistración, instalaría una Oficina para el Inmigrante, pero pasó el primer año de gobierno y nada, ahora pasa el segundo y tampoco, lo peor es que no hay presupuesto para una oficina de esta naturaleza porque todo se ha gastado a manos llenas y en aumentos de salarios de funcionarios del City Hall.

Uno de los tres concejales hispanos (el “dinosaurio”) de más alto cargo en el Cabildo, de quien supuestamente más puede esperar nuestra comunidad, aquel que algún día declaró con bombos y platillos a Dallas como “ciudad” segura para el inmigrante”, hoy lambisconamente asegura que “ya existen muchas casas de provincia” que atienden en lo posible a los paisanos y por lo mismo no tiene caso “duplicar gastos” en atención a este tipo de gente. Usted cree? y luego piden la reelección.

Leppert tiene muy molesta a la comunidad hispana y principalmente a personas que le dieron su apoyo, que confiaron en su palabra, que juntaron recursos para su campaña y que aportaron tiempo y esfuerzo, entre ellos muchos de los llamados “líderes” hispanos, que son los mismos de siempre, los que se juntan cada en cuando en el Consulado de México a “resolver” los problemas de nuestra gente, pero que nunca resuelven nada.

Desde mi punto de vista, Tom Leppert se ha pasado de listo con los inmigrantes, sobre todo hispanos, al autorizar que se pusiera en marcha el programa 287-G, que obliga a los policias de la ciudad de Dallas a revisar el estado migratorio de todas aquellas personas que son arrestadas por una simple infracción de tránsito o por cualquier problema doméstico por pequeño que éste sea.

Esta Ley 287-G era opcional para que todos los departamentos de policía de la nación y lejos de rechazarla por ser exageradamente racista, un grupo de concilio de Dallas, optaron por enforzarla sin importar que ello repercuta gravemente en la violación de los derechos humanos, sobre todo de infantes y menores de edad.

Hasta el momento se sabe que son cientos y tal vez miles las personas que han sido deportadas en el Metroplex, especialmente en Irving y ahora en Dallas, con lo cual se genera la separación de familias, con graves consecuencias para los niños y menores de edad que son encarcelados, sin haber cometido ningñn delito, en llamados “albergues” como el que existe en Taylor, Texas a donde han enviado a cientos de pequeños, cuyos padres han sido deportados sin que Leppert haga algo por remediar esta situación, que en verdad ‘calienta’.

Otro aspecto que tiene ‘encanijada’ a la comunidad hispana es la falta de ingenio que ha demostrado Leppert para superar el déficit económico que enfrentan las arcas de la ciudad cuyo monto supera los 190 millones de dólares y para reducirlo al “máximo” se le ha ocurrido la brillante idea de reducir la calidad de vida de los habitantes de la ciudad, con el cierre de algunas bibliotecas, también cerrarán más del 50 por ciento de las albercas existentes en los parque populares (ya anteriormente lo hicieron en el Kiest Park).

Lo peor es que el servicio de limpia, cuyos trabajadores encargados de la recolección de basura son hispanos, dejarán de trabajar como hasta hoy lo han hecho y bajarán sus actividades al 50 por ciento, es decir en lugar de pasar el camión dos días a la semana, sólo pasará uno, con lo cual se pretende reducir el 50 por ciento del número de plazas de empleados existentes.

Finalmente, Alfredo Castañeda de Mexicanos Unidos 2000, me preguntó que si no me daba vergüenza ser amigo, desde hace muchos anos, de Angel Pedrero, el lector de noticias de la noche y le respondí que si era porque se oxigenó el pelo de rubio, a la gringa, pues no; pero me dijo que no era por eso, sino “porque no se pone las pilas y no presenta cosas que realmente interesan a nuestra comunidad”. Y por hoy sólo me resta mi acostumbrado ‘hasta la proxima’.

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