Expresa tu enojo, pero de forma racional!
Dicen que quien se enoja, pierde. Esto puede ser cierto, si no se aplica la asertividad. Y es que esa habilidad personal para expresar de forma razonada emociones, pensamientos y sentimientos, puede sacar de la molestia, el enojo o la ira por conductas de los demás, efectos positivos, como una mejor autoestima y convivencia social. Que en el cine dos adolescentes no paren de hablar durante la película o en el banco alguien llegue a la ventanilla sin hacer fila son situaciones que despiertan a veces reacciones agresivas o hasta violentas de reclamo. De acuerdo con los expertos, ante una situación que me incomoda, es recomendable seguir los siguientes pasos:
1. ¿QUÉ ME MOLESTA?
Identifica la acción específica que desestabiliza tu estado de ánimo. Toma en cuenta que lo que es molesto para ti, puede ser irrelevante para otra persona. ¿Me molestó que alguien se metiera a la fila?, ¿que se haya metido y yo tengo media hora esperando? o ¿que se metiera y, además, dejara pasar a otra persona?
2. ¿CUÁNTO ME MOLESTA?
Tras identificar la acción detallada que te molesta, analiza la intensidad de tu emoción: ¿sólo incomodidad?, ¿es enojo?, ¿es furia? “El problema no es la emoción, sino lo que hago con ella. El comportamiento que desencadena”, puntualiza la catedrática. “Una reacción puede ser que me meta a un cuarto y dar golpes a la cama, o gritar o patear”.
Si así es, ¿vale la pena enojarse tanto?
3. CONFRONTA SIN VIOLENCIA
Si decides confrontar, no reflejes tu enojo en una agresión. “Debo reconocer que tengo derecho de estar furioso, pero no por estar furioso mi comportamiento va a corresponder al mismo grado de energía, porque yo merezco respeto y el otro también a su dignidad humana”.
Ser más emocional que racional te hace más vulnerable al confrontar, pues la otra persona puede entonces responder también agresivamente o simplemente calificarte como un loco.
4. TODO EN UNA ORACIÓN
Antes de iniciar el diálogo, establece el mensaje asertivo en una oración que identifique la acción que te molesta, no inferencias. Confronta con una petición precisa.
“Por ejemplo: ‘Te metiste a la fila y no tienes respeto por los demás”’, sería una oración no asertiva.
El asertivo dice lo que capta y no hace juicios. Si se acusa de antemano ya no eres asertivo. Un ejemplo asertivo sería: “Perdóname, esto es una fila y te estás metiendo en ella. Tal vez no te diste cuenta. Esto me hace sentir una injusticia porque yo llevo ya varios minutos de espera”.
5. CUIDA LA COMUNICACIÓN NO VERBAL
Pon atención en lo que dices sin hablar: movimientos de las manos, gestos, tono de voz y contacto visual.
En el mensaje pesa más el cómo lo dices que lo que dices. Si la comunicación verbal es asertiva, pero la verbal no, entonces todo el trabajo racional se viene abajo.
PREPÁRATE
¿Y si el otro reacciona con violencia? “Lo mejor es no enfrentarse más con una persona que no tiene capacidad de razonamiento, porque es como querer razonar con una pared”, apunta. “Si la persona es interesante en mi vida, le hago la lucha e insisto, pero si la otra es un perfecto desconocido, por lo menos tuve la satisfacción de expresar mi pensamiento de forma racional y que el entorno se diera cuenta que esa persona estaba mal”.
Y es que la única persona sobre la cual puedes tener control es sobre ti mismo, sobre nadie más, comenta la también investigadora.