
Inmigrantes, con las manos vacías . . . El 2007 acorraló a los indocumentados
MIAMI, Florida – A comienzos de enero, millones de indocumentados creyeron que el 2007 sería el año de los inmigrantes en Estados Unidos, especialmente por la ilusión de que se aprobara una reforma migratoria. Pero el sueño se convirtió en pesadilla y llegaron a diciembre con las manos vacías.
Sin esperanzas: Los 12 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos aún se lamentan de que el Congreso haya abortado el debate de la reforma, cerrara la puerta a la legalización y dejara en veremos la ampliación de la cuota de visas para trabajadores temporales y, a cambio, endureciera las políticas migratorias favoreciendo las redadas, recomendando la construcción de un muro en la frontera con México y convirtiéndose en un espectador silencioso de la discusión de leyes antiinmigrantes en los estados.
La derrota republicana en la elección legislativa del año pasado había despertado la esperanza en un nuevo debate sobre inmigración, aunque el tema no estaba incluido en los primeros 7 puntos de la agenda demócrata, con mayoría en el Congreso.
“Eran muchas las familias que estaban esperando una oportunidad para legalizar su estatus en este país”, dijo Jorge Mario Cabrera, director asociado del Centro de Recursos Centroamericanos (CARECEN). Agregó que se trataba de “personas que llevan años trabajando y aportando a la economía estadounidense”.
Cabrera precisó que era importante que el tema de una reforma fuera retomado por el congreso lo antes posible y se alcanzara “una solución amplia y justa, a más tardar, en los primeros seis meses de 2007”.
El último plan
Los buenos deseos murieron en junio. El Senado no reunió los 60 votos necesarios para aprobar una ley de reforma migratoria -redactada en secreto entre marzo y abril por negociadores demócratas, republicanos y de la Casa Blanca- que incluía un camino a la residencia a cambio de $13,500, y quedó el camino abierto para las redadas.
La decisión del Senado “tuvo consecuencias tremendas en toda la nación”, dijo Eugenio Aren, director del National Capital Immigration Coalition, en Washington DC.”Dejó que los estados, los condados y las municipalidades tomaran la ley por sus manos y golpearan a los inmigrantes sin papeles”.
Agregó que el vacío generado por el Congreso causó el surgimiento de un peligroso clima antiinmigrante que tiene en riesgo la seguridad de millones de trabajadores que pagan sus impuestos y contribuyen con la grandeza de Estados Unidos, al tiempo que “fomenta el despido y la inseguridad en los centros de trabajo”.
“Los medios de comunicación tienen parte de culpa por no explicar la diferencia entre un inmigrante y un terrorista”, dijo Aren. “Y la gente que no está muy bien informada fácilmente cae en el error de pensar que los inmigrantes son malos y le hacen daño a Estados Unidos”.
“Ambos partidos (demócratas y republicanos) son los principales responsables de este clima de odio generado en 2007”, indicó.
Eliseo Medina, vicepresidente del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU), comparte la preocupación de Aren. “Creo que el 2007 fue un revés muy duro para todos nosotros. Esperábamos una solución justa por parte del Congreso, pero desgraciadamente el debate se volvió una desventaja política para los dos partidos”.
Añadió que el principal responsable del fracaso del debate de la reforma migratoria es el partido republicano, pero advirtió que los demócratas también tienen su parte de culpa.
“Fueron los republicanos quienes hicieron de la discusión del proyecto un arma de campaña política”, aseveró. “Como no podían hablar de la guerra en Irak, de economía y de otros fracasos, volvieron a la vieja fórmula que siempre han utilizado: desviar la atención del público y hablaron a su manera de la inmigración y de los indocumentados”.
Respecto a la responsabilidad de los demócratas, Medina dijo que “no todos son responsables de este fracaso, pero sí aquellos quienes por miedo y falta de valor entraron al juego de los republicanos”.
Visas y fichajes
La reforma migratoria que debatió el Senado entre el 21 de mayo y el 28 de junio, incluía un fuerte componente de seguridad nacional (muro, contrata de personal para la patrulla fronteriza, verificación de empleo y fichaje de los 12 millones de indocumentados) y una vía de legalización para ciertos extranjeros sin papeles de estadía legal.
Exigía el pago de multas hasta por $13,500 por cada indocumentado y la condición de abandonar el país en un plazo de tres años, para luego gestionar, en una embajada de Estados Unidos, la residencia permanente.
“Era un plan posible, pero no se consiguió”, lamentó José Lagos, director de la Unidad Hondureña de Miami, Florida. “El 2007 fue un año difícil, un año de pérdidas, de redadas y deportaciones. Y todo pudo haberse evitado si demócratas y republicanos hubiesen aprobado la reforma. Pero no lo hicieron”.
El activista también señaló la “falta de unidad en los grupos proinmigrantes” que batallaron para que el Congreso aprobara la reforma migratoria. “Eso fue determinante para el fracaso. Pero no es tiempo de buscar culpables, sino de definir estrategias para el 2008, año en que elegiremos al reemplazo del presidente Bush”.