
La Discriminación entre los Latinos!
Indígenas y Homosexuales al margen!
CIUDAD DE MÉXICO – La joven Nadia Ernestina Zepeda, de 18 años, fue detenida hace poco por la policía en la capital mexicana. Pero ella no había robado ni violado alguna ley… Su único delito era ser mujer. Al menos así asegura el Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez, que sostiene que por su condición de género fue golpeada y violada cuando fue aprehendida.
Marginación y exclusión
Los portavoces de la entidad señalan que durante el proceso que se le siguió a Nadia, desde enero del 2003, no se consideró la presunción de inocencia, violándose el derecho de acceso a la justicia.
Los activistas argumentan que en este caso, como otros tantos, no fue ni su edad, ni su educación, ni su clase social, ni su religión, ni su color de piel los causantes de que Nadia sufriera abusos y violaciones. Si no, su naturaleza de ser mujer. Esto la colocó en una posición de desventaja ante la procuración de justicia.
Mientras que ella fue la acusada de posesión de drogas, sus dos acompañantes masculinos que también estuvieron detenidos, fueron liberados, según Raymundo Sandoval del Centro de Derechos Humanos que está llevando el caso.
Pero para las autoridades el caso de Nadia no se trata de discriminación, argumentaron que su encierro se debe a la complicidad que tuvo con uno de sus compañeros, al considerarsele un tráficante de drogas.
A primera vista, parecería que la sociedad mexicana es abierta e incluyente, ya que la gran mayoría está en desacuerdo con quitar el empleo a una mujer embarazada o negar algún servicio a un indígena. Sin embargo, en la práctica resulta ser todo lo contrario y las consecuencias se reflejan en la marginación, la exclusión y el olvido.
El fenómeno de la discriminación es tan grave que el propio gobierno federal lo ha aceptado.
Gilberto Rincón Gallardo, presidente de la Comisión Nacional de Estudios contra la Discriminación reconoció que «esta práctica es tan grave que de los más de 97 millones de habitantes que hay en el país, al menos un 90 por ciento la sufre constantemente. La discriminación deteriora al sano raciocinio y el buen juicio», argumentó.
Sin embargo estas cifras se contraponen con las de la Encuesta Nacional contra la Discriminación, elaborada por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), que indica que sólo una de cada tres personas la han sufrido por su condición, durante el último año.
La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) confirmó a Univision.com que en lo que va del 2005, sólo han recibido una denuncia por discriminación, presentada por una familia indígena cuyos hijos fueron retenidos indebidamente.
Por su parte, la Comisión Nacional de Derechos Humanos de la capital (CNDHDF) afirmó que recibió que 40 quejas durante el 2004.
Diversos estudios dicen que la discriminación, no sólo para las mujeres sino contra diversos sectores de la población en México (indígenas, minusválidos, homosexuales, etc.), se ha convertido en una vivencia cotidiana en el hogar, en la escuela, en las calles, en las plazas públicas y hasta en los espacios laborales.
«Los prejuicios a una persona o un grupo de personas hace que se les dé un trato desfavorable, generalmente por pertenecer a una categoría específica, aunque paradójicamente la discriminación como determinante de la pobreza y desigualdad es un tema poco explorado», dijo a Univision.com Isabel Bueno, socióloga de la Universidad Iberoamericana de México.
Y es que la exclusión en este país por color de piel, raza, ideas religiosas, sexo, edad y preferencias sexuales se vuelve cada vez más alarmante, y así lo demuestra la Encuesta.
Los datos arrojados indican que son las mujeres, los indígenas, los discapacitados, los adultos mayores, los homosexuales y los pertenecientes a las minorías religiosas los que se sienten más excluidos.
«Estos sectores son los más desprotegidos, a los que nadie les hace caso o les prestan muy poca atención, no sólo de parte del Gobierno, sino otras instancias y grupos sociales, incluyendo a la familia», explicó Bueno.
Los expertos coinciden en que la discriminación tiene como origen cuatro causas. «La pobreza, la desigualdad social, el machismo y los prejuicios culturales que se han ido construyendo en México».
Una Realidad no Reconocida
Los sociólogos coinciden en que la discriminación existe aunque a veces la gente no se quiera dar cuenta. Incluso afirman que la mayoría de los mexicanos han sido víctimas de ella en actividades tan comunes, que la llegan a tomar como algo normal.
«Hay un momento en el que todos nos volvemos víctimas, por una o por otra razón a todos nos han rechazado en algún lugar, y es una práctica cada vez más común, que ya ni nos exaltamos; el mexicano está aprendiendo a vivir con la discriminación», comentó Sandoval.
La Encuesta analiza que la exclusión puede variar de acuerdo a la categoría o grupo en el cual es encasillado el discriminado.
«Se refleja desde no sentarse junto a esa persona por que no le vaya a pegar algo ‘feo’, hasta no permitirle la entrada a un determinado lugar. Se trata a las personas con cara de ‘fuchi’, como si su condición o característica fuera una maldición», explicó la socióloga.
También advierte que este comportamiento de prejuicio, marginación y rechazo se basa en factores como clase social, raza, lengua, color, género, sexo, edad, religión, ocupación, educación y medios económicos, y es ejercido por quienes se sienten seguros en su territorio.
«En la cultura mexicana hay rasgos importantes que producen discriminación, como la intolerancia, el autoritarismo, el clasismo y por otra parte el afán de homogeneidad», explicó Francisco Hernández, estudioso del tema.
Los expertos dicen que la lucha contra la discriminación no consiste sólo en proteger a las personas de actos de desprecio basados en estigmas injustos e inaceptables sino también en propiciar el acceso a los derechos y a las oportunidades para los grupos que han estado ajenos al desarrollo y el bienestar.
Según los estudios, las formas de discriminación se da contra cuatro grupos principalmente.
El ‘look’ más cotizado
En un sondeo realizado por Univision.com, se nota que en este arraigado ejercicio discriminatorio hay casos tan visibles como los que ocurren en ciertos bares y restaurantes de Ciudad de México, donde sólo se da el ingreso a personas de tez blanca, que lleguen en un automóvil lujoso y hablen con el característico acento de clase media-alta, comentaron los encuestados.
«Yo venía bien vestido pero estoy ‘prieto’ y además mi modo de hablar me delata, así que no me dejaron entrar, por más que les mostraba mi cartera para que vieran que sí traía dinero para pagar», asegura Pablo Rodríguez, un universitario de 24 años que se sintió ofendido con la actitud de los ‘cadeneros’ (guardias) de una discoteca.
Rodríguez nunca denunció su caso porque sabe que esto pasa todo el tiempo en México así que creyó que no valía la pena.
A nivel laboral también se da la discriminación por apariencia física, acusan. En una empresa uno puede encontrar ofertas de empleo ampliamente discriminatorias en México, a pesar de que en Estados Unidos esa misma empresa no cometería dicho delito.
Tal es el caso de Valeria Gómez que estuvo buscando trabajo por más de tres años hasta que decidió emigrar al país vecino.
Lo que le sorprendió fue que logró colocarse en una casa de juegos y apuestas a donde había intentado entrar en México pero nunca pudo. En Texas, la misma filial, la aceptó.
«Aplica mucho el dicho de ‘cómo te ven, te tratan’ y tristemente así es. No es posible que se acepte más a los extranjeros por ser rubios y de ojos azules, que a un mexicano que es morenito y chaparrito», dijo Hernández.
Según el experto, esta discriminación proviene de la época del conquistador español Hernán Cortés. «Los españoles vinieron a ‘mestizarnos’ e impusieron sus rasgos físicos como lo bonito, estéticamente hablando. De ahí que ahora se piense que la tez blanca es la raza dominante y pura», explicó.
Sin embargo, a pesar de la evidencia, la mayoría de la sociedad no ve esto como una forma de discriminación y sugieren que este tipo de situaciones no representan ningún problema, ya que «lo lógico es que uno quiera convivir con gente ‘afín’, ‘gente decente'», explicó Hernández.
Los Indígenas Despreciados:
Dolores «Lolita» Romo, una indígena nahua, salió de su casa a los 18 años en busca de su sueño: convertirse en secretaria. Trabajó duro vendiendo quesadillas en San Jerónimo, en la Sierra Norte de Puebla, y ahorró para llegar a la capital.
Consiguió quedarse en una casa de estudiantes y empezó a trabajar en una cocina económica para ganarse unos cuántos pesos, en lo que hacía su examen para la escuela.
Los otros estudiantes que vivían con ella la marginaron y le hacían bromas pesadas constantemente. «Un día que venía de regreso del trabajo, encontré mi cuarto lleno de agua, mi sábana donde dormía estaba llena de lodo y no tenía en dónde acostarme», recordó Dolores, quien prefiere que la llamen Lolita.
La vida para Lolita no fue nada fácil en la capital mexicana, la dueña de la cocina económica la despidió cuando le pidió permiso de entrar a trabajar más temprano para estudiar. «Me dijo que una ‘india pata rajada’ como yo no tenía cerebro», comentó la chica que ahora tiene 23 años.
Pero Lolita encontró apoyo en un maestro del colegio que la ayudó a salir adelante y ahora trabaja en una empresa como secretaria bilingüe a pesar del rechazo de la que fue objeto.
La discriminación a la que fue sometida nunca fue denunciada ante las autoridades porque, a decir de Lolita, «a una india como yo nunca le prestan atención».
«Los indígenas mexicanos son los más pobres del país, los que están más alejados del acceso de todos los niveles de opción y para salir adelante deben pagar costos muy altos, el de la separación de su mundo indígena, de su familia e incorporarse a una cultura mestiza que difícilmente los acepta», explicó Bueno.
Según la Encuesta Nacional de la Discriminación, el 59 por ciento de los indígenas creen que su origen étnico los hace más propensos a sufrir tortura, 40 por ciento afirman que las autoridades judiciales no respetan sus usos y costumbres y sólo el 15 por ciento cree que podrían recibir atención en su idioma en una oficina del Ministerio Público.
Además revela que los indígenas son rechazados no sólo a nivel social sino también a nivel laboral, ya que en los trabajos les cierran las puertas por su descendencia, los consideran ignorantes y con limitaciones sociales.
«Ellos mismos se consideran poco valiosos. ¿Para qué pelean si nunca van a ser apreciados? Es un racismo que nos avergüenza y por eso lo escondemos. Por un lado nos enorgullece que Benito Juárez se haya convertido en presidente y por otro lado hacemos menos a los que provienen del mismo lugar», explicó Bueno.
El Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática dice que en el año 2000 había en el país más de 6 millones de indígenas.
¿El sexo débil?
Claudia Gómez, que trabajaba como mesera en un restaurante de una de las zonas más exclusivas de la capital (Polanco), comentó que fue despedida por rehusarse a dejar sus labores luego de tres meses de embarazo.
«Les pedí a mis jefes que me dejaran trabajar en la cocina o haciendo el aseo en los baños para que nadie me viera pero no quisieron, dijeron que yo les iba a traer muchos problemas y que si yo me había embarazado, cargara yo sola con mi paquete, que ellos no tenían por qué hacerlo», confesó a Univision.com.
Claudia necesita trabajar porque no tiene medios para mantener a su hijo, que está a dos meses de nacer además de que, confesó que su condición de madre soltera también le ha traído problemas.
«Mi familia me ve mal, no me bajan de perdida y se la pasan diciéndome que mi hijo vivirá fuera del matrimonio, y que todos se burlaran de él», explicó angustiada.
Ella sí denunció su caso ante el Centro de Derechos Humanos Agustín Pro, que ha mandado varios oficios a los dueños del restaurante, sin obtener respuesta.
Según la Encuesta Nacional, 9 de cada 10 mujeres opinaron que existe discriminación por su sexo, y una de cada tres se confesaron víctimas del rechazo durante el último año.
«Sigue vigente la idea de que las mujeres necesitan la protección de un hombre y no se dan cuenta que ya hemos salido adelante por nosotras mismas», afirmó Bueno.
A decir de la socióloga, las mujeres son excluidas por muchas circunstancias: embarazos, síntomas de menopausia, edad, fuerza y apariencia física y hasta capacidad intelectual. Inclusive, es común que reciban menores sueldos que un hombre que cuenta con el mismo nivel profesional.
«No puede haber una mujer ingeniera porque ‘ese no es trabajo de mujeres’, si se ve por las calles a una taxista, la gente la mira raro y no se suben porque las mujeres ‘son tontas para manejar’. Una mujer no puede trabajar en una construcción porque ‘son débiles y pueden estropear todo’. Incluso, nadie se imagina a una mujer presidente porque se acostumbra que los mandatarios sean hombres», comentó Hernández.
El nivel de población económicamente activa femenina es la mitad (36.4 por ciento) que el de la masculina (76.8 por ciento) y las ocupaciones que cuentan con índices más altos de participación femenina son los trabajos domésticos, de profesorado, oficinistas y vendedoras independientes, según la Secretaría de Economía.
Sin embargo, las mujeres se han ido abriendo espacios en el área económica, política y sociales. «La idea de que las mujeres deben trabajar en casa y dedicarse al hogar se están quedando atrás», puntualizó Sandoval, del centro de derechos humanos.
Intolerancia sexual
Roberto Trujillo era empleado de una empresa trasnacional por años, y acusa que sufrió discriminación en su oficio al impedírsele continuar porque es homosexual.
«Me bajaron de puesto cuando mi jefe se enteró de que me gustaban los hombres y me redujo el salario un 35 por ciento, fui hostigado por mis compañeros hasta que renuncié, harto de tanto acoso», comentó a Univision.com.
Relató que el director de recursos humanos de la empresa le dijo que mientras él fuera el responsable del área «no tendré a un ‘puto’ trabajando aquí».
Aunque Roberto presentó una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), su caso sólo engordó las estadísticas de discriminación por preferencias sexuales.
Según Gabriel Castro, un homosexual de 33 años, aquellos que tienen diferentes preferencias sexuales tienen miedo de hablar sobre sus gustos, «si lo decimos nos corren, nos rechazan y nos agreden», comentó.
Catro comentó que los problemas en el trabajo o en la convivencia con los demás no es lo único que enfrentan. Aunque las autoridades no tienen un registro, reconocen que los homosexuales son agredidos física y verbalmente, inclusive ha habido casos de asesinatos por su preferencia.
Entre 1998 y 2003 se documentaron 280 homicidios relacionados con las preferencias sexuales en el país, según la coordinación general de la Red de Democracia y Sexualidad (Demysex).
Además, en los centros de salud se les niega la atención médica, los tratan mal, les retrazan entrega de análisis y las autoridades, muchas de las veces, en vez de defender su seguridad, participan deteniéndolos sin motivo alguno, aseguró Sandoval.
Según la Encuesta sobre la Discriminación, el 42 por ciento de los encuestados contestó que no aceptaría vivir junto a un homosexual, el 31.5 por ciento junto a un indígena y el 15.1 por ciento que le es difícil convivir con mujeres, lo que convierte a estos grupos en los más vulnerables al rechazo en México.
Así que cientos de casos como estos seguirán en la impunidad, como la historia de Nadia, quien está cumpliendo una condena de cinco años tras las rejas.
- ...se ha convertido en una vivencia cotidiana en el hogar, en la escuela, en las calles, en las plazas públicas y hasta en los espacios laborales.