
La Furia Afecta el Corazón y los Pulmones! …Además la IRA desmesurada, daña las relaciones interpersonales!
La ira sin control no sólo provoca un malestar psicológico y un desgaste emocional nocivos para el sistema inmunológico, sino que además aumenta el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares o una muerte prematura y es perjudicial para los pulmones. Si eres de los que se irrita con facilidad piénsalo dos veces antes de estallar.
Emociones negativas
La ira o furia, al igual que la ansiedad y la tristeza, forman parte de las denominadas “emociones negativas”, debido a su impacto en el equilibrio mental y a los efectos que producen en el organismo.
Si eres iracundo entonces tendrás sentimientos de irritación, enojo, y rabia, enfocarás tu atención en los obstáculos externos que te impiden conseguir tus objetivos o a los que responsabilizarás de tu frustración.
Además, vivirás una sensación de energía o impulso incontrolado y la necesidad imperiosa de actuar física o verbalmente de modo intenso e inmediato.
En el plano fisiológico, la ira activa el sistema nervioso, elevando la frecuencia cardiaca y la presión arterial, y a la vez reduciendo el volumen sanguíneo y la temperatura periférica.
También hace aumentar la tensión muscular y la secreción de adrenalina, elevando los niveles de energía y preparando al organismo para esfuerzos o acciones intensos.
Por esto y por las crecientes evidencias científicas sobre el impacto negativo de la ira en el organismo de quien la experimenta, es mejor “contar hasta diez” antes de perder los nervios, y con ello una parte de la salud.
De acuerdo a un estudio del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta, en Estados Unidos, el mal carácter parece elevar el riesgo de desarrollar un accidente cerebro vascular o ictus, mientras que el control de esta emoción puede ayudar a mejorar la salud cardiovascular.Los expertos estudiaron a 14,000 adultos, y comprobaron que aquellos que tienden a enfadarse con facilidad poseen un mayor riesgo de desarrollar un infarto cerebral, incluso con niveles altos de colesterol HDL ó “bueno”.
El estudio –en línea con trabajos anteriores que han asociado una personalidad agresiva con el riesgo de enfermedad cardiovascular- muestra que enfadarse con uno mismo eleva ligeramente el riesgo de ictus pero, a medida que aumenta el mal carácter, las posibilidades de sufrir crecen tres veces entre los participantes de 60 años de edad o menores.Además, los individuos con mal carácter pueden tener mayor aumento de la presión arterial, la vasoconstricción y de sustancias que favorecen la formación de coágulos sanguíneos.
Incluso, en su cuerpo se descargan hormonas como la adrenalina, que pueden dañar las paredes de los vasos.
Por otra parte, la ansiedad y la ira suelen ser el precedente y la causa de ciertas enfermedades físicas, sobre todo trastornos cardiovasculares. Esto ocurre en especial si aparecen juntas y se mantienen en el tiempo, de acuerdo a algunos expertos en trastornos emocionales.
Según algunos estudios, estas emociones negativas pueden incrementar la vulnerabilidad ante una enfermedad, comprometer al sistema inmunológico (defensas orgánicas) o elevar los niveles de grasas.
Es más, estas emociones provocan en la persona una elevación en la percepción del dolor, así como el riesgo de fallecimiento por problemas cardiovasculares.
Asimismo, a largo plazo la ira y la agresividad parecen ser nocivas para la función de los pulmones y con el paso del tiempo pueden acelerar el declive respiratorio, según una investigación dirigida por la doctora Rosalind Wright, profesora de la Universidad de Harvard, en Boston, EU.
Ambas emociones han sido relacionadas con muchos otros problemas de salud en adultos mayores, como la enfermedad cardiaca y el asma, y se sabe que parecen tener un impacto sobre la obstrucción crónica de las vías respiratorias. Esto sugiere que podrían afectar a los pulmones.
“Los psicólogos han comprobado que el estrés psicológico, la ansiedad y los estados emocionales negativos como la agresividad pueden desestabilizar la función inmunológica y desencadenar procesos inflamatorios, de forma parecida a los alérgenos del ambiente”, señala la doctora Wright.
La misma especialista aclara que el estrés puede “poner a una persona en estado crónico de inflamación, cuando algo desequilibra el organismo”.