
Latin Profile: Astronautas e Ingeniereos Latinos Aportan Diversificación a la NASA!
Llegar a la NASA es un sueño que algunos hispanos han conseguido realizar, a pesar de obstáculos como crecer en un barrio y en una familia de bajos recursos, y vivir en un ambiente donde la mayoría de los latinos no tiene educación superior.
Además de ser un logro personal, su experiencia podría marcar un ejemplo a generaciones más jóvenes de latinos que buscan alcanzar el mismo objetivo.
“Una fantasía mía era trabajar algún día con cohetes (espaciales)”, dice Carlos Henrique Westhelle, un especialista en análisis del desempeño y trayectoria de los vehículos espaciales de la Agencia Nacional Aeronáutica y Espacial (NASA, por sus siglas en inglés). Westhelle, quien es ingeniero, trabaja para la NASA desde hace cuatro años.
Once latinos, entre ellos una mujer, han logrado convertirse en astronautas desde que Estados Unidos empezó su programa espacial en 1958. Tres de ellos están retirados.
Trabajo duro, ánimo de superar todos los obstáculos, orgullo por la condición de ser latinos y un poco de suerte son los primeros requisitos que podrían ayudar a un latino a seguir ese camino, dice Danny Olivas, un hispano que caminó dos veces en el espacio, en junio, cuando viajó a la Estación Espacial Internacional.
“Probablemente soy el único astronauta (latino) de la frontera”, asegura, con orgullo, Olivas.
El astronauta nació en Los Ángeles, California, como hispano de cuarta generación, pero creció en El Paso, Texas, una ciudad cuya población es 76 por ciento hispana y donde el ingreso anual promedio por persona es de 14,388 dólares, ligeramente más de la mitad del nivel considerado de pobreza, según la Oficina del Censo de EE.UU.
El 71.7 por ciento de los habitantes de El Paso no tiene un título universitario, Olivas consiguió una maestría en la Universidad de Houston y después un doctorado en la Universidad de Rice.
“Vas a tener muchos obstáculos frente a ti pero todos pueden ser superados si estás dispuesto a hacer el esfuerzo necesario”, dice el astronauta, .
Los latinos son apenas una minoría entre los 322 estadounidenses que han logrado ser astronautas en la historia de la NASA, pero podrían ser un ejemplo aleccionador para las generaciones más jóvenes que sueñan con llegar a cumplir el mismo sueño.
Elizabeth Martínez, estudiante del programa de Meteorología y Ciencias del Espacio de la preparatoria James Madison, en el sur de Houston, aspira a seguir una carrera en medicina asociada a la exploración del espacio en la NASA y, eventualmente, ser astronauta.
“Quiero estudiar medicina y, si es posible, trabajar en el Centro Espacial (de la NASA)”, dice Martínez, quien quiere contribuir a que los astronautas “salgan y regresen sanos del espacio”.
Apoyo familiar
Edna Campos, una escritora originaria de Texas, autora de Ay mijo, why do you want to be a engineer?, un libro de entrevistas con astronautas e ingenieros latinos destacados en Estados Unidos, afirma que el apoyo de la familia fue el denominador común del éxito que alcanzaron todos los personajes que entrevistó para su libro.
“Lo que une a todos es que alguien en sus casas apoyaban la idea y el sueño de ellos”, dice Campos. “Es muy difícil porque ellos se criaron (…) en los barrios, se criaron pobres, () en casas donde los padres no eran educados; la diferencia (con otros niños) es que alguien creyó en ellos y les dijo que su sueño era posible”, cuenta la autora.
Campos cree que ese apoyo no siempre existe en los hogares latinos. “Hay veces que los padres o los maestros le dicen a sus hijos: ‘no, no, ese sueño es muy grande, estás soñando muy grande, esa carrera no va a ser posible’ (…), en vez de apoyarlos y creer en sus sueños”.
Sin embargo, existen otras fuentes de respaldo para los latinos que quieren seguir esta carrera. Una de ellas es el programa Magnet de la preparatoria Madison. Los Magnet son programas especializados impartidos en algunas escuelas públicas de EE.UU.
La Madison fue seleccionada como una NASA Explore School, un programa de la agencia gubernamental que reproduce contenidos de la NASA en el currículum de las escuelas públicas y les da apoyo financiero durante tres años, explica Yolanda Foster, coordinadora del programa de Meteorología y Ciencias del Espacio.
“Ser una NASA Explore School es un honor porque somos la única escuela de ese tipo en Texas”, dice Foster, quien cuenta que el 30 por ciento de los alumnos en el programa es latino.
Nueva oportunidad
Otra oportunidad para los hispanos que buscan convertirse en astronautas está en el plan de la NASA de ampliar el número de candidatos provenientes de minorías para pertenecer a la generación de astronautas 2009, que podrá volar a la estación espacial y, probablemente, a la Luna, asegura Duane Ross, director de Selección y Entrenamiento de la NASA.
“Queremos que el cuerpo de astronautas refleje a la sociedad”, continúa Ross, en relación a las razones por las que la NASA intenta reclutar a mujeres y miembros de grupos minoritarios de la población.
“Otra razón es que la exploración del espacio es muy complicada, hay muchas cosas de las que uno se tiene que preocupar y es bueno tener una gran diversidad de opiniones, todos traen algo diferente a la mesa de discusión”, explica Ross.
Los aspirantes a ser astronautas de la NASA deben tener una licenciatura en ingeniería, experiencia relacionada con lo que un astronauta hace y disposición para trabajar en equipo, dice el director.
En la selección de astronautas en 2004, la última que ha hecho la NASA, de los 2,881 solicitantes, 173 eran hispanos. Sin embargo, solamente 11 personas fueron seleccionadas y de ellos 2 son latinos: José Hernández y Joe Acaba, dice Ross. Actualmente 8 latinos están integrados en el cuerpo de 127 astronautas que están en el servicio activo, según la NASA.
Pero para trabajar en el programa espacial hay otras oportunidades en la NASA. Hay latinos como Westhelle, que siguen una carrera como ingenieros.
Westhelle nació en Chicago, según cuenta, hijo de una pareja de brasileños que había llegado a estudiar en EE.UU. A los 4 años Westhelle acompañó a sus padres que regresaban a Brasil y volvió a EE.UU. cuando tenía 13 años.
Él comenzó a trabajar para la NASA a través de un programa de prácticas profesionales llamado Co-op, cuando cursaba Ingeniería en Ciencias Aeroespaciales en la Universidad de Illinois, en Chicago.
“Fui muy afortunado de tener una entrevista con el manager de Co-op (en la NASA) y ser aceptado”, dice Westhelle.
Los estudiantes del programa Co-op alternan semestres de estudio con semestres de trabajo relacionado con su campo académico.
Érica Salazar, de Houston y estudiante de Ingeniería Mecánica en la Universidad de Stanford, California, dice que le interesa el uso de la energía. “Hay que buscar formas eficientes de satisfacer la enorme demanda de energía (y) pienso que podré ser útil para resolver esos problemas”, dice.
Salazar ganó recientemente un reconocimiento de la Sociedad de Ingenieros Profesionales Hispanos, una organización de apoyo a los ingenieros latinos, por el diseño de un aparato para estimular el flujo sanguíneo para pasajeros de vuelos prolongados.
La educación, dice Danny Olivas, es, en definitiva, lo más importante. “Nosotros, como sociedad, como comunidad, necesitamos animar a los jóvenes latinos a seguir una educación superior”, dice. “Necesitamos una representación en áreas (…) como ciencia, ingeniería, matemáticas, incluso la política”.