<!--:es-->Matrimonio hispano inicia y triunfa con Millonario negocio de cocina familiar<!--:-->

Matrimonio hispano inicia y triunfa con Millonario negocio de cocina familiar

Chicago.- Los esposos Pedro y María de la Luz Castro iniciaron en la cocina familiar su negocio La Guadalupana, empresa que ahora bajo la dirección de su nieto Alejandro Castro facturó 2.7 millones de dólares en el último año fiscal.

Especializada en la producción de masa para tamales, La Guadalupana ha tenido un crecimiento anual sostenido superior al 25 por ciento en el último lustro, una muestra clara de cómo negocios hispanos se están convirtiendo en corporaciones exitosas.

En entrevista con Efe, Alejandro Castro recuerda los inicios de la empresa en 1941, cuando su abuelo Don Pedro trabajaba por las mañanas en una panadería italiana y por las tardes hacía tamales y tortillas con su hermanos Chalito y Don Pepe.

Refirió que Don Pedro y su esposa Doña Lucha en un principio distribuían sus productos entre amigos y vecinos. Sin embargo, la calidad y buen sabor les hicieron ganar tan buena reputación que decidieron abrir un supermercado en 1945.

La primera tienda La Guadalupana se ubicó en la calle Roosevelt, en el suroeste de Chicago, y ahí continuó la fabricación de tortillas y masa preparada para tamales, además de pan.

A petición de los clientes, que querían mantener la tradición de la fabricación de tamales a pesar de estar lejos de su tierra, nació la idea de empaquetar la masa.

En 1961, el matrimonio Castro decidió cambiar la sede de su negocio a La Villita, en pleno corazón del ahora barrio mexicano, convirtiéndose en uno de los primeros negocios latinos del área.

Con esta tienda se inició una nueva etapa. A medida que la comunidad crecía, La Guadalupana se fue especializando en la fabricación de tamales y masa preparada.

La familia siempre trabajó con gran dedicación, sobre todo en Navidad, época cuando los tamales ocupan un lugar privilegiado en la mesa mexicana. Y cada año el reto crecía.

En 1992, Rogelio Castro, hijo de Don Pedro y Doña Lucha, decidió aumentar la producción de los tamales y masa y para ello abrió las puertas de una fábrica aprobada por el gobierno federal.

En conversación con Efe, Rogelio explicó que cedió la dirección de la empresa a su hijo “porque está más preparado para los negocios”, en alusión a los estudios profesionales de Alejandro en administración de empresas.

En 1995, el crecimiento de La Guadalupana continuó, con la apertura de otro supermercado también en la zona sur predominantemente mexicana de Chicago.

Hoy, a más de medio siglo después que Don Pedro y Doña Lucy iniciaron su negocio, La Guadalupana sigue creciendo y posicionándose como una de las marcas favoritas de los latinos de Chicago y del Medio Oeste de EEUU.

Alejandro Castro refiere que la expansión del negocio ha traído como consecuencia que los productos La Guadalupana se distribuyan en todos los suburbios de Chicago y estados vecinos como Indiana, Michigan, Wisconsin y Minesota.

“El proyecto incluye la próxima distribución de nuestros productos en Denver, Colorado; Atlanta, Georgia; en Texas y en un año más en el estado de California”, refiere el ejecutivo méxico-americano sobre los planes de expansión.

La Guadalupana decidió cerrar sus dos supermercados y concentrarse de lleno en la producción y distribución de masa para tamales y tortillas.

Con 25 empleados y para cumplir con la creciente demanda, la empresa contrató los servicios de un especialista en productos hispanos. Jorge Nava, un ejecutivo con vasta experiencia en este rubro, es el nuevo Gerente de Operaciones de la compañía.

Según Nava, La Guadalupana es un negocio familiar que ha perfeccionado la producción de masa para tamales, “pero ahora se trata de llevar la compañía a otro nivel”.

Al respecto, Rogelio Castro precisa que su hijo Alejandro “ha venido a inyectarle sangre nueva al negocio, elaborando ambiciosos proyectos de expansión y preparándose para introducir algunos de los productos en el mercado anglosajón”.

Además, el joven empresario se ha involucrado directamente con la comunidad a través de sus funciones como vicepresidente de la Cámara de Comercio de La Villita y como miembro activo del grupo empresarial de la Calle 47.

Alejandro subraya que el crecimiento del negocio en ningún momento ha sido un obstáculo para que se mantenga el mejor servicio y alta calidad que los ha caracterizado desde 1945, y anticipa que esta fórmula servirá para alcanzar los cuatro millones de dólares en ventas el próximo año.

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