
McCain favorecería una reforma amplia …Republicano refuta deportaciones masivas
John McCain ganó el martes el número suficiente de delegados para obtener la nominación presidencial del partido republicano y disputar, el primer martes de noviembre, la Casa Blanca con el nominado demócrata, el que todavía no se ha esclarecido.
El Senador de Arizona, de 71 años, fue el único de los ocho aspirantes de su partido (Tom Tancredo, Mitt Romney, Ron Paul, Fred Thompson, Rudy Giuliani, Micke Huckabee y Duncan Hunter) que durante la campaña habló de la necesidad de contar con una reforma migratoria que permita legalizar a indocumentados que llevan tiempo en el país, carecen de antecedentes criminales y pagan impuestos, pero sin dejar de lado la seguridad nacional de Estados Unidos.
Sus adversarios, por el contrario, rechazaron toda posibilidad de legalización y llegaron incluso a sugerir una política que permitiera al gobierno el arresto y la deportación inmediata de los extranjeros sin estatus legal de estadía, y con ello poner fin a la inmigración indocumentada.
La sugerencia antiinmigrante contó con el respaldo del ala conservadora del partido republicano, mientras que la postura de McCain le costó al candidato la crítica entre sus correligionarios, pero al final de cuentas los votos mandaron y el partido saludó el martes la victoria del veterano de guerra que fue prisionero en Vietnam durante cinco años.
Batallas perdidas
El tema de la inmigración no es nuevo para McCain. En 2003, junto con el Senador Edward Kennedy (demócrata de Massachussets) respaldó un proyecto bipartidista de reforma para legalizar a la mayoría de los 12 millones de indocumentados, y otro que daba la residencia temporal a unos 3 millones de campesinos, la mayoría de ellos de origen mexicano.
Tras un plazo de al menos seis años, los trabajadores podrían gestionar la residencia permanente, y una vez conseguida, esperar cinco años para tramitar la naturalización, indicaba el proyecto que contaba con el respaldo de agricultores y sindicatos.
El plan, conocido como Proyecto de Ley de Empleos, Oportunidades, Beneficios y Seguridad para los Trabajadores Agrícolas (AgJobs), ha sido debatido sin éxito por varias comisiones del Congreso y se mantiene como una de las legislaciones más completas redactadas en los últimos cinco años, a juicio de la Asociación Americana de Abogados de Inmigración (AILA).
Dos años más tarde, en 2005, McCain, nuevamente junto con Kennedy y un importante grupo bipartidista de ambas cámaras del Congreso, respaldó una nueva versión de ley de reforma migratoria que también otorgaba una vía de legalización amplia a la mayoría de los indocumentados que viven en el país.
El plan, que segmentó a los indocumentados en tres grupos y a cada uno de ellos lo trató de manera diferente, sirvió de base para un proyecto que aprobó el Senado el 25 de mayo de 2006.
Grupo 1. Lo integraban indocumentados que llevaban cinco años o más en el país. Ellos accederían a una residencia temporal de seis años y luego a la residencia permanente. Once años más tarde podrían solicitar la ciudadanía. Se beneficiarían 7.8 millones.
Grupo 2. Lo integraban indocumentados que llevaban más de dos años y menos de cinco en el país. Ellos deberían registrarse en un puesto fronterizo y calificarían para un permiso temporal de trabajo hasta que cumplan cinco años de estadía. Se beneficiarían 3.5 millones.
Grupo 3. Lo integraban indocumentados que llevaban menos de dos años en Estados Unidos, quienes no calificarían paran ningún tipo de beneficio y deberían irse del país. Afectaría a 1.4 millones.
Poco después de aprobado y cuando el Comité de Conferencia del Congreso se disponía a armonizarlo junto con una versión que en diciembre de 2007 había aprobado la Cámara de Representantes -proyecto que criminalizaba la estadía ilegal en Estados Unidos-, el entonces liderazgo republicano canceló el debate aduciendo razones de seguridad nacional.
El plan secreto
Un año más tarde, entre marzo y abril de 2007, McCain participó en las reuniones secretas entre negociadores demócratas, republicanos y la Casa Blanca para aprobar un borrador de reforma migratoria que luego que cancelado en junio por falta de apoyo bipartidista.
El proyecto, basado en un fuerte componente de seguridad nacional, incluía una vía de legalización para indocumentados que, entre otros requisitos, estuvieran en Estados Unidos desde el 1 de enero de 2007, carecieran de antecedentes criminales, hablaran inglés, pagaran una multa de $13,500, salieran del país y gestionaran desde el exterior una visa de ingreso.
El proyecto no consiguió los 60 votos (sobre 100) mínimos que requería para que se convirtiera en ley.
Poco después, se reportó que muchos republicanos resintieron que McCain hubiera respaldado un proyecto de ley que le habría otorgado una forma de obtener la residencia legal a millones de indocumentados.
Pero McCain no cambió de estrategia. Seis meses después de la suspensión del debate, a mediados de enero de este año y poco antes de las primarias de Iowa, el senador de Arizona hizo comentarios sobre el frustrado plan y apuntó que la legalización de los indocumentados no constituye una amnistía, sino que se trata de estrictas condiciones para que los clandestinos puedan regularizar su situación en el país, como pagar multas, carecer de antecedentes criminales y aprender inglés.
“No se trata de una amnistía”, le dijo al ex gobernador de Massachussets Mitt Romney en un debate dos días antes de las primarias de New Hampshire, donde ganó. “Usted puede invertir toda su fortuna en esos comerciales con ataques, amigo mío, pero -de que la legalización es una amnistía- eso no es verdad”.
Sobre las redadas y las recomendaciones de algunos rivales políticos de expulsar a los 12 millones de indocumentados, McCain destacó que se trataba de algo “imposible” y reiteró que el tema de la reforma migratoria y la legalización de los indocumentados debe ser manejado con “compasión y amor”, advirtiendo, sin embargo, que de lograrse la aprobación de una ley amplia, “nadie puede adelantarse en la cola ni puede quebrantar la ley”.
Al final de la cola
McCain insiste en que una reforma amplia debe respetar el derecho y la espera de todos los inmigrantes legales que solicitan beneficios migratorios, y que los indocumentados deben ponerse al final de la cola y esperar por un cupo de visa disponible, si el Congreso aprueba una reforma.
El candidato republicano también favorece que quienes califiquen para la residencia –en el caso de una reforma migratoria- hablen inglés, paguen multas por la estadía indocumentada y derechos para pedir la tarjeta verde, y que sus antecedentes sean verificados exhaustivamente por el departamento (ministerio) de Seguridad Nacional (DHS).