
Mi hija se viste de “femme fatal”
...Qué hacer con la niña mujer!
¿Qué hacer cuando la nena de papá se viste como una femme fatal? Es frecuente que los padres se sorprendan con el cambio de vestuario en sus hijas adolescentes. Por eso, es esencial guiar a la joven atrevida en su camino de niña a mujer.
El síndrome Lolita: Carlita apareció en la puerta del comedor familiar y, con paso decidido, avanzó hacia la mesa. La familia –papá, mamá y dos hermanos menores- quedaron boquiabiertos. La chica, de sólo 13 años, vestía una minifalda que apenas tapaba sus nalgas y un escote que, aunque todavía no podía mostrar demasiado, era, por lo menos, profundo. Papá Emilio tragó saliva y le preguntó el por qué de ese atuendo. La respuesta de Carla no dejó dudas: “Mis amigas visten así hasta para ir a la escuela. Estoy harta de faldas largas y cuellos altos. Soy una mujer y quiero ser popular”. Un problema común con el que se topan los padres durante la adolescencia temprana es el cambio abrupto de “look”. Habitualmente se presentan los extremos: o las niñas prefieren lucir desaliñadas o demasiado maquilladas para su edad.
Frente a la segunda opción, Jan Faull, autora del artículo Dealing with Suggestive Clothing y experta en educación, asegura que este interés de las púberes en mostrar su cuerpo está directamente relacionado con su despertar a la sexualidad. “Es importante, explica Faull, que la muchacha comprenda que su cambio de ropa va a despertar una mirada diferente en los varones. Lo que muchas veces pasa es que, a causa de ese cambio, la joven ingresa en un medio ambiente diferente –cargado de insinuaciones sexuales- para el que no está preparada”.
Como es difícil retardar este proceso de “cambio de apariencia”, es muy importante que los padres logren que la misma joven reflexione, que piense si realmente está lista para hacerle frente a posibles “propuestas indecentes”. Y sí, frente a estas situaciones, puede tomar las decisiones correctas.
Obviamente, el peor camino que un padre puede elegir es el castigo y la prohibición. Porque el resultado será todavía más drástico. Otro camino equivocado es burlarse del nuevo atuendo ya que generará mayor inseguridad en la adolescente, cuando en realidad lo que busca es elevar su autoestima.
El popular dicho “las apariencias engañan” es perfecto para este proceso: la joven viste y luce como mujer, pero todavía piensa, actúa y resuelve como niña. “Mi hija volvió llorando de la escuela hace poco porque sus compañeros se habían burlado de sus rodillas. Era la primera vez que iba con una falda, a mi juicio, demasiado corta”, cuenta Zulema, mamá de Florencia.
Una solución posible, dicen los expertos, es la negociación. Hacerle entender, con razones sólidas, a la adolescente que la ropa sugestiva no se puede usar en todo momento, y menos aún para ir a la escuela. Y potenciar en ella la capacidad de razonar, decidir y elegir bien.
Porque, como indica el experto John Santrock, autor del libro Adolescencia, psicología del desarrollo, los padres tienen que saber lidiar con estos primeros actos de rebeldía que, en definitiva, también forman parte de la construcción de la identidad.
En resumen, cinco consejos prácticos de los expertos para lidiar con la “hija lolita”:
• Respirar hondo
• No burlarse del nuevo aspecto.
• Iniciar un diálogo franco.
• Hacerle comprender que el cambio de “look” implicará enfrentar nuevas miradas
• Estimular la reflexión y capacidad de decisión de la adolescente.