
Miami no se recuperará pronto!
Panorama que se vive en Miami ha desesperado a sus residentes
MIAMI, Florida – Miles de árboles caídos, techos dañados, semáforos sin funcionar, postes partidos en dos, policías dirigiendo el tránsito en las principales arterias y miles de residentes desesperados en busca de agua, hielo, combustible y alimentos es el panorama que se vive en Miami un día después del paso del huracán Wilma.
Largas colas
«Llevo dos horas recorriendo la ciudad y nada, ni gasolina ni agua ni hielo», dice Amalia, una hondureña a bordo de un vehículo todo terreno en una esquina a la entrada del centro de Miami. «No pensé que el huracán nos iba a pegar tan fuerte, pero vea usted, nos quedamos sin luz y sin teléfono celular».
Unas cuadras más adelante, a la entrada del centro financiero de Brickell, un policía desvía el tránsito. «La calle está cerrada», dice y le indica a otros automovilistas que viren hacia la derecha.
A primera vista los daños son cuantiosos.
«Muchas ventanas están destruidas», dice Alexis, un empleado del Conrad Hotel, en el corazón de Brickell. «Pensé que las ventanas soportarían la fuerza del huracán, pero no fue así. Afortunadamente no hubo víctimas», dijo.
En la acera contraria Luis González, gerente de Bank Caja, de España, toma imágenes del edificio Spirito Santo, uno de los más modernos construidos en la zona.
«Fue terrible», dice y contiene la respiración.
González explicó que «esta mañana fui a mi oficina, en el noveno piso, y no hay daños, por suerte. Pero no hay luz, ni agua ni elevadores ni aire acondicionado ni nada. Volveremos a trabajar cuando reparen los daños y las autoridades indiquen que el edificio es seguro».
En el Spirito Santo funcionan varias agencias bancarias, un hotel, oficinas de abogados y en los pisos superiores, un condominio, explica González. «Ahí está el daño principal».
Anuncian reparto de hielo
Dos cuadras más al norte, en el cruce de las calles Brickell y Broadway, un grupo de voluntarios recoge escombros en las afueras de la Parroquia San Judas.
«Es parte del techo», dijo Luis, un jardinero de nacionalidad cubana. «Wilma se llevó las tejas y la madera del salón comunitario de la parroquia».
En la radio un locutor informa que las autoridades repartirán agua y hielo a partir de las 2 p.m. en varios puntos de la ciudad.
«Vengo de uno, en el estadio, pero es imposible», indica Julio, un nicaragüense amparado por un Estatus de Protección Temporal (TPS) en Estados Unidos. «Se gasta mucha gasolina y dan muy poco», agregó.
En otro cruce Arthur Hernández está molesto.
«Fuimos hasta el zoológico con tres vecinos en un solo automóvil, para ahorrar gasolina, pero nos dieron dos bolsas de hielo y seis galones de agua», explica.
«Le dijimos a los tipos que éramos tres jefes de familia, de tres casas distintas, que fuimos en un solo vehículo, pero nada, nada. Esta gente no sabe actuar en una emergencia», agregó.
Mateo, uno de los acompañantes, dijo que «afortunadamente no hace el calor que hubo durante Katrina».