Muere el ‘banquero de Dios’

...Se niega el Vaticano a comentar su fallecimiento

Phoenix, Estados Unidos.- El “banquero de Dios”, el Arzobispo estadounidense Paul Marcinkus, implicado en uno los escándalos de corrupción más sonados de la Iglesia católica murió a los 84 años en Arizona.

El Arzobispo retirado, quien fue procesado en Italia en 1982 como uno de los involucrados en la escandalosa quiebra del Banco Ambrosiano, murió el pasado lunes en la noche en su casa de Sun City, un barrio a 25 kilómetros al noroeste de Phoenix, indicó Becky Gonzales, portavoz de la Diócesis de esa ciudad.

El prelado estadounidense, el quinto hijo de una familia de emigrantes de origen lituano y apasionado jugador de golf, sufría desde hace varios años del corazón.

El Vaticano se negó a comentar la muerte del prelado.

La historia financiera de la Santa Sede, que por siglos se basó en los aportes y donaciones de los fieles, se vió afectada por los oscuros contactos que mantuvo el célebre clérigo con dos banqueros italianos: Michele Sindona, cercano a la mafia siciliana, y Roberto Calvi, miembro de la poderosa logia masónica Propaganda-2.

El atlético religioso fue nombrado en 1969 encargado del Instituto para las Obras Religiosas (IOR) por el Papa Pablo VI, que necesitaba un hombre de confianza como encargado de los dineros vaticanos.

Marcinkus, que entonces era un joven diplomático que acababa de llegar de la nunciatura de Bolivia, parecía el hombre adecuado para el puesto adecuado.

Marcinkus, que se lleva a la tumba muchos secretos de las finanzas vaticanas, era conocido como el “banquero de Dios” por la libertad y autonomía que gozó en ese sector.

Como protagonista del escándalo que ocupó las portadas de la prensa mundial, el religioso respondía perfectamente a su papel: alto, más de 1.90 metros, guapo, mundano, apasionado de golf y cigarros, además de amigo personal de las familias Kennedy y Rockfeller.

Las aventuras financieras de los dos banqueros culminaron con la quiebra de sus bancos, en particular del Ambrosiano de Milán, principal red de financiamiento del Vaticano.

El crecimiento económico de Italia en los años ochenta y la necesidad de entrar en los mecanismos financieros mundiales llevaron al Vaticano a entrar en operaciones oscuras, que terminaron por poner en juego hasta su propia sobrevivencia.

Después de haber dejado sin reservas financieras a la Santa Sede después del pago en 1984 de 240 millones de dólares para los acreedores del Ambrosiano, Marcinkus vivió una suerte de exilio interno dentro de las murallas del Vaticano tras ser investigado y declarado inocente.

El Arzobispo estadounidense, seguro y de porte erguido, se vio obligado a dejar en 1989 la titularidad del IOR y en 1990 el Vaticano para retirarse en Estados Unidos tras una larga negociación entre Italia y la Santa Sede.

Criticado por muchos por haber hecho negocios con personajes cercanos a la mafia y que lavaban dineros sucios en paraísos fiscales, fue defendido por unos pocos y protegido por Juan Pablo II, que reclamó siempre la inmunidad diplomática para su prelado.

Roberto Calvi fue hallado muerto en 1982 bajo un puente de Londres tras una serie de inversiones arriesgadas, entre ellas blanqueo de dinero sucio proveniente de actividades ilícitas en los paraísos fiscales de Panamá y Bahamas.

El “banquero de la mafia”, Michele Sindona, miembro de la poderosa logia masónica P-2 como Calvi, murió asesinado en 1986 por sus relaciones con el escándalo financiero.

Tras ser liberado de culpa, Marcinkus regresó discretamente a su país en 1989 y la mayor entidad financiera de la Santa Sede tuvo que limpiar su imagen.

El IOR ahora invierte sólo en títulos del Estado.

Juan Pablo II nombró una comisión de cinco Cardenales para velar por el funcionamiento del IOR y pidió a un grupo de expertos del mundo entero que dieran orientaciones sobre las finanzas de la Santa Sede.

Se comenzaron a hacer públicas las cuentas del Vaticano y en 1992 el saldo empezó a ser menos negativo. Gracias a las llamadas “entradas institucionales”, una suerte de impuesto que pagan las Diócesis y las órdenes religiosas de todo el mundo, reglamentadas por el código canónigo en 1991, la Santa Sede salió del “rojo” tras 23 años de déficit. Su sucesor desde 1989 en el IOR, el italiano Angelo Caloia, ha sido muy crítico de la gestión de Marcinkus, por lo que decidió dirigir con mayor transparencia y severidad el capital de la Iglesia católica.

“Era un tipo superficial que estaba mal aconsejado, pero era de una honestidad absoluta”, comentó Caloia. “Como buen norteamericano, adoraba el golf, los cigarros y el beisbol. Creía conocer el mundo de los negocios, pero en realidad fue una víctima de ese mundo. Comprometía y endeudaba el IOR pese a ser un buen cura”.

Share