
Muere Vicente Fernández y no le pudo escupir la cara al Trump
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Lo dulce de la vida lo pudo beber durante 81 años el hombre que decía que no tuvo trono ni reina, ni nadie que le comprenda. Vicente Fernández se fue con muchas preguntas serias por responder. Pero seguirá siendo el rey.
Vicente estuvo bajo cuidado médico desde agosto tras una grave caída en su rancho “que le generó un traumatismo raquimedular a nivel de la columna cervical”, reportando su familia que su estado de salud era grave. Asimismo el equipo médico que le operó estuvo las semanas siguientes informando por redes sociales sobre su estado de salud —dependiente de apoyo ventilatorio y de una sonda para alimentarse—. Pasó varios días bajo observación y pudo volver a su casa sólo por unos días ya que lo regresaron de nuevo al hospital por un cuadro de neumonía y falleció hoy tras un empeoramiento de su condición pulmonar y al darse la noticia millones y millones de seguidores lo lloran.
SEMBLANZA: Vicente Fernandez nació en el pueblo de Huentitán El Alto, Jalisco, en 1940, fue hijo de un ranchero y una ama de casa y empezó en el mundo de la música cantando en restaurantes y bodas en Guadalajara y luego Ciudad de México. Apareció primero en la televisión —en La calandria musical y El amanecer tapatío— y en la capital del país logró que algunas de sus canciones sonaran en la radio, hasta que en 1965 la emisora CBS (hoy Sony Music) le abrió las puertas. Empezaron a conocerse sus canciones —Tu camino y el mío, Perdóname, su disco Palabra de rey—, pero su gran éxito musical llegó una década después, la canción de despecho inolvidable que lo catapultó a la fama en 1972: «Volver, volver»: una tragedia amorosa transformada en ranchera, que lo convirtió en el rey de su género en toda América Latina. Hubo muchas versiones en los años siguientes pero ninguna interpretación fue tan memorable como la que hizo Vicente con su hijo —el famoso cantante Alejandro Fernández— en un concierto hace varios años. “Creo que el día en que me estén sepultando, la va a cantar todo mundo”, dijo entonces al público sobre su canción más querida.
Chente, que fue la voz de muchos del norte al sur del continente, cantó por más de 50 años, vendió millones de copias de sus más de 100 discos (casi siempre producidos con Sony Music), y deja una obra extensa “sobre el llanto y el suspiro, sobre el abandono y recuerdos dolorosos; su música se ríe mientras el cantante se lamenta”, como dijo alguien en una reseña.
Le siguieron muchos éxitos: Acá entre nos; Que te vaya bonito; o su famoso disco Por tu maldito amor de 1989; además de aparecer en decenas de películas y telenovelas. Fue nominado a 13 Grammys latinos (ganó 3) en su carrera, e incluso hay una estrella en el paseo de la Fama en Hollywood con su nombre.
“Ni Solís, Infante o Negrete tuvieron la fortuna de enfrentarse a las leyes del tiempo. Vicente los superó y no hay alguien que lo sustituya”, dijo el año pasado Martín Urieta, quien creó 25 canciones para Chente. “Su voz está intacta a los 80 años y no podemos saber si Infante, por ejemplo, continuaría igual a la misma edad. Este es un mérito grande de Vicente: permanecerá como el número uno”. Urrieta es uno entre un grupo de compositores que encontraron la voz que buscaban en Chente, al igual que Federico Méndez Tejada, Fernando Maldonado (autor de Volver, Volver), José Alfredo Jiménez (autor de El Rey), Gerardo Reyes y Jorge Massías. Aunque famoso por tantos éxitos, fueron muy pocas las canciones que Chente escribió. “Nunca he dicho que soy compositor”, dijo Vicente Fernández en una entrevista publicada en su página web oficial. “Es un trabajo muy difícil, sin embargo, algunas ideas e inspiraciones me han llegado y cuando eso sucede, corro a tomar una pluma y escribir unas cuantas frases”.
Vicente Fernández se despidió de los escenarios el 16 de abril del 2016, a sus 76 años, en un espectacular concierto en el estadio Azteca con más de 90 mil espectadores. “El día que me encuentre a Donald Trump le voy a escupir la cara”, dijo el día de su despedida y se quedó con las ganas.
Pero Chente estaba lejos de ser un ídolo impecable, y junto a su mito hay serios cuestionamientos. En sus últimos años fue criticado por su cercanía al PRI o por decir que no quería un trasplante de hígado de alguien que fuera homosexual o drogadicto, a pesar de que le pudiera salvar la vida cuando tuvo cáncer en el 2012. “Él no soportaba a Juan Gabriel, porque era gay y Chente era un hombre de otra época y tenía mucha cosa de homofobia”, contó recientemente la escritora Olga Wornat. Ella acaba de publicar El último rey, una biografía no autorizada que habla del comportamiento machista de Vicente Fernández y los vínculos de uno de sus hijos (Gerardo Fernández) con el cartel de Sinaloa.
“Que Chente sabía, sí sabía. Pero hizo la vista gorda”, dice Wornak sobre el vínculo criminal de su hijo Gerardo. “Y está el caso del cantante Joan Sebastian, que era íntimo de Vicente Fernández. Se visitaban en los ranchos y además Alejandro Fernández era como su ahijado. Pero él no solo tenía una investigación por narcotráfico, en su rancho se celebraban fiestas con menores de edad que secuestraban en Guatemala. Yo me pregunté: “¿Cómo Chente no podía saber esto?”. Quizás no lo quiso saber o no lo quiso mirar, no tengo la certeza porque justo él se enfermó y no le hice esa pregunta y nadie nunca se la hizo”.
“La vida es una copa de licor; y nadie la disfruta eternamente. Se acaba si la bebes de un jalón; igual que si la bebes lentamente”, cantaba Chente en otra de sus canciones.
En fin, ya se fue y por mucho tiempo será recordado por tanta gente que le seguía enamorados de todas sus exitosas intepretaciones. Descanse en Paz «EL REY».