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NUESTRA MADRE TIERRA!

A mi familia y a mi nos gusta mucho salir de paseo los fines de semana porque vamos de día de campo. Cristina y Diego disfrutan mucho este día porque además llevamos a nuestro “Firulais” -un gracioso perro snauzer de dos años-. Salimos en coche, generalmente como a las 9 de la mañana y casi nunca sabemos hacia dónde vamos a ir, hasta que todos nos subimos y tomamos la decisión final. Esta vez, nos fuimos por la carretera hacia La Peña de Bernal. El paisaje es fabuloso porque vamos admirando todo tipo de expresiones de vida. Salen a nuestro encuentro desde parvadas de aves volando a distintas alturas en un hermoso cielo azul, hasta distintas tonalidades de verde y café, por la abundancia de agua en campos y montañas. De pronto, vemos que varios autos se detienen al pie de la carretera para llegar a unos puestos que ofrecen elotes asados.

Viene entonces a mi mente el tema del amor y logro entender una de sus más grandes manifestaciones: nuestra madre tierra. Ella nos alimenta, nos cuida y además nos permite entender la forma en que funciona el universo. Todas las civilizaciones del mundo, de todos los tiempos, han tomado a la madre naturaleza como una diosa protectora que nunca abandona a sus hijos y que les provee de todo lo necesario. Nos da lluvia para que crezca la milpa, nos da abrigo y refugio con sus bosques, alegría con el cantar de los pájaros, sensaciones de libertad con el inmenso cielo, y siempre nos recuerda que somos parte del universo con el brillo de las estrellas. Y ella nunca nos reclama nada. Sólo nos pide que la entendamos y que la cuidemos todos los días. Esta es la más grande manifestación de amor que existe entre el hombre y la creación divina. Así como el hombre al nacer recibe de su madre alimento y protección, nuestra madre naturaleza hace lo mismo con nosotros desde el principio de los tiempos. Su amor, como el de la madre humana, es lo más perfecto y puro.

Un hijo tiene la misión de siempre proteger y procurar la felicidad de su madre hasta el momento de morir. Acaso nuestra madre tierra, que nos ha dado de comer y nos protege desde que nacemos, no merece nuestro mismo trato? Acaso no es ella también nuestra madre? Por qué nos hemos dedicado a lastimarla y la hemos dejado de cuidar? Sólo porque no es humana deja de ser nuestra madre? Qué hijo puede ser tan cruel y sanguinario que mata a su propia madre diariamente? Debemos de entender que ella es también madre de todos los seres vivos del planeta, pero cuál es la razón que el ser más inteligente de la creación, sea precisamente el que la destruye? Ningún león, tigre, águila o elefante se atreve a agredirla, porque entienden que ella es amorosa y que es vital en sus vidas. Cada año se talan miles de hectáreas de árboles y se daña cada vez más la capa de ozono. Los efectos se sienten, ya que tenemos más casos de cáncer de piel, los veranos son más calurosos por el efecto invernadero, las lluvias son más escasas o más violentas, los ríos mueren de contaminación, las ballenas mueren en las playas porque no encuentran alimento, y cada día hay más especies extintas… Qué buscamos cuando herimos de muerte a nuestra propia madre y a nuestro propio planeta? Será cierto que cuando las civilizaciones anteriores se dedicaron a dañar la naturaleza llegó el día del juicio final y alguna furiosa fuerza sobrenatural hizo que desaparecieran?

La historia muestra que civilizaciones anteriores sufrieron inexplicablemente manifestaciones brutales y aniquiladoras de la naturaleza. Cuál fue el motivo? Nuestra madre tierra es amorosa, pero la ley cósmica del equilibrio universal y de la justicia es implacable. Nunca falla y siempre pone orden cuando existe un atentado contra la energía más divina que existe: el amor.

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