
Presencia Centroamericana: el Rostro de una Comunidad!
Los últimos años de la Guerra Fría atraparon en fuego cruzado a muchos países del mundo. América Central, con la equilibrada excepción de Costa Rica, fue igualmente presa de aquella confrontación que protagonizaban por un lado Estados Unidos, democrático y capitalista, y por el otro la Unión Soviética, dictatorial y comunista.
A finales de la década de los 70 y a lo largo de toda la de los 80, la Guerra Fría provocó en Centroamérica tres violentas contiendas civiles. Nicaragua, El Salvador y Guatemala se desangraban a cañonazos, ejecuciones bárbaras y otras violaciones de derechos humanos cometidas por todos los bandos en conflicto.
Fue en esta época que se produjo la gran ola migratoria centroamericana hacia Estados Unidos, especialmente desde zonas rurales donde el rugir de las ametralladoras era más fuerte.
De acuerdo con estadísticas de la Oficina del Censo del Departamento de Comercio de Estados Unidos, había en el año 2000 en este país un millón 700 mil centroamericanos, la gran mayoría salvadoreños (655 mil), guatemaltecos (372 mil) y hondureños (218 mil). Estas cifras podrían ser mucho mayores en la actualidad. A principios de este mes la Oficina del Censo informó que la comunidad hispana tiene ahora una población muchísimo mayor.
Los Angeles se convirtió casi de inmediato en el punto de concentración de los refugiados centroamericanos, con el área de Pico-Union como zona cero. Muy pronto esta área sería bautizada con el nombre de “La Pequeña Centroamérica”, émulo de Chinatown, Little Tokyo y Koreatown.
Las redadas del Servicio de Inmigración y Naturalización no se hicieron esperar, por lo que muchos centroamericanos fueron deportados. Surgieron entonces organizaciones que intentaron conseguir un estatus especial de protección migratoria, ya que llegaban rumores de que algunos deportados eran ejecutados por las fuerzas en conflicto, en países centroamericanos. El gobierno local aprobó una declaración, a mediados de los 80, en la que definía a Los Angeles como ciudad santuario para los centroamericanos.
En 1986, durante la presidencia de Ronald Reagan, se aprobó el Acta de Control y Reforma Migratoria (IRCA), la mayor amnistía concedida en Estados Unidos a emigrantes indocumentados. De ella se beneficiaron no pocos centroamericanos, pero no la cantidad necesaria para garantizar la permanencia en este país de muchas familias.
Se aprobaron posteriormente otros planes para centroamericanos como el Estatus de Protección Temporal (TPS), que les concedía la posibilidad de permanecer en Estados Unidos, al menos por cierto tiempo.
Hacia 1989 se perfiló el fin de la tragedia. Con la caída del Muro de Berlín y la derrota en las urnas del nicaragüense Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ese mismo año, y las políticas renovadoras del Mijaíl Gorbachov que condujeron a la desintegración de la Unión Soviética en 1991, la Guerra Fría se desvaneció con una victoria imprevista de Estados Unidos. Poco después, el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), de El Salvador, se integró a la vida civil, como partido político. Las guerrillas guatemaltecas hacían otro tanto. También en 1989, una invasión norteamericana a Panamá que produjo el arresto del dictador populista Manuel Antonio Noriega, dio el tiro de gracia al incendiario régimen panameño, vinculado al tráfico de narcóticos y armas.
Exitos Centroamericanos
Mientras tanto, en enero de 1986, el Dr. Franklin Chang-Díaz, nacido en Costa Rica, se convertía en el primer astronauta latino de la NASA, en un vuelo del trasbordador espacial Columbia en el que participó en la colocación de un satélite y en la realización de experimentos astrofísicos, durante seis días. En la actualidad, el Dr. Chang-Díaz es un veterano científico y astronauta, homenajeado en universidades e instituciones científicas de Estados Unidos y América Latina, por sus siete vuelos espaciales y sus 1,601 horas de vuelo fuera de la órbita terrestre, incluyendo 19 horas y 31 minutos en tres caminatas espaciales.
También en 1986, el salvadoreño Alvaro Torres se consagra como intérprete y autor de música popular, con su disco “De punta a punta”. Luego de vivir algún tiempo en Guatemala, donde se hizo profesional, y Denver, Colorado, Torres se estableció en el Valle de San Fernando, condado de Los Angeles. Muy pronto se convirtió en el cantante salvadoreño más internacional.
En 1994, Liz Figueroa, de origen salvadoreño, es elegida para la Asamblea Estatal de California en representación de los condados de Alameda y Santa Clara. Se convierte en la primera latina del norte de California en llegar a la Legislatura estatal. En 1998 es elegida para el Senado estatal y reelegida para el mismo cargo en 2002. En 2005 fue elegida para presidir el nuevo y poderoso Comité de Modernización, Rendición de Cuentas y Eficiencia Gubernamental del senado californiano. En su primer año como legisladora, presentó nueve proyectos de ley todos los cuales fueron aprobados y convertidos en ley. Un verdadero récord para una legisladora novata.
El guatemalteco Roberto Quezada, que vive en Los Angeles desde 1952, recibió en 1983 el Premio Nacional Novela Guatemalteca, que se concede en su país natal, por su obra “Ardillas Enjauladas”. Desde entonces no ha cesado de escribir, e inclusive ha incorporado la temática hispana de Los Angeles a sus más recientes novelas.
La década de los 90 fue pródiga en muchos aspectos para los centroamericanos, pero el extraordinario papel jugado por el futbolista salvadoreño Mauricio Cienfuegos, ya retirado, fue todo un fenómeno deportivo. Vistió la camiseta del Galaxy de Los Angeles durante ocho años. Cienfuegos fue elegido en 1996, 1998 y 1999 MLS Best XI y participó en siete juegos de las estrellas. Con él como jugador estelar, el Galaxy ganó la Copa de Campeones de la CONCACAF en 2000, la Copa del Abierto de Estados Unidos en 2001, y la Copa de la MLS en 2002. Concluyó su carrera en la MLS con 78 asistencias y 35 goles en 206 partidos con el Galaxy.
En los Medios de Comunicación
Es tal vez en los medios de comunicación de Los Angeles donde la presencia centroamericana se ha hecho sentir con profesionalismo y objetividad, y también con sentido de solidaridad comunitaria.
La radio, tan popular y práctica, le permitió a un talentoso y humilde hondureño, Renán Almendárez Coello (El Cucuy de la Mañana), adueñarse de los ratings radiales, como nadie lo había hecho antes. A veces controversial, “El Cucuy” es considerado el locutor más escuchado de Estados Unidos y su papel influyente en la comunidad hispana, lo utiliza constantemente para abogar por las minorías y convocar a obras humanitarias.
Por otra parte, recientemente, la crónica deportiva perdió a uno de sus grandes, el narrador y cronista costarricense Rafael “Felo” Ramírez (sin parentesco con el cronista cubano de beisbol del mismo nombre). Durante más de 20 años de ejercicio periodístico en Los Angeles, Felo fue una verdadera gloria centroamericana en su especialidad.
La galardonada periodista salvadoreña Norma Roque es una de las figuras destacadas de Noticias 34, el noticiero local de KMEX Canal 34 de la cadena Univisión. Su compatriota Salvador Durán, juega un papel similar en Noticiero 52 de la cadena Telemundo. Ambos han ganado importantes premios y han realizado una extensa labor periodística, pero no son los únicos centroamericanos dedicados a esta profesión.
La hondureña Cecilia Brogán es ya una figura conocida por su programa matutino de KMEX Canal 34 de Univisión, mientras que los salvadoreños Antonio Mineros y Osmín Rodríguez forman parte del cuadro reporteril de KVEA Canal 52 y KWHY Canal 22 de Telemundo.
El también salvadoreño Roger Lindo se ha desempeñado durante más de una década como reportero y asistente editorial del diario La Opinión, mientras que su compatriota Carlos Rajo hace igual función en el diario Hoy, luego de una extensa carrera para La Opinión y La Jornada de México.
Asimismo, el nicaragüense Carlos Alvarado ha sido un baluarte de La Opinión en el mundo del beisbol y otros deportes, por casi dos décadas.
- ...MacArthur Park, en el centro de Los Angeles, punto de referencia de la Pequeña Centroamérica en el área de Pico-Union.