
Promesas de Obama y McCain NO Convencen!
MIAMI, Florida – Pese al insistente coqueteo y las promesas de los candidatos Barack Obama y John McCain acerca de retomar la reforma migratoria si uno de los dos es elegido presidente en las elecciones de noviembre, los dirigentes hispanos muestran dudas, recelos e interrogantes.
Si bien algunos otorgan a los aspirantes el beneficio de la duda, hay quienes consideran que el tema no depende exclusivamente del próximo mandatario, mientras otros piensan que falta compromiso de los partidos. Algunos más “realistas” afirman que “no creen en ellos” porque Estados Unidos tiene tantos problemas que resolver -como la economía y la guerra- que un plan migratorio no será prioridad en la agenda política.
Muy escasos detalles
A 112 días de los comicios donde los estadounidenses elegirán al sucesor de George W. Bush, los candidatos Barack Obama (demócrata) y John McCain (republicano) tienen la mirada fina en los votantes latinos y refuerzan sus discursos con la oferta de aprobar una reforma migratoria, pero cada uno con condiciones distintas.
Mientras Obama reitera que lo hará en el curso de 2009, McCain insiste en que batallará desde el primer día de su llegada a la Casa Blanca.
El demócrata sugiere un freno a las redadas para que el Congreso debata y apruebe una ley amplia que incluya seguridad fronteriza y legalización de los indocumentados.
PROMESAS
(Viene de la 1a. PAG.)
El republicano blande un plan basado en tres componentes: Seguridad en las fronteras, puesta en marcha de un programa de trabajadores temporales y luego, amarrados los dos primeros, la búsqueda de una solución para los 12 millones sin papeles, un tema que para algunos podría demorar algún tiempo.
Depende de muchos otros
No obstante las ofertas y promesas, Alejandro Fuentes, de la Asociación México Americana de Trabajadores de Nueva York, dice que el tema de la reforma migratoria, su debate y aprobación no dependerá única y exclusivamente del próximo presidente de Estados Unidos, sino que el Congreso jugará un papel clave y determinante. Por otra parte, considera que los republicanos no van a arreglar el tema de la inmigración. “No les creo”, dice. Y tampoco confía cien por ciento del papel que juegan los demócratas, en caso que ganen la elección.
“Obama representa un poco el sentir del partido demócrata, pero el partido demócrata no ha sido abierto completamente al tema de la reforma migratoria”, apuntó.
Menos de lo esperado
Fuentes dijo que “algunas figuras” del partido (demócrata) sí han batallado por la reforma migratoria, como el congresista de Illinois Luis Gutiérrez, “pero no el partido como tal. Y Sólo en algunos puntos, como por ejemplo el Dream Act”.
Al referirse a las promesas de los candidatos en las últimas dos semanas, con motivo de las convenciones anuales de la League of United Latin American Citizens (LULAC), del National Association of Latino Elected and Appointed Officials (NALEO) y del Consejo Nacional de La Raza (NCLR, el principal grupo hispano de Estados Unidos), dijo que si bien “existe un mayor interés” por parte de los demócratas por la reforma migratoria, eso no da garantías de que en 2009 se concrete.
“No lo creemos”, dijo. “Estados Unidos tiene problemas muy serios ahora. Con eso no quiero decir que el tema de la inmigración sea serio, pero la guerra, el precio de los combustibles, la economía y el desempleo, entre otros, son temas más preocupantes en este momento para los votantes”. Angelina Corona, directora de la Hermandad Mexicana de Los Ángeles, tiene una visión distinta a la de Fuentes.
“Me parece que McCain ha estado un poco más claro y preciso en la cuestión de la reforma migratoria”, dijo, pero advierte que tanto él como Obama basan sus propuestas en el tema de la seguridad nacional, en el muro, la verificación de empleo “y todo eso”.
Luego agrega: “Obama está diciendo lo mismo (que McCain)”, pero estima que a fin de cuentas “es positivo que estén tomando el tema en su agenda”.
“Sólo espero que bajo la coyuntura que actualmente vivimos, haya un cambio positivo en el 2009”.
Respecto a la garantía de que los candidatos cumplan los compromisos ofrecidos públicamente, Corona dijo que si bien ambos prometen seguridad combinada con la reforma, “tenemos que esperar para ver si cumplen, o sólo se trata de promesas para conseguir el voto de nosotros los hispanos”.
La reforma necesita tiempo
Mientras Corona espera que el tiempo avance para comprobar si Obama y McCain cumplirán o no sus promesas de reforma migratoria, en Houston, Texas, Teodoro Aguiluz, director Ejecutivo del Centro de Recursos Centroamericanos (CARECEN), se cura de espantos y dice: “Para serle sincero, no creemos que vaya a ser fácil que haya reforma migratoria en 2009. No habrá lo que están planteando los candidatos”.
Y añade: “Quizás se aprueben algunas leyes, como el Dream act o el Agjobs. Pero nosotros no creemos que vaya a ser fácil. Y aunque lo fuera, va a tomar tiempo antes que avance el debate. Y para que avance el debate, se necesita que salgamos a las calles, que vayamos al Congreso, que escribamos a los congresistas, a los senadores, y les digamos qué queremos y cómo lo queremos”.
Sobre las fechas fijadas por los candidatos para el debate, Aguiluz señaló que el plazo de Obama (de hacerlo durante el primer año de su mandato si resulta electo) “nos da el espacio para exigir el cumplimento de su palabra, nos da espacio para movernos y nos da espacio para presionar por respuestas objetivas”.
El giro de John McCain
En cuanto a McCain, simplemente dijo: “Pienso que cuando ya están en el poder, cuando están en el lugar (la Casa Blanca), cuando están dirigiendo los destinos del país, se olvidan de sus promesas”.
Aguiluz explicó que su desconfianza se fundamenta en el cambio de postura asumido por el candidato en 2007, cuando decidió aspirar a la nominación del partido. “Está cambiando bastante su posición sobre la reforma migratoria, sobre todo después de que ganó… Se inclinó hacia los grupos conservadores del partido republicano”.
Preguntado si la reforma es un tema que sólo revolverá el próximo presidente, el dirigente dijo que no y que “nuestra decisión es luchar, apretar el paso y seguir presionando. Cualquiera de los dos no lo va a hacer solo, no van a lograr aprobar la reforma por sí solos. La reforma migratoria debe ser producto de un trabajo muy amplio y con la fuerte participación de todas las organizaciones que defienden a los inmigrantes en Estados Unidos”.
Advirtió, sin embargo, al igual que Fuentes, que en 2009 habrá otros temas tan importantes, como la reforma migratoria, que inquietan a millones de estadounidenses. “La guerra, el desempleo, la economía, el precio de los combustibles, la carestía de alimentos, el abastecimiento, Irán…. Todo eso postergará el debate. Pero igual insistiremos”.
Otros, como María Nazareth González, la estudiante que en 2004 fue electa por la Revista Latina la Mujer del Año por su lucha a favor de los estudiantes indocumentados de Estados Unidos y cuyos padres fueron deportados por orden del departamento de Seguridad Nacional (DHS) en 2006, es difícil que en 2009 se apruebe una reforma amplia, “pero sí es posible que se aprueben otras legislaciones que ayuden a miles de estudiantes sin papeles”.
Mencionó, por ejemplo, el Development Relief and Education for Alien Minors Act, (Dream Act o Ley del Sueño), que de ser aprobada por el Congreso permitiría que estudiantes inmigrantes indocumentados sobresalientes que fueron criados en Estados Unidos y se graduaron de secundarias estadounidenses, reciban una residencia temporal y acudan a la universidad.
Una vez graduados, los beneficiarios -estimados en unos 65 mil cada año- recibirían la tarjeta verde o green card, y cinco años más tarde podrían iniciar el trámite de la ciudadanía.
“Pienso que se va a reabrir este debate”, dijo González. “El Dream act es una posibilidad. Ese tipo de legislación ayuda a miles de personas. Además, es algo positivo y no una amnistía. Los senadores Obama y McCain lo apoyan”.
Sobre la reforma migratoria amplia, señaló que es un tema que será debatido en los próximos años. “Lo que no sabemos es qué tipo de reforma aprobará el Congreso y promulgará el presidente”.
Promesas que valen poco
Juan José Gutiérrez, director del Center for Education and Immigration Services, en Los Angeles, California, es inmune al optimismo de González. “Yo creo en lo que hemos aprendido en los últimos años, y es que cualquier promesa política, con las mejores intenciones del mundo que pudiera tener, no significa nada”.
Agregó que para evitar que la gente se defraude después de enero de 2009 “debemos seguir trabajando, organizándonos y presionando, antes y después de las elecciones, para asegurar que el candidato que gane entienda que ésta (la reforma migratoria) no puede ser una promesa vacía, una promesa de campaña que no significa nada y que puede ser violada”.
Respecto a la posibilidad de que el Congreso debata y apruebe una reforma migratoria el próximo año, dijo que las probabilidades aumentarían “si estamos (los hispanos) organizados y sabemos presionar”.
“Si algo nos enseña la historia presidencial es que nunca se puede confiar en un político nada más porque hace una declaración y en ella asegura y dice lo que uno espera que diga”, subrayó.
Al comentar los compromisos de reforma de ambos candidatos en las últimas semanas, dijo que “un gran paso es la presencia de ambos contendientes en las convenciones de NALEO, LULAC y LA RAZA”, y que “es la primera vez en que se dignaron los candidatos a acudir a estos eventos hispanos”.
“Si lo hicieron, ya están mandando una señal. Los partidos consideran que el voto latino es el que más está creciendo y tiene peso. Ellos saben que Colorado, Florida, Nuevo México y Texas son los estados que van a decidir la elección en noviembre. Por eso nos necesitan”.
En cuanto a los planes de presión a corto plazo, Gutiérrez dijo que varias organizaciones hispanas están organizando para agosto la toma de las calles de Denver, durante la celebración de la Asamblea Nacional Demócrata que proclamará a su candidato presidencial.
“Iremos para que incluyan el tema de la reforma migratoria dentro de las 10 prioridades del partido”.
Sobre la Convención Nacional Republicana, a celebrarse en St Paul, Minnesota, dijo que también lo harían, “aunque no sé si habrá mucha gente. La mayoría de nosotros somos demócratas y queremos que el partido entienda que queremos una reforma, que se comprometa y que no nos salga como Bill clinton, que dijo mucho y nunca hizo nada durante su gobierno” (sobre la legalización de los inmigrantes indocumentados).
Debates inconclusos
En los últimos tres años el debate de la reforma migratoria ha sufrido dos importantes derrotas en el Congreso.
El primer fracaso ocurrió el 3 de junio de 2006, cuando el entonces liderazgo republicano canceló el nombramiento del Comité de Conferencia que debía armonizar dos leyes aprobadas, una por la Cámara de Representantes -el 16 de diciembre de 2005- y otra por el Senado -el 25 de mayo de 2006-.
El proyecto de la Cámara de Representantes, respaldado principalmente por republicanos, criminalizaba la estadía indocumentada y negaba la legalización de los 12 millones de indocumentados en el país.
Divididos en grupos
El proyecto de reforma del Senado, en cambio -aprobado la tercera semana de mayo de 2006-, incluía un programa de legalización sobre la base de un sistema que dividía a la población indocumentada en tres grupos y a cada uno de ellos los trata de manera diferente.
Grupo 1. Lo integraban indocumentados que llevaban cinco años o más en el país. Ellos accederían a una residencia temporal de seis años y luego a la residencia permanente. Once años más tarde podrían solicitar la ciudadanía. Se beneficiarían 7.8 millones.
Grupo 2. Lo integraban indocumentados que llevaban más de dos años y menos de cinco en el país. Ellos deberían registrarse en un puesto fronterizo y calificarían para un permiso temporal de trabajo hasta que cumplan cinco años de estadía. Se beneficiarían 3.5 millones.
Grupo 3. Lo integraban indocumentados que llevaban menos de dos años en Estados Unidos, quienes no calificarían paran ningún tipo de beneficio y deberían irse del país. Afectaría a 1.4 millón.
La tercera semana de mayo de 2007 una comisión tripartita integrada por representantes demócratas, republicanos y de la Casa Blanca (entre ellos McCain) anunció la elaboración de una nueva propuesta de reforma que incluía, entre otras recomendaciones, una compleja vía de legalización para indocumentados que se encontraban en Estados Unidos desde el 1 de enero de 2007 y carecieran de antecedentes criminales.
El Senado inició el debate el 21 de mayo, pero el 28 de junio la propuesta sucumbió ante la falta de apoyo de ambos partidos.
El plan, basado también en un fuerte componente de seguridad nacional para poner fin al tráfico ilegal, recomendaba una vía de legalización que anexaba una residencia temporal de tres años, verificación de identidad, multa de $13,500 por persona y un trámite consular en el país de origen para recibir la residencia permanente.
Lluvia de enmiendas
El último día de debate y previo a la votación final en el Senado, había más de 50 enmiendas al proyecto.
La mayoría recomendaba eliminar beneficios –como la vía de legalización- y abogaban por severos sistemas de control y seguridad para detener y deportar a los millones de indocumentados.
Los republicanos ultra conservadores criticaron el plan tripartito y la calificaron como un “desastre”.
La mayoría de los demócratas advirtió que el fracaso del debate causa alarma en el sector agrícola estadounidense en el sentido de que los esfuerzos para asegurar la frontera con México han puesto más trabas para hallar trabajadores.
“Las cosechas se están perdiendo”, agregaron.