La Decisión de EE.UU. de Cortar la Ayuda a Latinoamérica: Riesgos para la Paz, la Salud y la Migración
La decisión de suspender por 90 días la ayuda al desarrollo exterior de Estados Unidos ha dejado un impacto devastador en Latinoamérica, afectando directamente a millones de personas que dependen de programas fundamentales para su seguridad, salud y estabilidad social. Esta política, que sigue la línea de “América primero” promovida por el presidente Donald Trump, se ha traducido en el colapso de iniciativas que abordan problemas cruciales como la migración, la pobreza y el narcotráfico, sumiendo a la región en un periodo de incertidumbre.
Colapso de Programas Migratorios y Humanitarios
Una de las áreas más golpeadas por esta suspensión ha sido la asistencia humanitaria y los programas de apoyo a migrantes. En México, el cierre de refugios como el Oasis de Paz en Villahermosa dejó a cientos de personas sin acceso a servicios médicos y apoyo psicológico. Además, importantes iniciativas que apoyaban a jóvenes venezolanos LGBTQ+ fueron disueltas, afectando a una población ya vulnerable.
El cierre de las “oficinas de Movilidad Segura” que facilitaban el ingreso legal a EE.UU. desde varios países latinoamericanos también ha dejado a miles de migrantes sin alternativas legales para buscar asilo. Estos programas, que operaban en países como Colombia y Costa Rica, habían sido una vía crucial para quienes huían de la violencia y la pobreza.
Por otro lado, organizaciones humanitarias como Save the Children y Oxfam han visto reducidos sus fondos, lo que ha repercutido en zonas de alta vulnerabilidad como el Catatumbo colombiano, donde 50,000 desplazados dependen directamente de la ayuda internacional. Este desfinanciamiento no solo aumenta la pobreza, sino también el riesgo de mayores desplazamientos forzados y situaciones de emergencia humanitaria.
Retroceso en la Lucha contra el Narcotráfico y la Violencia
Otro sector gravemente afectado ha sido la seguridad regional. Con la suspensión de $125 millones destinados a combatir el tráfico de fentanilo en México, y $134.5 millones para desmantelar pandillas en Centroamérica, los esfuerzos para frenar la violencia organizada se ven seriamente comprometidos. La interrupción de programas de erradicación de cultivos ilícitos y la capacitación de fuerzas de seguridad podría fortalecer a los carteles de drogas y a otras organizaciones criminales, que operan con impunidad en varias partes de la región.
En Colombia, donde la ayuda estadounidense representa una parte clave del presupuesto de seguridad, la paralización de proyectos destinados a la reinserción de excombatientes y la protección de líderes sociales amenaza con un repunte en la violencia. En 2022, 173 líderes sociales fueron asesinados, y ahora, sin el apoyo financiero, este número podría aumentar, haciendo que la paz y la estabilidad en el país sean aún más distantes.
Despidos y Cierre de ONG
La paralización de los fondos ha llevado al cierre de importantes organizaciones no gubernamentales que operan en áreas clave de la región. En Colombia, la Fundación Ideas para la Paz suspendió todos sus proyectos, afectando a miles de empleados y colaboradores. Según estimaciones de WOLA, hasta el 60% de las organizaciones de la región podrían reducir personal o incluso cerrar sus puertas permanentemente.
Además, programas de salud pública, como los esfuerzos de lucha contra el VIH/SIDA y campañas de vacunación en áreas remotas de países como Perú, también se han visto interrumpidos, lo que pone en riesgo los avances en salud pública que se habían logrado en los últimos años.
Contradicciones y Vacío Geopolítico
Una de las contradicciones más evidentes de esta política es el impacto directo que tendrá sobre la migración. Al congelar los programas destinados a combatir las causas fundamentales de la migración, como la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades, Estados Unidos está enviando un mensaje erróneo: la medida podría, en realidad, aumentar los flujos migratorios en lugar de reducirlos. Según WOLA, la falta de desarrollo económico y de iniciativas anticorrupción podría forzar a más personas a abandonar sus países en busca de una vida mejor, justo lo que se pretende evitar.
Además, la retirada de EE.UU. de la región podría abrir espacios para que países como China y Rusia aumenten su influencia en Latinoamérica. Los expertos advierten que, si bien la administración Trump ha apostado por una política de aislamiento, las potencias extranjeras están listas para tomar ventaja de este vacío geopolítico.
Consecuencias a Largo Plazo: Inestabilidad y Daño a Alianzas Estratégicas
A largo plazo, la congelación de $2,000 millones anuales en asistencia podría frenar los avances democráticos en países clave de la región, como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Esto no solo pondría en peligro los esfuerzos por promover los derechos humanos y la estabilidad democrática, sino que también podría hacer más difícil para los países latinoamericanos combatir sus propios desafíos internos.
Colombia, considerado un aliado clave de EE.UU. en la región, es uno de los mayores afectados. El golpe a su seguridad y a los proyectos de reintegración social podría debilitar la cooperación bilateral, poniendo en riesgo una relación estratégica crucial en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado.
Respuestas y Críticas: Un Enfoque Contraproducente
La medida ha sido duramente criticada por organizaciones internacionales como Human Rights Watch, que la consideran “contraproducente”, ya que, al socavar la estabilidad en la región, se ignora el hecho de que la prosperidad global beneficia también a los intereses de EE.UU. Algunos líderes, como el expresidente keniano Uhuru Kenyatta, han sugerido que esta política podría ser un llamado a la autosuficiencia, aunque reconocen que países como Nepal y muchos de los de América Latina dependen críticamente de esta ayuda para avanzar en sus objetivos de desarrollo.
En resumen, la decisión de congelar la ayuda estadounidense a Latinoamérica no solo pone en riesgo la vida de millones de personas, sino que podría agravar las crisis que busca resolver. Desde la migración hasta la lucha contra el narcotráfico, las consecuencias de esta medida serán duraderas y podrían redefinir el papel de EE.UU. en la región, con implicaciones profundas para su seguridad y estabilidad a largo plazo.