Apoyo Nuclear de Nicaragua a Irán Profundiza su Aislamiento Internacional
Tras el conflicto armado de 12 días entre Israel e Irán, que sacudió el equilibrio de seguridad global, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha endurecido su discurso y reafirmado su alianza con Teherán, respaldando públicamente el programa nuclear iraní. Las declaraciones del mandatario nicaragüense marcan un nuevo punto de tensión entre Nicaragua y Occidente, y posicionan al país centroamericano como un actor provocador en el actual escenario geopolítico.
Ortega Justifica la Proliferación Nuclear: “Todos Deberían Tener Sus Armitas Atómicas”
Durante un acto transmitido por la televisión estatal el 23 de junio, Daniel Ortega expresó abiertamente su apoyo al desarrollo nuclear de Irán. En su mensaje, criticó las sanciones internacionales impuestas a Teherán y afirmó:
“Para que ningún país sea agredido, sancionado, invadido, bombardeado, todos los países deberían tener sus armitas atómicas”.
Aunque más adelante mencionó la necesidad de que las grandes potencias se desarmen, su intervención dejó entrever una postura ambigua y desafiante, insinuando incluso —con tono irónico— que Nicaragua también “debería tener su bombita” para ser tomada en serio por Estados Unidos.
Consolidación de una Alianza Estratégica
La cercanía entre Nicaragua e Irán no es nueva, pero se ha intensificado tras la reciente escalada militar en Medio Oriente. Ortega ha descrito a Irán como una “revolución hermana” y ha promovido acuerdos de cooperación en diversos ámbitos, desde comercio y tecnología hasta defensa y diplomacia.
Analistas internacionales advierten que este vínculo podría traducirse en una mayor penetración de intereses iraníes en América Latina, ya sea a través de infraestructura logística, plataformas de inteligencia o respaldo político en foros multilaterales.
Preocupación en Washington y Reacciones Internacionales
Funcionarios del gobierno de Estados Unidos han calificado de “alarmante” la postura del régimen sandinista. En una reciente rueda de prensa, portavoces del Departamento de Estado instaron a los países latinoamericanos a “elegir de qué lado están”, acusando a Nicaragua, Cuba y Venezuela de respaldar a un régimen que consideran patrocinador estatal del terrorismo.
“La retórica de Ortega representa no solo una provocación ideológica, sino un riesgo real para la seguridad hemisférica”, advirtió Michael Schifter, del centro de estudios Inter-American Dialogue.
Una Política Exterior de Confrontación
La reivindicación del derecho a poseer armas nucleares como mecanismo de disuasión revela un cambio de tono radical en la política exterior nicaragüense, que ahora combina elementos de retórica revolucionaria con posturas de alto riesgo diplomático.
Aunque Nicaragua no cuenta con capacidades nucleares ni infraestructura para desarrollarlas, el respaldo político explícito a la proliferación atómica y su alineación con Irán envían una señal inquietante: el régimen Ortega-Murillo está dispuesto a escalar su confrontación con Estados Unidos y la comunidad internacional.
Aislamiento Regional y Posibles Consecuencias
La nueva postura nicaragüense amenaza con profundizar su aislamiento regional. Organismos como la OEA y gobiernos de América Latina han evitado por ahora pronunciamientos directos, pero en sectores diplomáticos crece la inquietud sobre la posible instrumentalización del país por parte de actores extrarregionales.
Se anticipa que la Casa Blanca estudie nuevas sanciones económicas y diplomáticas contra altos funcionarios nicaragüenses, al tiempo que se refuerza la vigilancia sobre actividades sospechosas en el país vinculadas a aliados de Irán y Hezbollah en el continente.
Nicaragua se posiciona como uno de los pocos gobiernos del hemisferio occidental en respaldar abiertamente el programa nuclear de Irán. En un contexto de creciente tensión global, su postura no solo desafía a Washington, sino que incrementa el riesgo de una mayor polarización y vulnerabilidad regional. El discurso de Ortega, lejos de apaciguar, marca una nueva etapa de confrontación ideológica y estratégica con consecuencias imprevisibles para la seguridad en América Latina.