“El Eternauta”: La Serie de Netflix que Pone a Ricardo Darín Frente al Fin del Mundo
Una nevada mortal cae sobre Buenos Aires. Las calles se vacían, los techos se cubren de un blanco que no purifica, sino que mata. Bajo esa tormenta tóxica, un grupo de sobrevivientes se ve forzado a organizarse, resistir y confiar en quienes apenas conoce. Así comienza “El Eternauta”, la ambiciosa adaptación de la historieta argentina que, de la mano de Ricardo Darín y Netflix, se ha convertido en un fenómeno internacional.
La serie, dirigida por Bruno Stagnaro, traslada a la capital argentina una historia que combina invasión extraterrestre con crítica social, paranoia y pulsos existenciales. Pero no lo hace en escenarios genéricos o virtuales: se filmó en más de 35 locaciones reales de Buenos Aires, desde barrios residenciales hasta autopistas, escuelas, fábricas y líneas de tren, con un nivel de producción inédito para una obra latinoamericana de ciencia ficción. El resultado es una ciudad reconocible, pero alterada por el desastre, donde cada rincón se convierte en campo de batalla emocional.
Ricardo Darín interpreta a Juan Salvo, un ciudadano común convertido en líder involuntario. Su personaje no tiene poderes, solo miedo y determinación. “El Eternauta nos pone frente a un espejo a ver de qué estamos hechos”, declaró el actor. Y ese espejo no refleja solo a los personajes: interpela directamente al espectador.
Más allá de los efectos visuales y la amenaza alienígena, la serie propone una pregunta esencial: ¿cómo nos comportamos cuando el orden se quiebra? La respuesta de El Eternauta no está en la fuerza ni en la inteligencia individual, sino en la amistad, la solidaridad y la acción colectiva. “No te salvás solo”, dice Darín. “La amistad es la familia elegida, y en la serie, es lo único que sostiene la esperanza”.
La historia nace del clásico de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, una historieta que fue escrita entre 1957 y 1959 en plena Guerra Fría, y que con los años se transformó en símbolo de resistencia política, especialmente durante la última dictadura militar argentina. La serie respeta esa herencia simbólica. La amenaza exterior —los “Ellos”, como se les llama— sirve también como metáfora de opresión, autoritarismo y deshumanización.
Con seis episodios en su primera temporada, “El Eternauta” no solo ha sido elogiada por su profundidad temática, sino también por su estética visual, su ritmo narrativo y la actuación contenida pero poderosa de Darín. Su éxito ha sido tan rotundo que Netflix ya confirmó una segunda temporada de ocho episodios, actualmente en preproducción.
Desde su estreno, la serie ha encabezado el top de lo más visto en más de 20 países y se ubicó como la tercera producción global más vista en la plataforma durante su primera semana. Pero más allá de los números, ha logrado algo que pocas series de ciencia ficción consiguen: provocar una conversación sobre el presente. Sobre lo frágil que es el tejido social. Sobre lo mucho que dependemos unos de otros cuando todo se rompe.
“El Eternauta” no es solo entretenimiento. Es una advertencia, una pregunta abierta, y una afirmación rotunda: frente a la adversidad, la única salida es con otros.
