Petro Cuestiona Al Gobierno De Ecuador Pero Guarda Silencio Ante La Represión En Venezuela
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, volvió a ubicarse en el centro del debate regional al denunciar lo que calificó como una persecución política contra opositores en Ecuador, al tiempo que ofreció asilo a quienes lleguen a territorio colombiano. Sin embargo, su pronunciamiento contrasta con su silencio sostenido frente a los casos de represión en Venezuela, donde líderes opositores como María Corina Machado y Edmundo González enfrentan exilio, amenazas y restricciones sistemáticas por parte del gobierno de Nicolás Maduro.
Esta asimetría en el discurso del mandatario colombiano ha generado críticas dentro y fuera de su país, al evidenciar una postura ideologizada en su política exterior que prioriza afinidades políticas sobre principios universales de derechos humanos.
Denuncia selectiva: el caso Ecuador
El 16 de abril, Petro publicó un mensaje en su cuenta oficial de X (antes Twitter) afirmando que el gobierno de Daniel Noboa había confeccionado “una lista negra de opositores”, al tiempo que denunciaba la detención de observadores electorales colombianos durante la segunda vuelta presidencial en Ecuador.
“Hay una lista negra de opositores en Ecuador que están siendo perseguidos. El gobierno de Colombia le dará asilo a todo el que llegue a territorio colombiano”, escribió Petro, sin mencionar al presidente reelecto ni reconocer formalmente su victoria en las urnas.
La declaración también desautorizó implícitamente a su canciller, Laura Sarabia, quien horas antes había enviado un mensaje diplomático felicitando a Noboa por su triunfo electoral. La contradicción generó confusión y tensiones internas en la política exterior colombiana, al evidenciar una división entre la posición presidencial y la línea oficial de la Cancillería.
Desde el gobierno ecuatoriano no se ha emitido una respuesta formal a las declaraciones de Petro, aunque fuentes diplomáticas en Quito consideran que el presidente colombiano “está interviniendo de forma irresponsable” en un proceso electoral ya reconocido por los organismos internacionales.
Venezuela: un silencio incómodo
El contraste con la situación venezolana es evidente. Mientras en Ecuador Petro denuncia persecución y ofrece asilo, su gobierno no ha emitido hasta ahora ningún pronunciamiento sobre el exilio forzado de Edmundo González, reconocido por la oposición como presidente electo tras las elecciones de julio de 2024, ni sobre la persecución sistemática de María Corina Machado, líder opositora inhabilitada por el chavismo y actualmente en situación de clandestinidad.
Diversas organizaciones internacionales, entre ellas la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y Human Rights Watch, han documentado casos de detención arbitraria, hostigamiento y uso del aparato judicial para acallar voces disidentes en Venezuela. Algunos informes, incluso, señalan indicios de crímenes de lesa humanidad por parte del régimen de Maduro.
A pesar de ello, Petro ha mantenido una postura de prudencia o silencio absoluto, incluso cuando otros líderes progresistas de la región, como Gabriel Boric (Chile) o Lula da Silva (Brasil), han reconocido públicamente las preocupaciones por la situación venezolana.
Críticas internas y repercusiones diplomáticas
La falta de consistencia en los posicionamientos del presidente colombiano ha generado reacciones tanto dentro de Colombia como a nivel internacional. En medios colombianos, analistas políticos han advertido sobre los riesgos de una política exterior guiada más por simpatías ideológicas que por principios de coherencia diplomática.
Para la oposición venezolana, el silencio de Petro resulta particularmente grave. “Cuando callas ante la represión, eres cómplice”, dijo un asesor cercano a María Corina Machado en declaraciones recogidas por medios internacionales.
Desde sectores de la sociedad civil, se ha señalado que el ofrecimiento de asilo a opositores ecuatorianos puede convertirse en un gesto vacío si no se acompaña de una postura clara y firme frente a situaciones equivalentes o más graves en otros países de la región.
Entre la ideología y los principios: una política exterior en disputa
El episodio reabre el debate sobre el tipo de liderazgo que Petro ejerce en América Latina. Mientras se presenta como defensor de la democracia y los derechos humanos, su falta de pronunciamiento frente a los excesos del chavismo lo ha colocado en el centro de cuestionamientos por una política exterior selectiva, que parece tolerar o ignorar abusos si provienen de aliados ideológicos.
Este patrón no es nuevo. Petro ha sido crítico con regímenes de derecha en la región, como el de Nayib Bukele en El Salvador o el de Dina Boluarte en Perú, pero ha evitado confrontar públicamente a gobiernos autoritarios de izquierda. Para sus detractores, esto mina su credibilidad internacional como defensor de los derechos humanos.
Por ahora, el presidente colombiano insiste en su rol como mediador regional, pero sus gestos recientes han dejado dudas sobre si está dispuesto a ejercer ese papel con imparcialidad.