El Dominio del Crimen en México: ¿CJNG, Chapitos o La Mayiza?

En 2025, el crimen organizado en México se encuentra en un punto de inflexión. La disputa por el control territorial y la hegemonía del narcotráfico ha escalado hasta convertirse en una guerra multifrontal entre facciones históricas y emergentes. Aunque el Cártel de Sinaloa sigue siendo una referencia obligada, su fragmentación interna lo ha debilitado significativamente. En contraste, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), bajo el liderazgo de Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, se consolida como la organización criminal con mayor poder, expansión y cohesión operativa en el país.

De acuerdo con los últimos informes del gabinete de seguridad nacional, así como los mapas oficiales de criminalidad presentados al inicio del nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum, el CJNG tiene presencia en al menos 24 estados del país y ejerce un control dominante en 13 de ellos, particularmente en el centro del país. Su capacidad de operar con una estructura centralizada, combinada con una poderosa maquinaria financiera y logística, le ha permitido desplazar a antiguos actores del narcotráfico en regiones clave.

La agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) ha clasificado al CJNG como una de las organizaciones criminales transnacionales más peligrosas del mundo, subrayando no solo su poder armamentístico, sino su creciente diversificación hacia otras economías ilícitas, incluyendo el tráfico de fentanilo, la extorsión, el lavado de dinero y la minería ilegal.

En contraposición, el otrora todopoderoso Cártel de Sinaloa atraviesa un periodo crítico. Tras la detención y extradición de Joaquín “El Chapo” Guzmán, y el progresivo retiro de Rafael Caro Quintero, el liderazgo del cártel se bifurcó en dos bloques: por un lado, Los Chapitos (hijos de Guzmán Loera); por otro, La Mayiza, encabezada por Ismael “El Mayo” Zambada. Esta fractura ha generado una guerra interna con consecuencias devastadoras no solo para su operatividad, sino también para su imagen de control territorial.

Según especialistas en seguridad como Jesús Lemus y fuentes de inteligencia militar, La Mayiza mantiene mayor número de aliados y una presencia más extendida en el norte del país, pero muchas de estas zonas están en disputa constante, tanto con Los Chapitos como con grupos rivales como el CJNG, el Cártel de Santa Rosa de Lima o el Cártel del Golfo. Por su parte, Los Chapitos controlan menos territorio, pero han buscado equilibrar fuerzas a través de alianzas tácticas, incluyendo un frente inédito con el CJNG denominado Fuerzas Especiales Unión (FEU), cuyo objetivo sería desplazar a La Mayiza en el corazón de Sinaloa.

Esta alianza, aunque temporal, representa un giro estratégico en la lógica tradicional del narco mexicano, donde antiguamente las lealtades eran más estables. Hoy, la necesidad de supervivencia ha superado los códigos históricos, y las traiciones son moneda corriente. De hecho, informes de inteligencia revelan que esta colaboración entre los hijos del Chapo y el CJNG podría disolverse en cualquier momento si los intereses dejan de coincidir.

El mapa criminal de México en 2025 se puede resumir en dos grandes zonas de influencia: el norte y sur del país, donde el Cártel de Sinaloa —fragmentado y en guerra interna— aún conserva una fuerte presencia, y el centro del país, donde el CJNG ha logrado consolidar su dominio. Sin embargo, esta división geográfica está lejos de ser estática. Estados como Zacatecas, Oaxaca, Baja California y Michoacán son epicentros de conflicto donde ninguna organización ha logrado imponerse plenamente, y donde la violencia alcanza niveles extremos.

La comparación territorial y estructural es contundente:

En conclusión, el CJNG emerge como la organización criminal más poderosa de México en 2025, gracias a su capacidad de expansión, su control vertical y su estrategia de alianzas flexibles. Mientras tanto, el Cártel de Sinaloa, atrapado en una guerra interna y en un proceso de desgaste operativo, enfrenta un reto existencial que podría redefinir su rol dentro del crimen organizado en los próximos años. Pese a ello, la situación sigue siendo dinámica y el equilibrio de poder podría cambiar abruptamente si alguna de las facciones logra imponerse o si el Estado mexicano fortalece significativamente su respuesta institucional.