Familiares de ‘El Chapo’ Se Entregan Voluntariamente al FBI en San Diego: Una Jugada Silenciosa con Altas Implicaciones

Una escena inesperada y cargada de simbolismo se registró este fin de semana en la frontera entre México y Estados Unidos. Diecisiete familiares directos de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, exlíder del Cártel de Sinaloa, cruzaron la garita de San Isidro, en Tijuana, y se entregaron de forma voluntaria a agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI).

Lejos del estruendo que suele rodear a operativos vinculados al narcotráfico, el grupo cruzó discretamente a pie, cargando maletas y alrededor de 70 mil dólares en efectivo. Entre ellos se encontraban Griselda López Pérez, exesposa de El Chapo y madre de Ovidio Guzmán López, así como una hija, un nieto y varios sobrinos del capo sinaloense.

¿Quiénes son y por qué ahora?

La identidad de los entregados no ha sido oficialmente confirmada por las autoridades estadounidenses, pero diversos reportes periodísticos, incluidas imágenes captadas por el periodista Luis Chaparro, apuntan a que todos provienen de Culiacán, Sinaloa, y pertenecen al círculo más cercano del otrora jefe del narcotráfico mexicano.

Según Chaparro, el movimiento estaría relacionado con las negociaciones judiciales en curso de Ovidio Guzmán López, alias “El Ratón”, quien permanece detenido en Chicago y cuya próxima audiencia está programada para el 9 de julio. Se espera que en esa fecha Ovidio se declare culpable de cargos de narcotráfico y violencia, como parte de un acuerdo con el Departamento de Justicia de EE.UU.

¿Acuerdo silencioso?

Aunque no existe hasta el momento un pronunciamiento oficial por parte del FBI o la fiscalía, analistas y fuentes extraoficiales coinciden en que esta entrega podría estar conectada a un posible pacto de cooperación entre Ovidio Guzmán y el gobierno estadounidense. A cambio de su testimonio, Ovidio habría solicitado que se garantizara la salida segura de su familia desde Jesús María, Sinaloa, donde residen varios de sus allegados.

“El hecho de que hayan cruzado sin resistencia, sin presencia visible de agentes armados ni persecución, sugiere una operación coordinada en silencio”, explicó un exagente federal mexicano consultado por El Líder USA bajo condición de anonimato. “No es una huida. Es una entrega pactada”.

Implicaciones legales y estratégicas

La presencia de Griselda López Pérez en el grupo añade una capa de complejidad al caso. Ella figura en la lista negra de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de EE.UU., acusada de formar parte de la red financiera del Cártel de Sinaloa. Su entrega podría derivar en interrogatorios formales, colaboración judicial o incluso cargos penales pendientes.

Además, esta maniobra sugiere un posible debilitamiento de la facción conocida como “Los Chapitos”, integrada por los hijos de El Chapo, quienes hasta ahora mantenían un férreo control sobre zonas clave en Sinaloa. La necesidad de proteger a familiares directos podría indicar que enfrentan amenazas internas, fracturas o pérdida de terreno frente a otros grupos del crimen organizado.

Una reconfiguración en marcha

Desde la extradición de Joaquín Guzmán en 2017 y la muerte de varios operadores clave, el mapa del narcotráfico ha mostrado signos de fragmentación. El Cártel de Sinaloa continúa siendo una estructura poderosa, pero cada vez más dividida entre sus distintas alas: la histórica, vinculada a Ismael “El Mayo” Zambada, y la de Los Chapitos, con Ovidio y sus hermanos al frente.

Este movimiento inesperado puede marcar el inicio de una etapa de cooperación judicial estratégica, en la que los líderes criminales buscan reducir sus condenas o proteger a sus familias a cambio de información sensible para las autoridades estadounidenses.

¿Qué sigue?

Todo apunta a que el próximo gran momento será la audiencia de Ovidio Guzmán el 9 de julio, en la corte federal de Chicago. Ese día podrían conocerse detalles del acuerdo de culpabilidad y los términos de la colaboración que ha llevado a su familia a entregarse.

Mientras tanto, en Sinaloa, los analistas no descartan una escalada de violencia, ya sea como represalia o como consecuencia del reacomodo entre células delictivas rivales.

La entrega voluntaria de 17 familiares de “El Chapo” no es solo un gesto simbólico. Es una señal de que algo profundo se está moviendo en el tablero del narcotráfico, con repercusiones que podrían sentirse tanto en los tribunales de EE.UU. como en las calles de México.