Gustavo Petro Rompe con su Cautela y Califica a Nicolás Maduro como “Dictador”
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, sorprendió este martes 16 de diciembre de 2025 al abandonar su tradicional cautela frente al chavismo y calificar por primera vez al mandatario venezolano Nicolás Maduro como un “dictador”. La declaración, difundida a través de su cuenta oficial en X, marca un giro significativo en la postura pública del jefe de Estado colombiano hacia el régimen venezolano y abre un nuevo capítulo en la relación entre Bogotá y Caracas.
“En Venezuela no hay democracia cuando el poder se concentra en una sola autoridad que controla las instituciones y el destino de un pueblo”, escribió Petro. Acto seguido, añadió de forma categórica: “Eso es dictadura”. Aunque no mencionó directamente a Maduro en ese mensaje, el contexto político y temporal dejó pocas dudas sobre el destinatario de la afirmación.
Un quiebre político y retórico
El pronunciamiento fue interpretado por analistas como una ruptura clara con la línea discursiva que Petro había sostenido desde antes de asumir la presidencia. Hasta ahora, el mandatario colombiano había optado por un lenguaje prudente, defendiendo la no intervención, el diálogo regional y el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Caracas, pese a las denuncias internacionales sobre autoritarismo y violaciones a los derechos humanos en Venezuela.
El uso explícito del término “dictador”, inédito en su vocabulario presidencial respecto a Maduro, representa un quiebre retórico que podría anticipar ajustes en la política exterior colombiana. Durante los últimos dos años, Bogotá había priorizado la reapertura de la frontera, la normalización del comercio y la cooperación bilateral tras la ruptura diplomática de 2019.
Impacto en la relación bilateral
La declaración de Petro introduce un elemento de tensión en una relación que su gobierno había trabajado por reconstruir. Colombia se había convertido en uno de los principales interlocutores regionales del chavismo, incluso actuando como puente diplomático con otros gobiernos y organismos internacionales.
Expertos señalan que el giro discursivo podría responder a presiones internas, al deterioro de la situación política venezolana o a la necesidad de marcar distancia frente a un escenario regional cada vez más polarizado. También podría estar vinculado a cálculos diplomáticos de cara a la relación de Colombia con Estados Unidos y la Unión Europea.
Reacciones en Caracas
La respuesta del gobierno venezolano no se hizo esperar. El ministro de Comunicación, Freddy Ñáñez, calificó las palabras de Petro como “una muestra de desconocimiento y traición ideológica”, y acusó al presidente colombiano de alinearse con “la narrativa de la derecha internacional”. Desde Caracas se expresó malestar por lo que consideran un cambio abrupto en el tono de un aliado regional clave.
Hasta el momento, Nicolás Maduro no ha respondido directamente a la declaración, aunque medios oficiales venezolanos han minimizado el alcance del pronunciamiento.
Lecturas políticas en Colombia
En el plano interno, la reacción fue dispar. Sectores de la oposición celebraron el cambio de tono, interpretándolo como un reconocimiento tardío de la naturaleza autoritaria del régimen venezolano. En contraste, figuras cercanas al Pacto Histórico, la coalición oficialista, optaron por el silencio o por matizar el alcance de las palabras presidenciales.
El excanciller Álvaro Leyva sugirió que Petro no se refería a una condena personal, sino a una “estructura de poder concentrada”, intentando suavizar el impacto político y diplomático de la declaración. Sin embargo, el mensaje presidencial ya había marcado un antes y un después en el discurso oficial.
Un giro con implicaciones regionales
Más allá de lo simbólico, el calificativo utilizado por Petro tiene implicaciones regionales relevantes. Colombia es uno de los países más directamente afectados por la crisis venezolana, tanto por la migración masiva como por los efectos económicos y de seguridad en la frontera común. Un endurecimiento del discurso podría traducirse, eventualmente, en ajustes en la cooperación bilateral o en la postura de Colombia en foros internacionales.
El giro retórico del presidente colombiano no solo redefine su relación con Caracas, sino que reconfigura el equilibrio político regional, en un contexto donde América Latina enfrenta una renovada polarización ideológica. La pregunta ahora es si estas palabras quedarán como un gesto aislado o si anticipan un cambio más profundo en la política exterior de Colombia hacia Venezuela.
