Saturday, September 13, 2025
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¿Por Qué Algunas Personas No Sienten Afinidad Con Los Perros?

En la cultura popular se repite que el perro es “el mejor amigo del hombre”. Sin embargo, no todas las personas sienten afinidad hacia ellos. Algunas se incomodan con su presencia, otras los ven con desinterés e incluso hay quienes experimentan rechazo. Y nada de esto significa falta de empatía o insensibilidad emocional.

Psicólogos y especialistas explican que detrás de esta falta de conexión hay motivos legítimos. Para empezar, muchas veces se trata de experiencias tempranas: un niño que fue mordido o que pasó un susto con un perro puede arrastrar ese recuerdo durante toda la vida. No es extraño que, de adultos, esas personas prefieran mantener distancia.

También influye la personalidad. Quienes son más estructurados o reservados suelen evitar lo que perciben como caótico o impredecible. En ese sentido, un perro puede representar ruido, desorden o falta de control. Algo parecido ocurre con quienes tienen una alta sensibilidad sensorial o algún rasgo de neurodivergencia: ladridos fuertes, pelo en la ropa o movimientos bruscos pueden resultar incómodos. En otros casos, hablamos de fobias específicas, que están reconocidas clínicamente y que van mucho más allá de una simple falta de gusto.

La cultura y el contexto social marcan otra diferencia. En zonas rurales, por ejemplo, los perros han sido vistos históricamente como animales de trabajo, guardianes o cazadores, no como miembros de la familia. En esos entornos, la idea de tener un perro como mascota de compañía resulta ajena. Del mismo modo, crecer en un hogar sin animales puede hacer que, de adultos, no se sienta la necesidad de tenerlos cerca.

Otro aspecto interesante es cómo influye el estilo de apego que cada persona desarrolla desde la infancia. Quienes establecen vínculos seguros suelen proyectar esa estabilidad en la relación con sus mascotas, ofreciendo confianza y equilibrio. En cambio, un apego ansioso o evitativo puede generar dinámicas poco saludables: desde el hiperapego y la ansiedad por separación hasta la indiferencia. En pocas palabras, la forma en que nos relacionamos con los perros dice mucho de cómo nos relacionamos con el mundo en general.

Lo que sí está claro es que no sentir afinidad con los perros no define la empatía de nadie. Una persona puede ser profundamente sensible hacia otras causas: la familia, la naturaleza, el arte, la justicia social. El cariño y la empatía se expresan de muchas maneras, no únicamente a través del amor hacia los animales.

Romper con el mito de que “si no te gustan los perros eres frío o insensible” es necesario para entender que las preferencias humanas son tan diversas como legítimas. Al final, se trata de respetar la historia, la personalidad y el contexto de cada quien. Y así como hay quienes encuentran en los perros su mayor fuente de compañía, también existen quienes no sienten ese vínculo, y eso no los hace menos humanos ni menos empáticos.

Frank Gavidia
Frank Gavidia
Independent Journalist | Escritor enfocado en informar con propósito, conectar realidades y fomentar el diálogo en temas sociales, culturales y de actualidad.
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