Rubén Blades: “Soy de Izquierdas, Pero No de las Dictaduras”
El músico panameño Rubén Blades, leyenda de la salsa y referente intelectual de la música latinoamericana, volvió a defender la función social del arte y su independencia frente a los discursos ideológicos.
Durante su participación en el BIME (Bizkaia International Music Experience), celebrado en Bilbao, Blades reafirmó su visión crítica y humanista:
“Soy de izquierdas, pero no de la de los dictadores”.
Ante un auditorio repleto de gestores culturales, periodistas y jóvenes creadores, el artista insistió en que el arte no debe someterse a doctrinas políticas, sino reflejar la complejidad humana y las realidades sociales.
“La música tiene que servir para pensar, no para repetir consignas”, afirmó con la serenidad de quien ha atravesado medio siglo de cambios en América Latina.
El arte como crónica social
Desde los años setenta, Rubén Blades ha convertido la salsa en un instrumento de observación social y poética urbana.
Junto a Willie Colón, revolucionó el género con álbumes como Siembra (1978) y temas como “Pedro Navaja”, “Plástico” y “Buscando América”, que retrataron la vida de los barrios latinos, la desigualdad, la esperanza y el desencanto de un continente en transformación.
Su obra, más cercana a la literatura que al panfleto, ha demostrado que la música popular puede narrar el pulso de la historia sin caer en la propaganda.
“Mi responsabilidad no es dictar ideas, sino invitar a pensar”, subrayó el músico, recordando que el arte pierde sentido cuando se convierte en eco de poder.
Una voz libre frente a la ideología
A sus 77 años, Blades conserva la lucidez y la coherencia que lo distinguen.
Actor, abogado, exministro de Turismo y candidato presidencial en Panamá, mantiene una postura política independiente:
“Creo en la justicia social, en la igualdad y en la dignidad humana. Pero cuando una ideología oprime o censura, deja de ser izquierda y pasa a ser dictadura”.
Durante su intervención en Bilbao, advirtió sobre la tendencia contemporánea de medir el arte por métricas digitales antes que por su contenido:
“Hoy todo se mide en vistas, clics o ‘likes’. Pero hay que preguntarse: ¿qué estamos diciendo? ¿qué estamos dejando?”
La música en tiempos digitales
El encuentro del BIME sirvió como foro para discutir los retos de la industria musical en la era del streaming, donde la visibilidad depende de algoritmos y tendencias fugaces.
Blades reconoció el valor de las nuevas herramientas tecnológicas, pero alertó sobre el riesgo de que la música pierda su propósito humanista:
“La tecnología no es el enemigo, el problema es cuando reemplaza la verdad por el ruido”.
El artista panameño abogó por una industria más ética y reflexiva, donde la creatividad recupere su dimensión social.
“Un artista no puede ser esclavo de las modas. Tiene que decir algo que lo trascienda”, expresó.
Una conciencia latinoamericana
Rubén Blades sigue siendo una figura singular: un cantautor comprometido, pero libre de etiquetas, capaz de dialogar con el pasado y con las nuevas generaciones.
Su defensa de la democracia y su mirada crítica hacia los autoritarismos lo mantienen como una voz moral en la región, más allá de géneros y fronteras.
En un tiempo donde la música se confunde con el espectáculo y la política con la propaganda, su mensaje resuena como una lección de integridad:
“El artista tiene que escribir sobre la vida de la gente común, sus sueños y contradicciones. Solo así la música seguirá teniendo alma.”



