Residentes De Chicago Agradecen Esfuerzos Contra La Delincuencia, Pero Rechazan Envío De Guardia Nacional
La seguridad sigue siendo uno de los temas más sensibles en la ciudad de Chicago. Mientras autoridades locales y vecinos reconocen avances en programas comunitarios y de prevención, la propuesta del expresidente Donald Trump de enviar a la Guardia Nacional genera amplio rechazo en la ciudad, donde prevalece la idea de que la seguridad debe construirse desde adentro y no imponerse desde fuera.
Reconocimiento A Programas Locales
En los últimos meses, la administración de la alcaldesa Brandon Johnson ha reforzado iniciativas sociales y de prevención de violencia, enfocadas en atacar las causas estructurales de la inseguridad.
“La seguridad no se construye solo con presencia policial. Se construye con escuelas, empleos dignos y servicios de salud mental. En Chicago ya lo estamos impulsando y estamos viendo resultados”, afirmó Johnson durante un evento en el West Side.
Vecinos de barrios como Little Village y Englewood reconocen que la combinación de mayor presencia policial focalizada con programas comunitarios está generando confianza.
“Estos apoyos nos hacen sentir que la ciudad está presente”, comentó María Torres, residente de Little Village.
Rechazo A La Militarización
Frente a la propuesta de Trump de desplegar la Guardia Nacional en Chicago, la respuesta local ha sido clara. El superintendente interino de la Policía de Chicago, Larry Snelling, aseguró que no es una medida adecuada:
“La Guardia Nacional no está entrenada para el tipo de patrullaje comunitario y resolución de conflictos que requerimos. Nuestro trabajo se basa en construir confianza con los vecinos”, explicó.
Organizaciones sociales también advirtieron que la militarización podría aumentar tensiones, especialmente en comunidades que históricamente han sufrido abusos policiales y marginación.
Debate En Clave Política
El planteamiento de Trump ha abierto un debate nacional. Sectores conservadores lo presentan como una política de “mano dura” frente al crimen, mientras que líderes demócratas de Illinois y de la ciudad lo rechazan como una intromisión en la autonomía local.
“El gobierno federal puede apoyar con recursos, investigaciones y programas, pero la gestión de la seguridad corresponde a esta ciudad y a su gente”, subrayó la alcaldesa Johnson.
Perspectivas
Aunque las cifras de homicidios en Chicago siguen siendo motivo de preocupación, los reportes recientes del Departamento de Policía muestran una ligera disminución en comparación con años anteriores. Autoridades y líderes comunitarios coinciden en que el camino es consolidar estos avances sin recurrir a medidas externas que puedan revertir la confianza construida.
“Queremos apoyo, sí. Pero queremos también respeto a nuestra dignidad y a nuestra forma de enfrentar los problemas”, expresó Harold Jenkins, activista del South Side.
La situación en Chicago refleja un dilema mayor: cómo equilibrar seguridad y autonomía comunitaria en un contexto donde la violencia sigue siendo un reto, pero donde las soluciones locales parecen ganar terreno frente a propuestas de intervención federal.