Wednesday, April 23, 2025
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InicioBlogCrecen los Trastornos del Estado de Ánimo en Niños y Adolescentes: Cómo...

Los trastornos del estado de ánimo —como la depresión, la ansiedad y la irritabilidad crónica— están aumentando de forma alarmante entre niños y adolescentes, según datos recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Academia Americana de Pediatría. Lo que antes se consideraba una preocupación propia de la adultez, hoy se ha convertido en una emergencia de salud mental que afecta a millones de menores en edad escolar.

Aunque las cifras son preocupantes, también abren una puerta necesaria al diálogo: ¿cómo acompañamos emocionalmente a nuestros hijos en un entorno cada vez más exigente, digital y desconectado emocionalmente?

Una tendencia en crecimiento

Un estudio publicado en JAMA Pediatrics reveló que los diagnósticos de trastornos depresivos entre adolescentes han aumentado más de un 30 % desde 2016, con un repunte aún más pronunciado tras la pandemia de COVID-19. La ansiedad, el desgano persistente, los cambios bruscos de humor y las alteraciones del sueño se han convertido en síntomas cada vez más frecuentes en las consultas pediátricas y escolares.

“Estamos viendo a niños de 10 años con niveles de angustia que antes solo detectábamos en jóvenes adultos”, señala la doctora Miriam Soto, psicóloga clínica especializada en infancia. “Las redes sociales, la sobreexposición a estímulos digitales, la presión por rendir y el aislamiento han modificado profundamente la experiencia emocional de la niñez.”

Factores que explican el aumento

Este fenómeno tiene múltiples causas. Entre las más relevantes, los expertos destacan:

  • Cambios en la estructura familiar y en los roles parentales.
  • Sobrecarga de información digital y exposición continua a redes sociales.
  • Menor contacto humano y experiencias presenciales limitadas.
  • Elevada presión académica y escasos espacios de ocio significativo.
  • Mayor visibilidad y conciencia sobre la salud mental infantil, lo que también incrementa los diagnósticos.

Señales que deben encender la alarma

No todos los signos de un trastorno del estado de ánimo son evidentes. Algunas manifestaciones pueden pasar desapercibidas o ser atribuidas erróneamente a etapas normales del desarrollo. Entre los principales signos de alerta se encuentran:

  • Cambios bruscos en el apetito o el sueño.
  • Aislamiento social repentino o sostenido.
  • Irritabilidad persistente, llanto frecuente o reacciones desproporcionadas.
  • Pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban.
  • Disminución del rendimiento escolar sin causa académica clara.
  • Quejas físicas frecuentes sin diagnóstico médico específico.
  • Expresiones negativas o autocríticas sobre sí mismos o sobre la vida.

¿Qué pueden hacer padres y educadores?

Frente a este panorama, la prevención y la intervención temprana son claves. Estas son algunas estrategias que pueden marcar la diferencia:

  1. Fomentar la comunicación abierta y empática. Crear espacios de conversación donde el niño o adolescente se sienta escuchado sin juicio es esencial para su salud emocional.
  2. Establecer límites sanos con la tecnología. Reducir el tiempo frente a pantallas, especialmente antes de dormir, ayuda a mejorar el estado de ánimo y la calidad del descanso.
  3. Estructurar rutinas claras y previsibles. Las rutinas brindan contención emocional y ayudan a generar un entorno de seguridad en casa.
  4. Estimular actividades físicas, creativas y sociales. Deportes, arte, juegos al aire libre o simplemente conversar son formas saludables de procesar emociones.
  5. Acudir a profesionales cuando sea necesario. No se debe postergar la ayuda psicológica. Detectar y tratar a tiempo un trastorno del estado de ánimo puede evitar consecuencias a largo plazo.

Una urgencia silenciosa

La salud mental infantil no es un tema menor. A menudo, los niños no tienen las herramientas para expresar lo que sienten, pero sí sufren sus efectos. Si no les damos el lenguaje, el tiempo y la atención que necesitan, esos malestares pueden consolidarse en heridas emocionales profundas.

Por eso, el aumento de los trastornos del estado de ánimo no solo debe preocuparnos: debe movilizarnos. Educar emocionalmente, acompañar desde el afecto y permitir que los menores nombren lo que les duele es, en el fondo, una de las tareas más humanas y urgentes de esta generación.

Frank Gavidia Salas
Frank Gavidia Salas
Escritor. Dedicado a transmitir historias e ideas que invitan a la reflexión y al conocimiento, con el propósito de abrir espacios para el diálogo sobre temas de actualidad, cultura y espiritualidad.
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