La ciudad de Nueva York enfrenta una nueva barrera en su ya compleja crisis habitacional: el encarecimiento de los materiales de construcción provocado por los aranceles del 25% sobre el acero y el aluminio, reactivados por la administración Trump en marzo de este año. El impacto ya se siente con fuerza en dos de los distritos más dinámicos en materia de desarrollo inmobiliario: Manhattan y el Bronx, donde se proyectan las subidas de alquiler más pronunciadas.
Los distritos más vulnerables a la presión de los costos
Según datos de Realtor.com, Manhattan y el Bronx registraron los mayores aumentos en permisos de construcción para viviendas multifamiliares entre 2019 y 2023, con un crecimiento del 24,6% y 24,2% respectivamente. Esa intensa actividad constructora, que buscaba responder a una demanda en constante expansión, ahora se convierte en su mayor debilidad frente a la actual crisis de costos.
La economista urbana Jiayi Xu advierte que los altos precios del acero y el aluminio están ralentizando el inicio de nuevos desarrollos y poniendo en pausa proyectos ya planificados. “El aumento en los costos de construcción puede tener un efecto disuasivo, afectando la oferta futura de viviendas y, en consecuencia, presionando los precios de alquiler al alza”, explicó.
Alquileres en ascenso: cifras y proyecciones
En el primer trimestre de 2025, el alquiler promedio en la ciudad de Nueva York alcanzó los $3,397 mensuales, lo que representa un incremento del 5,6% en comparación con el año anterior. Manhattan lideró esta subida, con un alquiler medio de $4,495, mientras que el Bronx, aunque con un aumento más moderado del 0,7%, se encuentra en riesgo de sufrir mayores alzas si la oferta de nuevas unidades continúa estancada.
La escasez de desarrollos multifamiliares no solo encarece los precios, sino que agrava la competencia por unidades existentes, reduciendo las posibilidades de acceso a vivienda asequible, especialmente para familias trabajadoras y comunidades inmigrantes.
Un impacto desigual, pero creciente en toda la ciudad
Aunque otros distritos como Brooklyn, Queens y Staten Island también han sentido los efectos de los aranceles, su menor actividad reciente en permisos de construcción los coloca en una posición algo más estable. No obstante, la continuidad de las tarifas amenaza con desincentivar la inversión en toda la ciudad, exacerbando una crisis que se arrastra desde la pandemia.
Desde 2020, el alquiler medio en Nueva York ha aumentado más de un 18%, lo que equivale a $521 adicionales por mes para los inquilinos. El repunte actual, vinculado directamente a las políticas comerciales federales, suma presión a un mercado que ya estaba al límite.
Preferencia por espacios más pequeños y desafíos estructurales
El informe de Realtor.com también revela una creciente preferencia por unidades más pequeñas, como estudios y departamentos de uno o dos dormitorios, cuyo alquiler subió un 7,2% solo en el primer trimestre del año. Esta tendencia refleja tanto un cambio en el perfil del inquilino como la imposibilidad de acceder a viviendas más amplias.
En respuesta, el gobierno estatal ha anunciado nuevas iniciativas de vivienda asequible y la creación de fondos para estimular la construcción. Sin embargo, el impacto de los aranceles sobre los costos de materiales sigue siendo un obstáculo estructural que limita el alcance de estas medidas.
Una presión creciente en los márgenes urbanos
Manhattan y el Bronx, históricamente opuestos en su perfil socioeconómico, comparten hoy un mismo desafío: lideran el aumento de alquileres en la ciudad más cara del país. La combinación de alta demanda, oferta restringida y una política comercial que encarece la construcción amenaza con ampliar la brecha habitacional y desplazar a los sectores más vulnerables.
La crisis de vivienda en Nueva York no es nueva, pero con cada tarifa, cada proyecto detenido y cada incremento mensual, se vuelve más aguda. Y para muchos, la pregunta ya no es cuánto cuesta alquilar… sino si aún es posible quedarse.